Volando a las hoces, en busca del Duratón

Honda SW-T400

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Honda SW-T400
Fórmula Moto
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Honda SW-T400

Adiós a la rutina urbana diaria, ante ti se abren un sinfín de carreteras que recorrer, plagadas de curvas, rectas y maravillosos paisajes y pueblos de los que poder disfrutar. Para esta ocasión y movido por la inquietud de descubrir nuevos lugares, decido planificar una ruta por la provincia de Segovia para conocer un paraje para mí desconocido hasta este día, La Hoces del Duratón.

Tan novedoso es mi destino, como lo es mi compañero de viaje; te doy unas pistas. Es una de las últimas incorporaciones del catálogo Honda y se posiciona dentro del segmento de los Gran Turismo, ¿quieres saber más? Es el único scooter de 400 cc del mercado que equipa un propulsor bicilíndrico y viene avalado por una de las sagas con más renombre, los Silver Wing. Ya lo tienes, ¿verdad? Pues claro, es el nuevo SW-T 400. Tras varios años compartiendo imagen con el modelo de 600 cc, el Silver Wing de 400 sufre un profundo lavado de cara en el terreno estético. Ya iba siendo hora de cambiar de imagen para plantar cara de tú a tú a sus compet idores…aunque con un as bajo la manga, un cilindro más.

Lo bueno de estas salidas «domingueras» no es elegir el itinerario más rápido, ni el más corto, sino el más divertido.
Honda SW-T400

Abandonamos Segovia en una fresca mañana de verano, mientras vemos alejarse el Alcázar en nuestro retrovisor.

De Segovia a la sierra Madrileña

El punto de partida elegido para nuestra ruta es la histórica ciudad de Segovia. Antes de iniciar la marcha, no puedo evitar pararme unos segundos para admirar el profundo trabajo realizado en modificar la imagen del SW-T. Ahora, presenta un aspecto más actual con ciertos matices deportivos reflejados en el nuevo diseño de su doble óptica frontal, frente a la sobria imagen de su predecesor. Dejamos atrás la ciudad del acueducto en dirección al puerto de Navacerrada. Lo bueno de estas salidas «domingueras» es no elegir ni el itinerario más rápido, ni el más corto, sino el más divertido. En los primeros compases del viaje, me doy cuenta de la fantástica ergonomía de este scooter. La postura de conducción es muy acertada y también la ubicación de los mandos, invitando a recorrer largos kilómetros sin descanso.

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La estabilidad es uno de los aliados del nuevo

SW-T 400 mientras subimos a Navacerrada.

A escasos kilómetros de Segovia nos encontramos con la localidad de La Granja de San Ildefonso. Una vez allí, es aconsejable visitar el palacio de retiro de Felipe V y sus jardines, con su gran colección de fuentes. Sin embargo, estoy tan complacido con el comportamiento de este scooter que decido «ponerla en apuros» en las reviradas carreteras del puerto. Comienza la ascensión y parece que este SW no quiere dejar de complacerme, la estabilidad es uno de sus fuertes y, pese a su tamaño, se muestra ágil y manejable hasta en curvas enlazadas. Únicamente en algunas más retorcidas, como las «Siete Revueltas'» se muestra algo más torpe debido a su gran distancia entre ejes. Por otro lado, al salir de las más lentas, la respuesta del puño del acelerador es excelente, empujando muy bien desde abajo. Una vez en Navacerrada (1.860m) realizamos una parada técnica, un reconfortante café nos ayuda a aclimatarnos a las alturas pues, aunque estamos en pleno agosto, es temprano y la mañana se ha levantado algo fresca.

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La Plaza Mayor de Pedraza, un buen lugar para disfrutar del fin de semana.

Continuamos nuestro itinerario hacia el Puerto de Cotos, en un tramo con unas excepcionales vistas hacia el valle de Valsaín. La carretera está casi desierta y me llama la atención el silencio y es que el bicilíndrico del SW emite un suave y agradable susurro que me permite escuchar todos los sonidos de la montaña. Además, el nivel de vibraciones es extremadamente bajo, por lo que la sensación de confort aumenta.

