Prueba Malaguti Madison 300: Déjà Vu

32 Prueba Malaguti Madison 300: Déjà Vu
Fotos: Prueba de la Malaguti Madison 300
Daniel Navarro
Daniel Navarro

Nuevo Malaguti Madison. Sí, es nuevo. Aunque a ti te parezca que lo conoces, recuerda: el Madison era aquel scooter que Rieju convirtió en el Cityline. Este no es. ¿Es un "déjà vu"? No. Pero sí que lo conoces, ¿verdad?


Y no, no es un misterio de la mente, una jugada de esas en que recuerdas lo que está pasando ahora mismo como si ya lo hubieses vivido. Es el resultado del relanzamiento de la marca italiana Malaguti, ahora en manos del grupo austríaco KSR, como fabricante de scooters.

Como sabrás, KSR es un gran grupo austríaco de la distribución de motocicletas. Son importadores en varios países europeos de varias marcas, tienen concesionarios y tiendas en otros tantos países. Y desde hace ya unos cuantos años son propietarios de varias marcas que comercializan por medio mundo.

Lanzaron su propia marca, KSR, con motos económicas de 50 y 125 que han tenido un éxito relativo en España. Obtuvieron mayor reconocimiento con sus otras neo-retro, las Brixton. Y, por supuesto, cuando se quedaron con los derechos de Lambretta y lanzaron los modelos actuales del mítico scooter italiano, aunque solo sea por lo que esto llamó la atención, pasaron a ser bastante conocidos. El último movimiento del grupo en este sentido ha sido quedarse con Malaguti y relanzar también esta marca, en la que están invirtiendo muchos esfuerzos.

Malaguti renace gracias a KSR. Su política, igual que en el resto de marcas del grupo, es gestionar y diseñar desde Austria y encargar la fabricación a China, donde ahora se puede conseguir buena relación entre costes y calidad. Así se hizo con Lambretta o Brixton, partiendo prácticamente desde cero.

En el caso de Malaguti, sin embargo, se ha aplicado una nueva fórmula: casi todas las motos de esta primera generación de la renacida Malaguti son modelos que antes hemos conocido en otras marcas, recuperados y puestos al día por KSR. Son modelos que formaron parte del catálogo Derbi de 125 de marchas. Pero el Madison no es un antiguo Derbi: no había scooters así en Derbi. Es el que nació como Gilera Nexus 300 y pasó, un tiempo después a ser el Aprilia SR 300 Max. Ahora sí lo recuerdas, ¿verdad?

Malaguti Madison 300

La verdad es que es una suerte que este scooter vuelva, en las condiciones que lo hace. Tanto aquellas Derbi 125 de marchas como aquel Gilera / Aprilia fueron grandes motos, solo que la crisis, los precios de fabricación en Europa y otras circunstancias los «mataron» antes de tiempo.

Ahora, con esta filosofía de Malaguti se han recuperado en las mejores condiciones, modernizándose en cuanto a homologación, en detalles de acabado, y lo más importante, mejorando en precios.

No sé si lo recordarás, pero el mayor problema que tuvieron los Gilera y los Aprilia era un precio muy elevado: a la altura del X-Max, por entonces mucho mejor considerado que este scooter. El Malaguti, te insisto, mejorado sobre aquellos, cuesta ahora 4.599, más barato de lo que fue el último Aprilia SR 300 Max, unos 800€ menos que un SYM Cruisym 300 y más de 1.200€ de diferencia sobre el Yamaha X-Max 300.

Malaguti Madison 300: Cómo es

Malaguti Madison 300

Ya has visto las fotos: el scooter es prácticamente igual que aquellos Gilera y Aprilia que te decía, e incluso vuelve al color rojo que ambas marcas utilizaron, entre otros. En la decoración se parece más al Gilera, más sobrio, que al Aprilia, que decoraron de forma más juvenil y con unos cuantos adhesivos más.

El chasis es grande, sobredimensionado. Derivaba, cuando se presentó por primera vez, de aquel gran Gilera Nexus 500, que llevaba una suspensión trasera bastante extraña. Pero toda la parte central de la estructura de tubo de acero era similar a la de ese 500. Emplea neumáticos de 15″ delante y 14″ detrás, con horquilla de 36 mm de diámetro y dos amortiguadores traseros regulables en precarga. Para frenar, discos de 240 mm delante y detrás y, como es obligatorio, un ABS de dos canales.

El motor es un monocilíndrico de 4T, de carrera corta y cuatro válvulas en la culata con un solo árbol de levas. Cubica realmente 278 cc y deriva de aquel famoso motor QUASAR de Piaggio que primero fue 250 cc y evolucionó a esta cilindrada para poder renombrarse como 300. No es excesivamente potente, algo que ya pasaba con sus anteriores «reencarnaciones»: era más un 250 «inflado», con mayor par, que un 300 cc, y la cifra de potencia así lo confirma: 21,5 CV a 7.250rpm. Si comparas con los datos de los últimos Aprilia verás que, además adaptarse a la Euro 4, le ha costado medio caballo.

