Presentación Internacional

Prueba Ducati Hypermotard 939 (I): Podría ser ella… Y lo sabes

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Prueba Ducati Hypermotard 939 (I): Podría ser ella… Y lo sabes
Antonio Herrero
Antonio Herrero
Desde que viste la Ducati Hypermotard por primera vez hace ya más de 10 años, esa agresiva estética entre el on y el off road te cautivó. Pero llegado el momento de elegir, te inclinaste por opciones que tú mismo calificaste como "más lógicas".


En 2016, la Ducati Hypermotard 939 vuelve a la carga, y lo hace con nuevos argumentos dispuestos a demostrarte que esta moto podría ser tu moto. Aquí (en España, me refiero) somos muy de etiquetar a las cosas, y la etiqueta de «moto lógica» o «moto menos lógica» es una de las habituales en los corrillos. ¿Pero qué es una moto lógica? ¿Una que vale para todo? ¿Una moto cómoda? ¿La que está hecha para contentar a rangos de públicos más amplios?

Para mi, gran defensor de lo ilógico en materia motociclista, la Ducati Hypermotard siempre ha sido una top 10 en mi personal ´lista de deseos´, pero os voy a decir una cosa, con las evoluciones y la madurez que generación tras generación va atesorando la Hype –pronúnciese ´Jaip´ que queda más chulo–, una vez pruebas este modelo 2016 te sorprendes preguntándote a ti mismo: ¿Y por qué no?

Prueba Ducati Hypermotard 939

Carácter para lo que quieras con Ducati Hypermotard 939

Lógicas aparte, el factor personalidad quizá sea de lo que más buscamos todos al elegir una moto, y la Hypermotard la derrocha por cada tornillo. Ahí tienes el ejemplo de Rubén Xaus, con todo lo que ha hecho en su vida –mundialista, Superbikes, comentarista de la tele, piloto de no sé cuantas marcas…– pones su nombre en Google y la cuarta imagen que sale de él, ¡la cuarta!, es aquella gloriosa foto que se hizo durante la presentación de la 2008 en el circuito sardo de Mores, derrapando con la Hypermotard mientras arrastraba la rodilla izquierda por el asfalto al tiempo que levantaba el pulgar en signo de victoria.

Y por seguir hablando de personalidad y adornarse un poco el ego, os garantizo que subirse a una Hype y creerse Tom Cruise es todo uno, aunque aquella película tenga ya unos añitos (obviemos el concepto sanfermines sevillanos, porfa).

Prueba Ducati Hypermotard 939Pero es que, además de personalidad aplastante y estética única, si eres de los que busca versatilidad en una moto… ¡sorpresa! Resulta que la Ducati Hypermotard 939 podría ser exactamente lo que buscas. De hecho, ¿cuántas motos conoces que se defiendan a la perfección tanto en ciudad como autopista, puertos de montaña y, por si fuera poco, también en circuito?

Esta polivalencia llama la atención cuando vas testando a la Hypermotard 939 en diferentes terrenos, porque se muestra realmente cómoda la metas por donde la metas, pero, además, para hacerla aún más específica a cada uso, Ducati oferta la 939 en tres versiones diferentes: Hypermotard, Hyperstrada e Hypermotard SP.

¡A la carretera! ¡Al circuito!

Prueba Ducati Hypermotard 939La presentación se celebró en el Parc Motor de Castellolí (Barcelona), y empezaba con una excelentemente escogida ruta a lomos de la Ducati Hypermotard que incluía algunas de las carreteras «moto-imprescindibles» de la geografía catalana, como la subida a Montserrat.

