Prueba KYMCO AK 550 Premium

Regresa el scooter para el carnet A2 que desafía al Yamaha TMAX, más premium y equipado que nunca

Prueba KYMCO AK 550 2024
Regresa el scooter para el carnet A2 que desafía al Yamaha TMAX, más premium y equipado que nunca
Daniel Navarro
Daniel Navarro
El KYMCO AK 550 fue un scooter sorprendente de la firma taiwanesa que se hizo esperar y, cuando llegó, quizá no alcanzó las expectativas, aunque fue uno de los mejores bicilíndricos de todos los tiempos. Y lo vuelve a ser.

El KYMCO AK 550 fue una apuesta muy fuerte por intentar hacer sombra al «rey de los scooters«, el Yamaha TMAX. Empleaba esa arquitectura tan especial, con el motor bajo los pies del piloto, basculante separado, tren delantero de moto deportiva y todos esos detalles que hicieron del Yamaha un gran éxito.

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Además, fue un proyecto muy complejo; muchos años de desarrollo, con fijación por parte de la marca por afinar cualquier detalle. Recuerdo uno de ellos, de su presentación en 2017: habían probado más de 70 escapes diferentes, buscando una sonoridad que les convenciera. Lo consiguieron.

Tenía una ventaja en este juego de la competencia. Una ventaja que podía parecer definitiva: un precio sustancialmente inferior al de sus rivales, ofreciendo un nivel de calidad y prestaciones similares. Y algunos inconvenientes que podían subsanarse: el cuadro, con esos «colorines», no convencía estéticamente.

Algunos de sus plásticos tampoco estaban a la altura. Y un inconveniente básico con el que no pudo luchar, ni el KYMCO ni ningún otro de sus rivales: el aura de prestigio e imagen que el Yamaha TMax ha sabido crear a su alrededor y que, visto está, vale más que ese diferencial de precio que había.

Prueba KYMCO AK 550 2024

Pero ha vuelto a la carga. Casi por sorpresa, porque aunque en 2022 fue visto en el Salón de Milán, no esperábamos volver a verlo, en una configuración como esta: sí, su motor y gran parte de su tecnología están en alguno de los proyectos de triciclo a motor que KYMCO ha mostrado en estos años, y parecía que el renacimiento del AK 550 estaría vinculado a esos nuevos multi-rueda.

Al final, el KYMCO más sofisticado y prestacional vuelve al mercado con el nombre completo de KYMCO AK 550 Premium, un apellido que le viene como un guante a un scooter que ya se podía considerar premium y que ha mejorado, entre otras cosas, su equipamiento.

Y por cierto, sigue jugando la baza del precio: 11.999 €. No es barato, desde luego, pero sí lo es comparado con su gran rival, el Yamaha TMax.

Cómo es el KYMCO AK 550 Premium

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El motor es ya conocido, por lo que no deja de ser fantástico. No ha cambiado demasiado en lo que es su estructura y mecánica: tampoco le hacía falta, ya que siempre fue un gran scooter.

Sigue confiando en el motor de dos cilindros paralelos y tumbados bajo los pies del piloto que se diseñó para la primera generación, sin modificaciones importantes, salvo su adaptación a la normativa anticontaminación actual, Euro 5.

Por ello ha perdido algo de sus cifras. Pasa de los algo más de 53 CV anteriores a 50,3 CV a 7.500 rpm, una pérdida que se nota mucho más en el papel que tras el manillar, ya que sigue siendo tan rápido y dinámico como antes. El par motor se sitúa ahora en 52,3 Nm a 5.750 rpm.

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Por recordar datos, el motor sigue empleando la original estructura que KYMCO patentó para él: el cárter del cigüeñal, sobre el que se apoyan los cilindros, va atornillado al de la transmisión, formando dos unidades separadas. Ese cigüeñal es de tipo «crossplane» y va calado a 270º, imitando el pulso de un V2, algo que se nota en su sonido.

Va metido en ese cárter independizado, dentro de una atmósfera de baja presión, que consigue mejores prestaciones. La culata lleva ocho válvulas, con doble árbol de levas y se ha cuidado mucho los pesos de todos los elementos: los árboles de levas son prácticamente huecos y los pistones, muy cortos y ligeros, pesan de hecho menos que los propios bulones que los conectan a las bielas.

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La transmisión va en ese segundo cárter. Lógicamente, consiste en un variador con correa conectado a un embrague. Este es de tipo multidisco en baño de aceite, con accionamiento centrífugo automático, por supuesto.

Sale, a través de unos engranajes, a un eje de salida concéntrico al eje del basculante, minimizando así las reacciones de la moto al abrir o cortar gas. De ahí a la rueda trasera se transmite el movimiento a través de una correa más estrecha y ligera que antes pero más reforzada. De hecho, también la refrigeración de todo el sistema de transmisión ha sido revisada.

