Prueba Ducati Streetfighter V2: mágica evocación
La Ducati Streetfighter V2 era un movimiento lógico dentro de la marca italiana. Si aquellos a los que la Panigale V4 se les quedaba grande se vieron recompensados con la variante V2, en la gama Streetfighter ha ocurrido lo mismo: la Streetfighter V2 llegaba como reclamo para quienes no querían una máquina tan imponente como la V4, si bien, las sensaciones que se desprenden de la primera sólo se diferencian en una fórmula más racional.
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Pero no hay que confundirse con esta moto. Sigue siendo un potro desbocado si somos generosos con el puño del acelerador, pero se beneficia del mismo paraguas tecnológico que su hermana mayor para erigirse como una opción más disfrutable para el público motero. Eso sí, durante una conducción extremadamente deportiva, requerirá de cierta experiencia y cierto aguante físico.
De hecho, se puede establecer un cierto paralelismo entre una moto de competición y esta Ducati Streetfighter V2. Las primeras son toscas, e incluso incómodas, cuando no se va rápido. En la SF V2 se reproduce esa misma sensación en un menor grado, evidentemente. Es cuando comienzas a dar gas entre curva y curva cuando la moto muestra su verdadero ADN.
Cómo es la Ducati Streetfighter V2
El espejo sobre el que se mira la Ducati Streetfighter V2 es doble. Por un lado, la base mecánica es la Panigale V2, y el por el otro, el estético, es una versión más ligera de la Streetfighter V4. Evidentemente, se tiene que diferenciar del modelo más top y para ello han optado por no colocar los apéndices aerodinámicos de serie (se pueden sumar como elemento opcional). También se han rediseñado zonas como la quilla, la parte inferior del depósito (de 17 litros de capacidad), la firma luminosa y el escape, que comparte el mismo diseño que el de la Panigale V2.
Ducati ha empleado el bloque bicilíndrico Superquadro en la SF V2. Así, sus 955cc desarrollan una potencia de 153 CV a 10.750 rpm y un par máximo de 101,4 Nm a 9.000 rpm. Se trata de las mismas cifras que podemos encontrar en la ‘Pani’ V2, pero se ha montado un desarrollo final más corto (15/45 frente a 15/43) para ofrecer una sensación de aceleración más contundente; también para que la velocidad máxima no sea excesiva, ya que estamos ante una naked.
Heredando toda la electrónica de la SF V4, la Ducati Streetfighter V2 tiene a su disposición un variado abanico de sistemas gracias a la IMU de seis ejes. Por ello, cuenta con acelerador electrónico, tres modos de conducción (Sport, Road y Wet), control de tracción, control de salida, control de freno motor, quickshifter de doble acción, sensor de presión en los neumáticos, ABS en curva…
La parte ciclo sigue contando con el chasis monocasco como estructura central y, frente a la Panigale V2, cuenta con un basculante monobrazo 16 mm más largo, lo que aumenta la estabilidad general de la moto. Las suspensiones también están heredadas de la Panigale V2, esto es, una horquilla Showa BPF con botellas de 43 mm y un recorrido de 120 mm y un monoamortiguador Sachs de 130 mm colocado en disposición lateral. Ambas son totalmente ajustables (extensión, compresión y precarga).
Para el equipo de frenos se ha confiado una vez más en Brembo, agregando unas pinzas de cuatro pistones M4-32 con discos de 320 mm en el tren delantero. El carácter más sosegado de esta moto ha hecho que se sustituyan las pastillas delanteras provenientes de la ‘Pani’ V2 por unas con una mordida menos agresiva. Detrás nos encontramos con una pinza de dos pistones y un disco de 245 mm. Por su parte, las llantas de 17 pulgadas están calzadas con los nuevos neumáticos Pirelli Diablo Rossi IV en medidas 120/70 ZR17 delante y 180/60 ZR17 detrás.