Descendemos hacia la localidad de Rascafría por uno de los tramos más bonitos. La carretera transcurre a través de un impresionante bosque de pinos silvestres, sus elevadas copas mantienen en sombra muchas zonas de la carretera que nos hacen extremar las precauciones, ya que podemos encontrar algo de humedad a nuestro paso. Aunque existe una versión con ABS, esta unidad sólo equipaba un sistema de frenada combinada, una elección muy acertada y muy de agradecer cuando hay que actuar con tiento sobre los frenos.

Nos detenemos en Santa María del Paular para visitar el Monasterio. Sus claustros, la iglesia y sus patios, son una auténtica joya escondida en la sierra de Guadarrama. La ventaja de viajar con un scooter de estas características es la comodidad que ofrecen a la hora de hacer turismo. ¡Fuera cascos!, el magnífico hueco debajo del asiento nos permite guardar dos integrales y algo más, por lo que en nuestras visitas no nos tenemos que preocupar de nada.

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Cruzamos a Segovia

Tras la visita, continuamos el recorrido y ante nosotros aparece el Embalse de la Pinilla, lo que significa que ya estamos en Lozoya. Allí tomamos el desvío hacia el solitario Puerto de Navafría, escenario elegido también por multitud de ciclistas de la provincia. La ascensión discurre por una sinuosa carretera, con buen asfalto y con unas fantásticas vistas del embalse y más lejos, la Sierra de la Morcuera. Ahora toca bajar y el estado de la carretera cambia notablemente, algo bacheada y con gravilla en algunas zonas.

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En Navacerrada, la Venta Arias es un clásico lugar donde coger fuerzas tras el ascenso al puerto.

Nuestro compañero se mantiene en sus trece, las suspensiones filtran a las mil maravillas las imperfecciones del firme y su bajo centro de gravedad nos permite mantener el control en todo momento. Ya que realizaba el viaje acompañado, decidí endurecer en dos puntos los amortiguadores traseros, para evitar posibles rebotes ante los baches.

Camino de Pedraza, tomamos durante unos kilómetros la N-110, donde el SW-T vuelve a poner de manifiesto todas sus dotes de GT. La protección que ofrece su gran parabrisas aumenta esa sensación de confort de la que hablaba antes. Además, las grandes proporciones de su plataforma, te permiten estirar las piernas y cambiar de postura, mientras que el respaldo del asiento ofrece un fenomenal descanso a tus lumbares cuando llevas unos cuantos kilómetros. Y qué decir del puesto del pasajero, también con respaldo y un par de asas laterales donde agarrarse.

La carretera está casi desierta y me llama la atención el silencio y es que el bicilíndrico del SW emite un suave susurro que me permite escuchar todos los sonidos de la montaña.

La pintoresca villa de Pedraza merece una visita, aunque lo que no me imaginaba (diréis que soy un «pardillo»), es que nos íbamos a ver metidos en un atasco en un pueblo medieval, debido a la gran cantidad de visitantes que acuden en tropel los fines de semana. Tras un corto paseo y movidos por el magnífico olor a asado que inunda las calles de la villa, retomamos nuestro viaje hacia Sepúlveda.

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Junto al antiguo potro de herrar en la localidad de Lozoya; afortunadamente nuestro «corcel» monta unas gomas que lo agarran perfectamente al suelo.

Allí nos espera un reconfortante lechazo asado. De vuelta a nuestro scooter, no puedo evitar volver a elogiar sus pequeños detalles. Mi actual moto es una naked y no cuenta con unas guanteras tan prácticas como las del contra-escudo del SW, donde puedes dejar a mano un mapa o la cámara de fotos. Pero ¡ojo!, aunque la del lado izquierdo cuenta con cerradura, la del derecho no.

El asiento del SW era lo más parecido al sofá orejero de mi casa y, a ritmo relajado, retomamos nuestra ruta hacia el Parque Natural del río Duratón.

El paisaje ha cambiado, los escarpados montes de la sierra han dado paso ahora a un campo puramente castellano. Las reviradas carreteras se han transformado ahora en rectas, enlazadas por curvas rápidas, donde me maravillo del excepcional binomio que forman el chasis y su equilibrado equipo de suspensiones, que confieren un gran aplomo al vehículo. Con estas aptitudes, llevarlo por autovía, incluso a velocidades fuera de lo legal, debe ser una delicia. Por fin Sepúlveda, donde vamos a degustar uno de los manjares del pueblo segoviano, el lechazo.

