Prueba Ducati 959 Panigale






Nada más bajarme de la moto en la primera tanda con la Ducati 959 Panigale, dos recuerdos de hace varios años vinieron a mi mente de forma automática. El primero de ellos de 2003. Como buen ducatista que me considero, en aquel año yo corría el CEV de Fórmula Extreme con una novísima y entonces revolucionaria Ducati 999 S. Muchos me llamaban loco, otros valiente. Enfrentarme a la jauría de tetracilíndricas japonesas con la SBK tope de gama de Ducati no era tarea fácil; de hecho era casi imposible. Tratar de estar en cabeza con una moto de 185 kg y 140 CV supuso para mí unos cuantos revolcones y huesos rotos aquel año. Por eso, involuntariamente, me trasladé a aquella época y pensé: «ójala en aquel CEV hubiera dispuesto de una moto como ésta«. Ya no digo la animalada de la Panigale 1299, con la Ducati 959 Panigale me hubiera conformado. Cómo habría cambiado el cuento con sus 157 CV y 176 kg.
El segundo recuerdo es de solo un año después. En 2004 pretendía volver a correr el CEV de Fórmula Extreme, pero después del calvario del año anterior, quise ir a «lo seguro» con una Yamaha R1, el primer modelo con los escapes bajo el colín para situarnos. Aquella moto de serie era un poco descafeinada para correr, por eso le hicimos el motor e instalamos el kit oficial de Yamaha. No sé exactamente qué potencia alcanzaba. Imagino que en torno a los 165 CV, ¡pero qué 165 CV!
Aquello era un potro salvaje que se empeñaba en levantar rueda en cada salida de curva y en tirarme en cuanto me descuidaba. Hasta que lo consiguió en la pretemporada y mi etapa de piloto «profesional» se acabó en la curva 1 del Jarama. Recordando aquel episodio, no puedo evitar pensar cómo han cambiado los CV de una moto en poco más de 10 años. Bueno, los CV no, porque la potencia es la potencia. Pero sí la forma de gestionarlos y de aplicarlos al asfalto. También hubiera cambiado a pelo aquella R1 con más potencia por una Ducati 959 Panigale con sus 157 CV.
Ducati 959 Panigle: la Motofácil
La Ducati 959 Panigale me ha parecido un prodigio de gestión de la potencia para disponerla al alcance de cualquiera. Resulta realmente sencillo sacarle partido independientemente de cuál sea tu nivel y, además, todos sus mandos son suaves como en la mejor de las japonesas. Es más, el pilotaje a sus mandos es tan amigable que puede llegar a confundirte y hacerte pensar que es una moto sin la «chicha» que se espera de casi una SBK como ésta. Aparte de por la electrónica, que te ayuda al pilotaje en todo momento y circunstancia, también por un sonido relativamente suave para tratarse de una Ducati. La normativa Euro 4 ha obligado a recortar unos cuantos decibelios, a la vez que se han rebajado las emisiones e incluso las vibraciones en orden de marcha. ¡Esta bicilíndrica no vibra nada!
Solo cuando ves los tiempos por vuelta, incluso sin forzar demasiado, o la velocidad máxima a final de recta (llegué a ver 270 km/h) en el display, es cuando de verdad te das cuenta de lo que le cunden los metros de pista a la Ducati 959 Panigale, y que precisamente despacio no vas.
Calentando la Ducati 959 Panigale: Modo SPORT
La Ducati 959 Panigale ha recibido de su antecesora Ducati 899 Panigale una extensa serie de afinamientos estéticos, resultando ahora una moto más elegante en sus líneas y también una aerodinámica más eficiente. Llaman la atención sus enormes y preciosas tomas de aire frontales. Pero vamos a empezar a analizar su comportamiento en pista que es lo divertido.
La Ducati 959 Panigale, como viene siendo habitual en todas las versiones de esta gama italiana, dispone de tres modos de conducción: WET, SPORT y RACE. Cada uno de ellos implica una configuración por defecto para el control de tracción, ABS y retención de motor, pero son ajustables uno a uno por el usuario si se quieren cambiar los parámetros.
Modo RACE: ¡Ahora sí!
Para la segunda tanda ya puedo seleccionar el modo RACE, al que además yo le modifico los parámetros que trae por defecto, dejando al mínimo control de tracción (DTC), freno motor (EBC) y ABS (se pueden desconectar del todo). También modifico unas habituales vueltecitas de precarga para un grandullón como yo en su horquilla Showa BPF de 43 mm y su amortiguador SACHS.
Y ¡ahora sí! En modo RACE, sus 157 CV ya se muestran en todo su esplendor. No es que parezca otra moto, pero sí lo suficiente para tener que aplicarte seriamente. De los aspectos que más llaman la atención en las primeras vueltas encuentro la perfecta ergonomía de la moto, incluso algo mejor que en la Ducati 1299 Panigale para pilotos grandes. También las reducciones son muy suaves gracias a su preciso embrague antibloqueo. Gracias a él no sería necesario dar golpes de gas al reducir, se lo come todo, pero yo, en algunas frenadas, lo seguía haciendo por deformación profesional. Siguiendo con el cambio, la Ducati 959 Panigale equipa de origen un cambio semiautomático para subir marchas -no para reducir como en la 1299– que funciona de forma exquisita, muy preciso y rapidísimo en el tiempo de corte de motor.
Pequeños cambios, gran resultado
A la hora de dar gas, la tarea tampoco resulta muy complicada. La entrega de potencia es 100% progresiva. No se aprecia una patada brusca del motor, aunque cuando realmente empieza a empujar es a partir de 7.000 rpm y no termina hasta poco antes de las 11.000 rpm que corta encendido. Para la optimización de la potencia, en cantidad y calidad, los ingenieros de Ducati han acometido varias acciones importantes respecto a la Ducati 899 Paningale: nuevo cigüeñal y bielas, pistones tratados para resistir mejor el incremento de la carrera del motor (pasa de 57,2 a 60,8 mm) y aumento del diámetro de las válvulas de admisión y escape, también con tratamiento con recubrimiento DLC para disminuir la fricción interna. El acelerador electrónico ride-by-wire gestiona sus dos inyectores (antes solo uno), situado uno a cada lado de la mariposa. Son muchas pequeñas cosas, pero que en pista ofrecen un gran reflejo.
La Ducati 959 Panigale también es muy precisa en los cambios de dirección. No apreciarás violentos «shimmies» del manillar por muy rápido que cambies el peso de lado en las chicanes. Sin duda, su distribución de pesos y geometría está muy estudiada, pero por si acaso se quiere escapar en algún momento, ahí está su amortiguador de dirección SACHS para suavizar los movimientos.
Resulta muy difícil sacarle alguna pega a la Ducati 959 Panigale. Equipa menos gadgets que la Ducati 1299 Panigale, pero el precio tampoco es el mismo. Ésta la puedes tener en tu garaje, o en tu box, por 16.690 €. Ya veo que se te está haciendo la boca agua…