En lo referente al equipamiento, la Ducati Streetfighter V2 dispone de una pantalla TFT a color de 4,3 pulgadas con toda la información necesaria. Gracias a un sensor crepuscular, el display cambiará de iluminación automáticamente para asegurar siempre la mejor visión. Opcionalmente, se puede añadir el Ducati Multimedia System para emparejar el teléfono móvil.
Cómo va la Ducati Streetfighter V2
Deportividad es la primera palabra que te viene a la mente cuando posas la mirada en la SF V2. Cada uno de los detalles de la moto irradian deportividad. Pese a sus 845 mm de altura de asiento, y mis 1,70 metros de altura, acceder a la moto no es complicado. Además, gracias a que su asiento está muy recortado en su parte inicial, se llega bien al suelo.
Al hacer contacto, de la pantalla sale un mensaje de bienvenida y enseguida se traslada la información. El contraste entre el fondo blanco y los datos en negro es perfecto, e incluso con el sol incidiendo directamente sobre el display, la lectura es buena. El único pero que le podemos poner es que sigue sin anunciar la autonomía restante, salvo cuando entremos en reserva. Esto puede provocar que no vayamos tranquilos del todo y tengamos que estar atentos a si hay gasolineras por la zona.
Tras colocar los espejos acorde a mi altura, comienza esa ‘mágica evocación’ a la que aludo en el título. La forma en la que se ha dispuesto el eje del pivote de la suspensión trasera te coloca, irremediablemente, hacia adelante, echado sobre el tren delantero. Esto ya es un síntoma de las pretensiones de esta moto… Meto primera y el ‘clack’ se oye como un profundo chasquido, tal y como sucede en las motos de competición.
Los primeros metros son de aclimatación, aunque ya sirven para identificar comportamientos. La moto es algo tosca a baja velocidad. El manillar es bastante recto y está colocado en una posición alta, pero el amortiguador de dirección complica en cierto modo los giros cerrados a baja velocidad. La posición de las estriberas está más retrasada de lo normal para tratarse de una naked. En su conjunto, la posición es bastante deportiva.
Por momentos, estoy rememorando la Metrakit Pre-GP 125 con la que competí hace años en esta Streetfighter V2. Sí, es una moto para la carretera, pero lo cierto es que se siente perezosa yendo despacio. El bicilíndrico vibra mucho por debajo de las 6.000 rpm, el acelerador (en su configuración de entrega de potencia más agresiva) es brusco… Lejos de ser malas sensaciones, dejan claro que el hábitat de esta SF V2 es la conducción dinámica.
Estas sensaciones desaparecen en cuanto cogemos velocidad. A partir de las 6.000 rpm desaparecen las vibraciones y la moto comienza a rendir como un reloj suizo. De hecho, la entrega de potencia hasta el corte es abrumadora. No echarás de menos ningún caballo más; y es que estirando segunda ya pasas a velocidades que superan lo legal. El rendimiento es tan bueno que en carreteras reviradas jugarás entre segunda, tercera y cuarta. Ése es el patio de recreo de la Streetfighter V2.
Una vez más aparece el guiño a la competición observando el comportamiento del cambio semiautomático de doble acción. Su rendimiento óptimo está ligado a altas revoluciones. Si lo utilizas con el motor a bajo régimen éste se comporta de forma brusca, especialmente reduciendo. En concreto, el golpe de gas automático no se ejecuta correctamente y esto puede hacer que entres colado en una curva o que te descoloque en plena transferencia de pesos. Mucho cuidado con esto.
El tarado de suspensiones se ha trabajado para la conducción deportiva. Esto quiere decir que para un uso casual puede pecar de cierta dureza, tanto en el filtrado de irregularidades como en cómo copian la carretera las propias suspensiones. Sin embargo, el ajuste se vuelve muy bueno cuando le exigimos a la moto. De nuevo, esa posición sobre el tren delantero aporta una confianza extra a la hora de atacar las curvas. El tren delantero hunde a la perfección en las frenadas fuertes y el muelle trasero acompaña muy bien en curvas cerradas cuando salimos dando gas.