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En el Parque Natural de la Hoces del Duratón encontramos estampas tan bellas como esta, con la Ermita de San Frutos al borde del precipicio.

Las Hoces del Duratón

El Parque Natural de las Hoces del río Duratón está enclavado en la provincia de Segovia, cerca de la localidad de Sepúlveda. La denominación de las ‘hoces’ se debe a la erosión fluvial que el cauce del río Duratón ha originado sobre la roca caliza, dando lugar a múltiples cañones entre los que fluye el río que, en ocasiones, llegan a los cien metros de altura.

Uno de los mayores atractivos, a parte de la espectacularidad del paisaje, es la gran diversidad animal y vegetal, motivo por el cual se ha declarado a esta zona Parque Natural. Destacar, entre otras, la presencia de grandes comunidades de buitres leonados que anidan en los huecos de los cortados y a los que podemos observar fácilmente en sus interminables vuelos sobre nuestras cabezas. También es interesante visitar monumentos como la Ermita de San Frutos o el Monasterio de la Hoz, ambos situados al filo del acantilado y desde donde poder disfrutar de unas magníficas vistas.

Ermita San Frutos

Cochinillo vs. Lechazo

Entre la variada oferta gastronómica de la provincia de Segovia encontramos dos exquisitos manjares: el cochinillo y el lechazo, ambos asados. Nosotros, aprovechando la visita a la villa de Sepúlveda considerada capital del mundo del cordero lechal asado, nos inclinamos por esta opción. El secreto de su elaboración radica en la «ausencia de secreto»: lechazo churro, manteca, sal y un horno de leña.

Cochinillo vs. Lechazo

La ciudad medieval de Sepúlveda es parada obligada antes de sumergirse en el paraíso natural de las Hoces.

Son muchos los restaurantes de la villa que cuentan con este plato entre sus especialidades, por lo que es difícil no acertar con la elección. Para acompañarlo, una buena ensalada y un buen vaso- de agua, que toca conducir.

San Frutos y Cuéllar

No soy amigo de grandes comidas cuando viajo en moto porque tras la sobremesa apetece relajarse en un sofá, pero dadas las circunstancias, el asiento del SW era lo más parecido al sofá orejero de mi casa y, a ritmo relajado, retomamos nuestra ruta con destino a uno de los lugares más bellos del Parque Natural del río Duratón. Al llegar a la localidad de Villaseca, tomamos un pequeño camino de tierra, no muy adecuado para nuestra montura, pero acertado por ofrecer uno de los paisajes más bonitos de toda la ruta. Tras recorrer unos kilómetros llegamos a la Ermita de San Frutos.

La ermita, que se encuentra asentada justo al filo de uno de los meandros que forma el curso del río Duratón, comenzó como una primitiva construcción visigótica sobre la que más tarde, en el siglo XII, se realizaron una serie de añadidos pertenecientes al románico. Las vistas desde allí son espectaculares, ya que su ubicación al borde de los acantilados permite admirar en toda su plenitud la erosión ejercida por el curso del río sobre la piedra y las sinuosas curvas que se forman. Otro de los atractivos de este paraje es la gran cantidad de aves que surcan el aire, como el buitre leonado, capaz de mantenerse planeando durante horas utilizando las corrientes aéreas como único método de propulsión.

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Confort y comodidad a raudales, el comportamiento del SW-T en carretera abierta es intachable. Tanto su acertada ergonomía como la perfecta protección del parabrisas nos hacen olvidar, a veces, que viajamos sobre dos ruedas.

El esfuerzo ha merecido la pena.

Volvemos sobre nuestros pasos hacia Villaseca para remontar el río Duratón hacia la pequeña localidad de San Miguel de Bernuy, a los pies del Embalse de las Vencías, casi hasta arriba de su capacidad gracias a todas las lluvias que hemos tenido a lo largo del año.

Tras atravesar las localidades de Fuente el Olmo de Fuentidueña y Torrecilla del Pinar, tomamos la carretera SG-205 con dirección a Cuéllar, donde decidimos poner punto y final a esta ruta estival.

