Prueba a fondo de la Yamaha MT-09

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Prueba a fondo de la Yamaha MT-09
Ramón López
Ramón López
Si lo tuyo son las emociones fuertes, ésta es tu moto. ¿Que 115 CV te parecen pocos? Yo que tú no me dejaría confundir por la frialdad de las cifras, porque te llevarían a engaño. La potencia declarada no te va a parecer poca precisamente después de subirte a esta Yamaha. Ni te imaginas lo que esta tricilíndrica te tiene preparado.


Ligera, ágil, deportiva si así lo quieres o dispuesta a transmitirte la tranquilidad y relax de un paseo aprovechando la zona baja del motor. Si lo piensas bien, esto es lo que debería transmitirnos cualquier moto digna de ser llamada de esta manera, pero con tanta especialización y ramificación existente en el mercado, al final no se puede ser todo sin pecar en algún detalle concreto.

Así, Yamaha ha tomado las riendas de la situación para crear un concepto nuevo, o no tanto en realidad pero sí cargado de una profunda personalidad reflejada en dos letras: MT. La Yamaha MT-09 podría definirse como una especie de estilo libre que no se decanta por nada en especial aunque, al mismo tiempo, flirtea con un elevada dosis de deportividad; no el máximo que pueda otorgársele a una naked, pero sí lo suficiente como para aderezar una moto de lo más atractiva en este sentido. Así fueron las primeras MT-03 y MT-01, monocilíndrica y bicilíndrica respectivamente. ¿Se supone por ello que esta MT-09 representa el término medio entre ambas? Supongo que sí, aunque si tuviera que decantarme por una de las tres, a falta de la MT-07 aparecida en el último Salón de Milán, me quedaría con la tricilíndrica. Da igual de lo que hables, del punto que quieras destacar en ella, siempre será protagonista. ¿Te gustan los diseños agresivos? Aquí lo tienes, arriesgado pero atractivo? o eso me transmite a mí. ¿Y qué tal una ergonomía que evite pensar en dolores de espalda o traseros cuadrados después de una mañana de no bajarte de la moto? También la tienes, aunque con ciertos matices que más abajo pasamos a detallar. ¿Y qué tal si contamos con un motor con carácter, pero poco «bebedor» para no fundir los ahorros cada vez que salimos a disfrutar con ella? Con esta MT lo tienes casi, casi al pie de la letra. Todo es mejorable y esta Yamaha lo corrobora, pero acertar con una moto tan arriesgada como ésta no creo que sea tan fácil. Desde luego creo que en gran medida lo han conseguido.

Para comenzar, olvídate de cualquier referencia «triple»; lo digo lógicamente por el motor. No hay muchas «tri» en el mercado, pero todas ellas marcan un camino particular, compartiendo pocos detalles entre sí. En el caso de esta nueva MT tal vez se haya ido un poco más allá, otorgándosele un carácter definitivamente fuera de lo común incluso entre sus iguales.

 Yamaha MT-09

Un claro ejemplo de ello lo encontramos en el motor, tan inmediato como agresivo y divertido. Hay muy poco desfase entre el mínimo giro del gas electrónico y la respuesta del tricilíndrico. Algo que notarás de forma especial en las marchas más cortas, donde esta Yamaha se muestra especialmente nerviosa por querer subir de vueltas tan pronto como tú le pidas… o incluso antes. Así, no es de extrañar que el mínimo juego con el acelerador se convierta en bruscos tirones de transmisión final, especialmente, como te digo, en primera, segunda o tercera. De hecho, la regla del «uno por encima» viene a la perfección para esta moto: si en la rotonda de siempre entras en segunda, con la MT-09 será más conveniente hacerlo en tercera; con ello evitas molestos tirones de transmisión. Además, no te preocupes por la disponibilidad de par al salir, tienes de sobra, sin tirones ni vibraciones. El eje de balance mantiene el motor lo más lineal posible para que lo único que deba preocuparte es dónde colocar la moto para abrir gas.

Y es que la suavidad general del tricilíndrico en línea es toda una delicia, a lo que se suma el tacto de la suspensión. Sólo he encontrado un comportamiento mejorable apretando mucho más de lo debido el ritmo por carreteras de montaña. En ciudad, por ejemplo, los baches habituales son engullidos por la suspensión de esta Yamaha con una facilidad pasmosa, y apenas echas en falta un detalle para acercarte a lo ideal: la dirección gira muy poco. Luchas constantemente con los topes de lado a lado y necesitas espacio de sobra para maniobrar en calles atestadas de coches€ Algo de lo que no resulta fácil disponer siempre; vamos, que casi nunca lo tienes a tu alcance.

 Yamaha MT-09

Pero si te hablaba de lo dulce del motor, de su respuesta inmediata y a veces hasta agresiva, también hay que hacer referencia al cambio. Cuando insertas la primera velocidad el ruido es excesivo. Las motos que tengas alrededor se te quedarán mirando por lo escandaloso del «clonck» emitido. Lo curioso es que más arriba, o incluso bajando marchas, apenas notas ruidos o molestias en el engranaje de cada velocidad. Sólo bajando marchas próximas al punto muerto aparecen ciertas asperezas, aunque depende del régimen de giro al que lo hagas. Al final terminas acostumbrándote e incluso he llegado a cambiar subiendo desde tercera a sexta sin emplear el embrague que, por cierto, tampoco es un prodigio en recorrido: demasiado escaso y nada fácil de modular, especialmente en frío.