Una parte ciclo de mucho nivel

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El motor forma parte de la estructura del chasis, un diseño original y diferente a las soluciones de sus rivales pero al mejor nivel posible. Yamaha recurre desde la tercera generación del Max 500 a un chasis monocasco en aluminio, una solución eficaz y cara. BMW empleaba en sus 600 y 650 una estructura similar a una moto, construida en tubos de acero.

KYMCO diseñó un chasis perimetral en aluminio, similar al de una deportiva de nivel, con los dos travesaños superiores en forma curva, con pipa de dirección muy fuerte, para soportar el tren delantero de doble tija, tipo moto, y con el motor cerrando la parte inferior del chasis. Esto consigue una estabilidad fantástica, con mucha manejabilidad, con ese motor con el cigüeñal tan bajo.

El tren delantero, como te digo, de doble tija, se completa con una horquilla invertida de 41 mm, con la hidráulica en una botella y muelles en la otra. En los frenos, sendos discos de 270 mm con pinzas radiales Brembo Monobloc. Detrás, un basculante completamente independiente del motor, con un amortiguador colocado en posición horizontal, por el lado izquierdo de la moto, del que sólo ves la parte final, conectada al basculante. Detrás lleva otro disco de 260 mm; ambas ruedas son de 15″ y se montan ahora neumáticos Dunlop Sportmax GPR-100.

Novedades en la electrónica y el equipamiento

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Por supuesto, la carrocería es nueva. Sí guarda un cierto parecido con el anterior pero cambia lo suficiente como para notarse que es la nueva versión Premium. Vienen acabados en color negro o marrón y entre los colores y las nuevas formas, más una mejora muy notable en los acabados de los plásticos interiores, efectivamente tienes una sensación más «premium» que con el AK 550 original. Pero no acaban ahí las novedades.

Por fin monta un sistema de control de tracción, algo que se obvió en el modelo anterior y que ahora es de serie y desconectable. Va unido a los modos de conducción que se combinan desde la piña izquierda. Lleva dos, un modo deportivo, otro de lluvia que reduce la respuesta del motor y otro en el que se apaga el control de tracción.

Sabes en cuál vas porque en el cuadro se enciende un fondo en color naranja o azul. El ABS obligatorio también se ha mejorado y ahora se monta una unidad Bosch con función curvas. El nombre oficial en KYMCO es ABS Cornering y de ello presume en sendos adhesivos en los lados del carenado donde explica las siglas: Advanced Intelligent Braking System, que tiene en cuenta la inclinación en curva a la hora de frenar.

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En el resto del equipamiento se mantienen muchas de las características importantes del anterior. Por supuesto, la iluminación full LED o el hueco bajo el asiento con capacidad para un integral y con luz de cortesía activada por célula fotoeléctrica, aunque ahora se abre desde el nuevo «piano» que tienes bajo el manillar, que lleva cuatro teclas que facilitan el uso de las funciones del scooter. Lleva calefacción de tres posiciones en los puños y un control de crucero que actúa entre 45 y 130 km/h.

Es nuevo el asiento, que se ha rediseñado, aunque sigue llevando tres posiciones de respaldo que puedes cambiar y un detalle que se agradece es la también nueva pantalla regulable en altura en 8 cm eléctricamente, desde la piña izquierda. Lleva sensores de presión de los neumáticos, llave de proximidad y el cuadro TFT de tres esferas que ya conocíamos, aunque parece que han mejorado mucho su luminosidad, puesto que ahora se ve perfectamente en cualquier situación.

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La pantalla central sigue siendo la que alberga el sistema Noodoe de conectividad, con varias funciones; la más interesante de ellas, mandar ahí instrucciones de navegación desde el móvil.

Por último, destacar que el AK 550 Premium incorpora de serie el sistema Komobi: un localizador GPS que no solo supone un práctico y funcional antirrobo, que te avisa si alguien toca tu moto si no que además sirve para grabar rutas y obtener estadísticas sobre ellas. También tiene una función de emergencia automática, capaz de llamar al 112 si se detecta una caída y no coges el teléfono.

Cómo va el KYMCO AK 550 Premium

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Es rápido, divertido y funcional. Hacía años que no me subía en un AK 550. Y esta oportunidad me ha recordado que sí, que era un gran scooter y que siempre me gustó. Desde la primera vez que lo probé. El problema de haberlo olvidado, ya que había pasado a la historia, está en que no podría decirte si anda mejor o peor que el anterior.

Pero lo que sí puedo decirte tras unos cientos de kilómetros con este es que sí; anda muy bien. Corre mucho, se tiene y frena y es capaz de tumbar mucho.