Equipa los novísimos Diablo Rosso Corsa IV de los que solo he podido sacar buenas conclusiones: gran rendimiento y agarre con la moto en apoyo y dando gas. Cuando llegan a su límite de agarre, el derrape se suaviza por la electrónica de la moto y eso aporta aún más confianza en marcha. A pesar del frío, en ningún momento hicieron nada extraño. Lo mismo puedo decir durante las frenadas, donde el ABS en curva te hace el trabajo si entras algo pasado en una curva.
También es cierto que el manillar abierto provoca que la moto se abra a la salida de las curvas, aunque lo podemos remediar siendo más comedidos con el gas. En cuanto al funcionamiento del amortiguador de dirección, casi diría que es testimonial al no disponer de ajuste. A baja velocidad no tiene sentido y sólo se agradece cuando la rueda delantera tiende a levantarse o en los cambios bruscos de dirección.
Por su parte, el funcionamiento de las ayudas a la conducción es realmente bueno. Esta SF V2 no cuenta con un modo específico personalizable, pero sí que se puede entrar a cada modo y tocar los ajustes. En Sport, podemos ajustar la entrega de potencia, el nivel de control de tracción, de antiwheelie o la respuesta del acelerador. Para no ser demasiado intrusivos, el control de tracción al nivel 1 o 2 y el antiwheelie al mínimo nos darán las mejores sensaciones deportivas sin correr riesgos innecesarios. De hecho, con una temperatura baja, el control de tracción entró de forma suave.
La frenada de la Streetfighter V2 está a la altura del conjunto. Es una moto de 200 kg con todos los llenados hechos y el freno delantero consigue pararla con solvencia. Se nota que el tacto de la maneta (y todo el conjunto de frenos) se ha trabajado con la carretera en mente. Así, el mordiente inicial no es demasiado acusado pero si tiene la contundencia suficiente para parar la moto. Tiene bastante recorrido, lo que permite un amplio abanico de frenadas. Eso sí, me quedo con las ganas de probarla con las pastillas de la Panigale V2. Por su parte, el freno trasero cumple apoyando al freno delantero y dispone de un recorrido que permite mucha modularidad.
Hasta ahora te he hablado de tramos de carreteras. En ciudad, la moto está pidiendo en todo momento el cambio del modo Sport a Road. Con él activado, tenemos una moto mucho más mansa y controlable con la que movernos entre el tráfico o de semáforo en semáforo. Las aceleraciones serán menos imponentes, pero a cambio ganamos en suavidad.
En autopista es donde esta moto tiene más que perder. Gracias al trabajo de aerodinámica, la pequeña pieza frontal deflecta gran cantidad de aire. Pero no nos engañemos: estamos ante una naked y estaremos a merced del viento, sobretodo cuando este sea reacheado o a velocidades de crucero. En estos casos, por debajo de las 6.000 rpm, notaremos muchísimas vibraciones en los espejos generadas el V2.
Lo mejor:
- Deportividad sin entrar en cifras de potencia estratosféricas
- Diseño
- Completo abanico tecnológico
Mejoraría con:
- Con información sobre autonomía restante
- Un quickshifter con un mejor funcionamiento en todos los rangos de revoluciones
ASI VEMOS LA DUCATI STREETFIGHTER V2 (De 1 a 5 puntos)
En carretera: 5
En Ciudad: 3
Pasajero: 2
Confort: 3
Equipamiento: 4
En autovía: 2
La Ducati Streetfighter V2 es la respuesta ‘cerebral’ a la extrema variante V4. Toma prestada la base técnica de la Panigale V2 y adquiere un estilo propio. No sólo es más barata que su hermana mayor, si no que sus poseedores podrán aprovechar de una mejor manera sus prestaciones gracias también a su apartado electrónico. Su uso como moto de diario o para moverse por la ciudad está ahí, aunque es únicamente en carretera donde se le puede sacar todo el jugo. Su comportamiento puede pecar de brusco en algunas situaciones, pero es todo lo que se puede pedir en términos de deportividad en una moto en formato naked.
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