Otra de las virtudes de esta Yamaha es lo bien que se ha logrado concebir la ergonomía, aunque también resulta mejorable. Comencemos por lo positivo, ya que no habrá problemas para llegar con ambos pies al suelo con independencia de tu altura con esta Yamaha. La clave la encontramos en una unión entre el depósito y el asiento muy estrecha. Parece que tiene una «cintura de avispa» y no solo lo demuestra en marcha con una excelente agilidad, sino también en detalles como éste. Sólo molesta la tapa del embrague por el costado derecho, pero prefiero la seguridad que te da plantar bien los pies a este detalle sin importancia. En marcha y con ambas extremidades apoyadas en los estribos, las piernas queda demasiado flexionadas al situarse un tanto altos y atrasados para no rascarlos con el suelo. Efectivamente, resulta difícil hacerlo, pero algo de confort sí se ha perdido por ello.

Si en ciudad, y salvo pequeños inconvenientes, se desenvuelve como pez en el agua, en carreteras de segundo orden demuestra su capacidad camaleónica para adaptarse al terreno sin que tengas que poner mucho de tu parte. Aquí las suspensiones también han estado de mi lado y aunque decidí endurecer un poco la extensión, sin embargo no me resultó rebotona en ningún momento; todo lo contrario, absorbe tan bien las irregularidades que parece que he estado conduciendo una trail más que una naked. Punto a su favor. Ahora bien, en el momento que tiras de frenos en exceso, fácil de conseguir aplicando un solo dedo sobre la maneta derecha, el hundimiento de la horquilla no favorece un pilotaje brusco, momento en el que tuve que recordar que debía devolver la moto «sana y salva» a Motos Cortés, el Concesionario Oficial Yamaha de Madrid.

 Yamaha MT-09

En efecto, esta MT-09 no es amiga de pilotajes salvajes en frenadas y aceleraciones, donde finalmente termina por descolocarse demasiado al contar con tanto mordiente y tanto par desde muy abajo. Sin embargo, si consigues adelantar acciones y minimizar riesgos es cuando, probablemente, esta Yamaha se muestre como una de las naked más seguras y divertidas que te puedas encontrar en una carretera de firme cambiante. Si la situación varía al tiempo que lo hace el color del asfalto, con esa tonalidad oscura que parece decirte que puedes tumbar y acelerar sin tener que preocuparte por la pérdida de agarre, la tricilíndrica saca el genio que lleva dentro con un motor tan elástico como inmediato, tan potente como necesitas siempre que evites largas rectas entre virajes y un aplomo en ocasiones dudoso por lo sueltas que parecen trabajar las suspensiones. En cambio, la agilidad en curvas enlazadas me recuerda al comentario que te he hecho más arriba, aquello de la «cintura de avispa» ¡Es que es verdad! Además, lo ancho del manillar te permite cambiarla de lado casi sin pensarlo y sólo al estirar la suspensión y volver a comprimir encontrarás problemas de estabilidad. La solución, como casi siempre en la vida, es hacerlo todo con «muuuuuucho» cuidado, hilando fino, haciéndote valer de la enorme retención del motor cortando gas en vez de abusar del freno delantero, cambiando de lado a lado ayudándote con el cuerpo en la transferencia de masas, la cabeza apuntando hacia dentro de la curva… En definitiva, disfrutando de una moto fantástica por lo brioso de su potente y elástico motor, la agilidad de un peso bien repartido y contenido, así como una parte ciclo que acompaña siempre que tengas claro qué hacer en todo momento.

 Yamaha MT-09

En otras carreteras menos reviradas, la escasa protección frontal invita a tomarte las cosas con calma. El motor está limitado para no ir más allá de los 224 km/h indicados, por lo que tanto en quinta como en sexta notarás un ligero corte de inyección que te impedirá ir más lejos y, de paso, salvaguardar tus cervicales. La pequeña cúpula que monta la moto de pruebas es opcional y gracias a ella he podido llegar al techo impuesto electrónicamente agachándome sobre el depósito y buscando, al mismo tiempo, cobijo tras el minúsculo cuadro de instrumentos. Por cierto, en él resulta complicado ver la «zona roja digital», que es además justo el punto donde más se estrechan las barras€ Aquí se echa en falta un flash de sobrerrégimen, o un led que te indique la proximidad del corte.

De modo que cuanto más rápido circules por carreteras de largos curvones mejor comprobarás los «shimmies» con los que te propina esa suspensión más bien «blandita». Pero como te digo, no resulta muy conveniente llevarla al límite en estas circunstancias tanto por protección como por comportamiento dinámico; algo que se complica todavía más si te azota el aire.

Creo que no es justo juzgar esta Yamaha en ambientes hostiles. Como buena naked, no puede deshacerse de inconvenientes inherentes a su ser, pero hay que decir que algunos de ellos los salva de maravilla. No creas que por ahorrar costes se han empleado unos frenos de saldo, porque precisamente ha sucedido lo contrario… No es más que un ejemplo del cariño con el que se ha tratado a esta MT-09, ¿o cómo te explicas que la firma de Iwata haya fabricado un motor completamente nuevo para ella? Imagino que será la primera de una larga estirpe de tricilíndricas con mucho carácter. Veo este motor en una deportiva ligera y muy divertida, o en una trail multiusos, o… Un acierto, lo mires por dónde lo mires.

 

Yamaha MT-09