Si nunca antes has llevado una Hypermotard, te enamora desde el segundo 25. Y no digo desde el segundo 1 porque esos otros 24 son los que te tomas para adaptarte a su particular posición de conducción. Las geometrías de la Hypermotard y el triángulo ergonómico manillar/asiento/estriberas te posiciona automáticamente en posición de ataque, nada más subirte ves que el culo se coloca muy adelantado, la espalda bastante erguida y los codos bien levantados –lo que podría ser una postura perfecta para enfilar una curva en motocross, vamos–, pero en seguida descubres (lo dicho, 25 segundos) que es la postura perfecta para disfrutar al máximo de la Hypermotard 939.

Con ella, las curvas no se negocian… se atacan. La agresividad, que no violencia, parece ir implícita en el ADN de esta Ducati y, por extensión, de quien se pone a su manillar, tanto que a veces hasta te pide sacar la pierna a lo off-road en lugar de descolgarte, a veces te pide un caballito (no se lo digáis a nadie), a veces soltar embrague más bruscamente al reducir para sentir la retención de la rueda trasera… Me estoy pasando, ¿no? Lo que quiero decir es que la Hypermotard 939 te invita, si te dejas, a una conducción supermotard que encuentra en los puertos de montaña y también en las ciudades a sus máximos aliados.

Prueba Ducati Hypermotard 939Sus reacciones son nobles, extraordinariamente precisas… pero ante todo destaca el concepto de diversión. No es una moto que simplemente te lleva –cierto, ninguna lo es–, ésta es de esas que te puede alegrar un día en el que todo ha salido mal en el trabajo y basta un trayecto de vuelta a casa para que recuperes la sonrisa… Y aún quedaba la SP, ¡madre mía!

El circuito de Castellolí nos reservaba su último día de sol antes de esta ola de frío polar que nos ha acompañado desde el pasado viernes, y no quisimos desaprovechar la cortesía. La unidad utilizada en la presentación, además de su exclusivo equipamiento de serie como el mencionado conjunto Öhlins, llantas de aluminio forjado Marchesini y elementos en carbono o magnesio en guardabarros y tapas de balancines, añadía también el titanio merced a un espectacular escape Termignoni que suma algo más de caballería a la SP. Me la encontré en modo Race (ya sabéis, 113 CV liberados sin piedad por su acelerador electrónico Ride-by-Wire e intervención mínima de ABS y control de tracción), y solo por poder contaros cómo va también el modo Sport, me forcé a utilizarlo (del modo Wet… me olvidé).

Con el Race activado, la SP es un juguete con el que te vuelves malo. Cada salida de una curva cerrada se solventa con un caballito del que no te apetece bajar. Hay quien demanda un amortiguador de dirección que reste algo de shimmy pero, sinceramente, yo creo que sería hacer menos Hypermotard a la Hypermotard.

Prueba Ducati Hypermotard 939Lo más sorprendente es lo rápido que te haces a ella. Esa posición de conducción que mencionábamos antes, de repente, se convierte en la única posible y la que quieres mantener el resto de tu vida, y da igual si afrontas las curvas sacando la pierna o con rodilla al suelo, la Hypermotard y tú sois todo uno. Como digo, me obligo a conectar el modo Sport pensando que rápidamente echaré de menos el Race y me encuentro que el mundo se hace un poco más dulce –pero solo un poco, ¿eh? que sigue siendo una Hypermotard–. La agresividad en la salida de las curvas sigue ahí, pero ni le pides ni te regala tantos wheelies como el modo carreras. Vuelta tras vuelta te haces un poco más a ella, te calientas… y cuando ya quieres hacerla tuya para siempre, en la línea de meta Beppe Gualini (el sheriff en los saraos de Ducati y nuestro ángel de la guarda durante las rutas y las tandas), te muestra la bandera a cuadros y pone fin al idilio… Se acabó por hoy. ¡Te odio, Beppe!

Ya de vuelta a casa, mirando por la ventana del AVE, voy pensando en todas esas veces que elegí opciones más lógicas y me pregunto a mí mismo si, la próxima, podría ser una Hypermotard. Antonio, podría ser… Y lo sabes.

Prueba Ducati Hypermotard 939

 

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