Además, es cómodo en autovía y en ciudad tiene ese tamaño casi perfecto que un scooter de este tamaño debe tener: si quieres estas prestaciones y dos cilindros, no estamos hablando de un scooter ciudadano y a poco que te pases con el tamaño deja de ser un vehículo funcional y urbano. El KYMCO AK 550 Premium cumple y puede considerarse un scooter agradable en la ciudad y capaz de cierta agilidad.

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Pero lo cierto es que, según me subí a este 550 Premium por primera vez, me vinieron recuerdos a la cabeza. Era, y sigue siendo, cómodo de posición. Es bajo de asiento, algo ancho por abajo, pero se llega bien al suelo. Se nota algo pesado a la hora de moverlo en parado (238 kg en orden de marcha) pero también se nota que está muy abajo ese peso.

Es curioso que el caballete está bien centrado a la hora de subirlo. A poca fuerza que hagas sobre la palanca, se sube. Pero bajarlo no es tan fácil: no vale desde el asiento empujando y desde el lado necesitarás hacer bastante fuerza para que se pose sobre las ruedas. Eso sí, la pata de cabra está bien diseñada y bien colocada para usarla con toda facilidad.

Sobre el asiento notas que algo ha cambiado: los plásticos que te rodean se ven de mejor calidad que en el anterior. El cuadro apenas ha cambiado en su diseño pero por alguna razón se lee mejor. Las piñas también parecen hasta mejores, pero la de intermitencia sigue siendo de esas que parecen de scooter barato. Además, no es cómoda de usar.

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Tocas el botón de contacto en el centro del manillar, el pulsador del arranque con un freno cogido y ese sonido ronco, similar al de otros scooters similares, pero aún más grave, con ciertos tonos que recuerdan el bramido de un V4. No hay ruidos, no hay vibraciones y no hay nada que perturbe ese estilo premium del que el KYMCO AK 550 Premium hace gala en su nombre.

Ya en marcha, en ciudad, como te decía, tiene el tamaño justo. Se llega bien al suelo y no gira mal. Es ancho, eso sí, y no debes perder de vista los espejos retrovisores. Van delante, sobre el carenado y sobresalen bastante, por lo que es fácil dar un golpe en los de los coches que adelantas.

En la autovía es tan rápido como recordaba, si no más; creo que es la vez que más rápido lo he llevado, y sorprende por sus prestaciones. Corre más que suficiente en cualquier circunstancia. Yo diría que solo aquel enorme y rápido -y algo torpe en curvas- Aprilia SRV 850 o su hermano Gilera GP 800 corren más en velocidad punta.

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Tiene además la ventaja de poder ajustar sobre la marcha la altura de la cúpula, protegiéndote más si es lo que quieres o bajándola para agacharte detrás en busca de una mejor aerodinámica.

Pero es en la carretera donde se justifica la diferencia de precio con un scooter normal. Cualquier 400 o similar corre lo suficiente para no llegar tarde o se mueve por ciudad con comodidad. Pero no van así por la carretera. Puedes frenar fuerte, tumbar mucho, manteniendo una sensación de control por encima de lo normal en un scooter.

Abres gas cuando ves la salida, descolgándote un poco para mantenerte en la trazada y sales disparado, hasta a muy alta velocidad. Es estable, noble y fácil. Y esas son las características que hacen de una moto un aparato divertido en esas carreteras que tanto nos gustan.

Prueba KYMCO AK 550 2024

Lo mejor:

  • Comportamiento de primer nivel
  • Prestaciones muy elevadas
  • Agilidad, tamaño, equipamiento

Mejoraría con:

  • Asiento más blando
  • Un diseño diferente del cuadro

Así lo vemos:

  • En carretera: 5
  • En ciudad: 3
  • Pasajero: 3
  • Confort: 4
  • Equipamiento: 4
  • Autovía: 5

(De 1 a 5 puntos)

Pocas cosas pueden mejorarse en un scooter como el KYMCO AK 550 Premium. Un scooter rápido, estable y muy divertido en la carretera, al mejor nivel posible en lo que a su dinámica se refiere en carretera o en autovía, donde pocos scooters -por no decir ninguno actual- pueden rodar más rápido con comodidad.

En la ciudad, como cualquier bicilíndrico, es algo grande, pero está dentro de ese tamaño (similar al del Yamaha TMax) en el que todavía resulta posible meterte entre coches y superar atascos con cierta facilidad. El pasajero tiene un sitio cómodo y amplio, algo por encima de tu posición, y el scooter acepta un invitado sin problemas en cuanto a potencia (por supuesto) ni variar geometrías.

Mucho equipamiento, mejorable solo en detalles (el diseño del cuadro, por ejemplo, o el mando de intermitencias), destacando la posibilidad de llevar navegación o la inclusión del sistema Komobi de serie, en un scooter cómodo en cualquier uso, salvo por un asiento algo duro si vas a estar más de un par de horas sobre él.

 

Kymco AK 550