BMW C600 Sport y 650 GT frente a sus rivales
Creo que soy de los primeros afortunados en saber qué se siente a los mandos de los tres scooters más novedosos e interesantes de los úlimos tiempos. Me subí al nuevo TMax 530, -campeón en título- en esto de los scooters tras una prueba intensa que pudiste ver en estas mismas páginas, para posteriormente realizar un nuevo test que os mostraremos en el siguiente número de Fórmula Scooting a la venta a finales de este mes. Además, según devolví el Yamaha, cogí el Honda Integra, un scooter-moto revolucionario en su concepto que con su nueva transmisión con caja de cambios automática de doble embrague y su ciclo -casi- de moto es, realmente, distinto a cualquier cosa anterior o actual. Otro artículo que podrás ver en las páginas de nuestra revista.
Y escribo esto el mismo día de la presentación de los dos -aspirantes-, los BMW C600 Sport y C650 GT, de los que me acabo de bajar no hace más de 15 minutos. Primera conclusión: cuando BMW hace algo nuevo lo hace bien a la primera.
BMW C600 Sport frente al Yamaha TMAX 530
Tengo recuerdos -bien fresquitos- del TMAX. Es un scooter muy bien terminado, rápido, estable y muy noble, cuya mejor virtud es la polivalencia absoluta. Igual de bien te lleva todos los días al trabajo que te divierte en tu carretera de curvas preferida. La última versión, además, ha profundizado en esas virtudes, lo que hace de él la referencia a batir. El BMW C600 Sport es el rival más duro al que se ha enfrentado nunca, sin duda.
Aproximadamente son del mismo tamaño, aunque el BMW, en parado, pesa más que el TMAX y se nota. En marcha la cuestión es distinta y en ciudad es prácticamente tan ágil como el Yamaha. Quizá en curvas ya muy reviradas el manillar más alto y la postura de conducción hace que el BMW sea un poco (muy poco) menos ágil y rápido a la hora de cambiar de dirección. A cambio, el motor del BMW se siente más potente, con más empuje todavía a cualquier régimen.
El C650GT frente al Honda IntegraEl C650 GT me recuerda más al Honda Integra, aunque las diferencias de concepto son evidentes: uno es un scooter GT sin muchas más contemplaciones, quizá más enfocado hacia aquellos que elegirían un Burgman 650 y el Integra es medio moto – medio scooter, versátil y original como pocos vehículos de dos ruedas.
El BMW es un aparato grande. A pesar de que el chasis y la mecánica son las mismas que en el Sport, una posición de conducción más -de sillón- y una carrocería grande marcan diferencias. Es un scooter cómodo en autopista, rápido y muy lujoso, mientras que el Integra, con su parte ciclo de moto es bastante más ágil en ciudad o en curvas. Sin embargo, los 60 CV del BMW se notan y, a pesar de que el cambio automático del Integra aprovecha pero que muy bien la potencia disponible, el BMW tiene un empuje que llama la atención. El Honda, sin embargo, con su motor con zona roja a 6.500 rpm y aunque corre más de lo que uno se cree en principio, no transmite sensaciones deportivas, lo que hace que si buscas -diversión-, encuentres en cada uno de ellos distintas sensaciones: por chasis, el Honda; por motor, el BMW.