En los últimos compases de la ruta, circulando por una recta carretera, reflexiono sobre las sensaciones que me ha brindado este scooter. Me ha cautivado el comportamiento de su motor «twin», algo que le sitúa a la cabeza frente al resto de sus competidores, un poco más ruidosos y carentes de la suavidad del bicilíndrico. Pero lo que más me ha gustado ha sido la comodidad, a veces, mientras fijaba la vista en su cuadro de instrumentación de inspiración automivilística, me parecía que viajaba en un coche, o no-¡mejor que en un coche!

A veces, durante la ruta me parecía que viajaba en un coche, o no… ¡mejor que en un coche!

Solo he recorrido con él la provincia de Segovia, pero sé que sería un compañero fiel para largos viajes, hasta fuera de nuestras fronteras. Pero es que, además, es un excelente aliado para el día a día. ¡Perfecto!

Equipamiento

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Práctico.

Bajo su asiento encontramos un amplio hueco donde poder alojar, además de dos cascos integrales, alguna prenda de equipamiento.

Guanteras.

Tras su escudo encontramos dos prácticas guanteras que ofrecen buena capacidad, aunque son algo profundas. La del lado izquierdo es de fácil apertura y tiene llave.

Honda SW-T400
Honda SW-T400

GPS.

Entre los accesorios que ofrece Honda, podemos encontrar elementos como el GPS, muy útil cuando nos adentramos en «terrenos desconocidos».

El freno de mano.

Situado tras el escudo, es un elemento de agradecer cuando aparcamos el SW-T en el casco antiguo de Sepúlveda. Un diez por su funcionamiento.

Honda SW-T400
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Motor.

El propulsor es un prodigio de suavidad. Los dos cilindros se dejan notar tanto en vibraciones como en sonido, casi imperceptibles, como empujando desde abajo.

Instrumentación.

De marcada inspiración automovilística, nos ofrece de una manera amplia y clara toda la información necesaria.

Honda SW-T400
Honda SW-T400

Aunque nuestra unidad sólo contaba con SISTEMA DE FRENADA COMBINADA, ofrece la posibilidad de montar ABS.

Ficha técnica

Honda SW-T400
Motor4T, 1 cilindro, agua
Cilindrada399 cc
AlimentaciónInyección electrónica
Distribución8 válvulas
Suspensión del.Horquilla telesc. 41 mm
Suspensión tras.Dos amortiguadores
Freno del./tras.1D. 276 mm/D. 240 mm
Frenada comb.
Neumático del.120/80-14
Neumático tras.150/70-13
Long. máxima2.285 mm
Dist. entre ejes1.600 mm
Altura asiento740 mm
Cap. depósito16 l.
Peso declarado247 kg
Precio7.549-

Toma de datos

Honda SW-T400
Prestaciones
0-50 m4,8 seg
0-100 m7,3 seg
0-200 m11,1 seg
0-400 m17,1 seg
0-1.000 m.31,8 seg
0-40 km/h2,8 seg
0-100 km/h10,2 seg
Velocidad máxima155 km/h
Peso
Lleno243,1 kg
Reparto del. / tras.31,8 / 61,9 %
Consumo
Mixto4,21 l./100 km
Autonomía380 km

Equipamiento

Honda SW-T400
Indicador nivel gasolina
Indicador temperatura
Toma de corriente
Inmovilizador electrónico
Guantera
Portabultos
Respaldo piloto
Reloj digital
Suelo plano
Doble óptica/halógena
Ilum. hueco casco
1 casco
2 cascos
1 jet
Opción ABS

Así lo vemos

UN FANTÁSTICO ALIADO para recorrer kilómetros fuera de la urbe, ya que en ciudad penaliza por sus grandes dimensiones. En carretera abierta es toda una delicia gracias a su gran habitabilidad, protección del parabrisas y buen funcionamiento a ritmo alegre. Nada que decir sobre su equipamiento, no le falta un detalle.

La capacidad de carga es buena, pero se echan de menos unas guanteras más anchas y menos profundas. Las cifras de consumo son realmente buenas para tratarse de un 400 de dos cilindros.

Con pasajero.

Como buen GT obsequia a nuestro pasajero con un amplio habitáculo para recorrer kilómetros. Muy bien las estriberas, las asas laterales y el pequeño respaldo trasero. Solo penaliza el ancho total, que obliga a abrir las piernas demasiado.

Honda SW-T400

Galeria

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