Técnicamente, por tanto, hay poca novedad con respecto a lo que ya conocíamos. En este caso eso no es malo: aquellos scooters iban muy bien y este sigue haciéndolo. La carrocería, a la vista está, también. En equipamiento, sin embargo, sí hay novedades interesantes.

Sigue llevando esos aireados en el tabique central que se supone valen para sacar aire caliente del motor y llevarlo hacia tus piernas: sinceramente no hacen mucho, pero bueno. Sí ha cambiado la pantalla: ahora lleva un sistema bien pensado para variar la altura en cuatro posiciones, a mano, con una ruleta a la derecha de la propia cúpula.

Malaguti Madison 300

Un nuevo cuadro, formado por una pantalla TFT en color, bastante grande, con dos visualizaciones en función de los dos modos de funcionamiento seleccionables con un botón en el centro del manillar. Lleva también ahora un sistema de control de tracción desconectable, también en el mismo sitio.

Faros, con LEDs integrados, el piloto trasero, algunas de las formas y colores del asiento o la forma del escape se han retocado. Sigue llevando dos guanteras delanteras sin cerradura, una de ellas con un enchufe y otro dentro del hueco del casco, donde cabe un integral y, muy justo, un jet. En general, ha mejorado en equipamiento, mejorando en precio, como te decíamos antes. Algo poco frecuente.

Malaguti Madison 300: Cómo va

Malaguti Madison 300

Sí, el scooter es el mismo, en su base, de aquel Piaggio de hace unos años. De hecho, hasta los colores rojo o blanco en los que se ofrece recuerdan a los ya existentes en sus «anteriores vidas».

Sin embargo cuando te subes, cuando ves el nuevo cuadro TFT, la nueva cúpula regulable en altura e incluso cuando piensas en su nivel de precio, ves que sí han cambiado cosas suficientes como para variar tu percepción sobre este scooter.

Antes debía enfrentarse a los mejores de la categoría y competía en su mismo rango de precio. Y estaba al nivel necesario para ello. Ahora es mejor en cuanto a equipamiento, casi igual de bueno en lo dinámico y mucho mejor en precio.

Chasis y parte ciclo están a muy alto nivel. Se tiene bien y resulta cómodo. Es muy alto de asiento y el tabique central también es muy elevado. Lo suficiente para que a veces te resulte más cómodo subirte en plan moto (echando la pierna por encima del asiento trasero) que estilo scooter, con el pie por delante del asiento. Una vez subido te sientes muy arriba, con mucho espacio para los pies, que incluso tienen unas pequeñas plataformas elevadas delante para llevarlos ahí si te resulta más cómodo. Las manos, algo bajas y brazos algo abiertos, es un scooter cómodo de posición.

Malaguti Madison 300

En marcha emite un sonido discreto y no hay vibraciones. Eliges uno de los dos modos de funcionamiento, sport o eco, con una respuesta en medio mucho más suave en el segundo y otro más puntero al acelerar. Tiene, a veces (no siempre) un pequeño bache de potencia nada más abrir gas desde parado, que se recupera pronto y sale con buen par.

El motor QUASAR del que deriva se ha evolucionado hasta la Euro 4 y se le nota: no es tan potente como era el anterior Aprilia, pero desde luego si lo suficiente como para ser comparado con cualquier 300 actual de gama media: es capaz de rodar por encima de los 140 de marcador con cierta ayuda del viento o de bajadas, de velocidad real, unos 134 km/h.

En la carretera es agradable de llevar. La pantalla regulable le da esa capacidad de transformarse en más GT con ella elevada o más sport si la bajas. En cualquiera de las dos protege bien, aunque lógicamente con ella subida te da menos aire. Es estable: las suspensiones están bien taradas en ese compromiso justo entre lo cómodo y lo sport, de forma que transmite suficientemente a tus manos la sensación de lo que ocurre abajo, en las ruedas, si bien la posición de conducción tan elevada engaña un tanto a tu percepción. Siempre lo notas agarrado, pero tienes sensación de ir muy tumbado sin ir tanto como parece. Frena bien y con buen tacto y así acaba siendo un scooter divertido de llevar por curvas de forma deportiva.

En ciudad es cómodo, si eres alto. Con mi 1,65 llego justo al suelo, pero se lleva bien: está bien equilibrado y a poco que roces el suelo con un pie lo mantienes sin problemas. El peso está abajo y es fácil de mantener equilibrado. Sí incordia un tanto ese fallo de potencia en la primera apertura del gas, si abres a tope, algo que habría que revisar. Por lo demás, es un buen scooter en lo urbano.