5 claves para entender los neumáticos de tu moto

Los neumáticos son los encargados de mantenernos en contacto con el asfalto. Nuestra precisión en el pilotaje de la moto depende de su correcto estado y, a su vez, el trabajo que realicen marcará nuestra conducción de manera inexorable. De ahí la importancia en la elección del neumático, su correcta conservación, la idoneidad de las medidas elegidas por el fabricante de tu moto y otros tantos detalles que, a continuación, pasamos a describir.

Si bien las pautas que deberemos seguir para realizar un correcto uso de nuestras gomas es, en cierto modo, estandarizada, hay quien prefiere montar “la guerra por su cuenta” haciendo caso omiso a las recomendaciones, tanto del fabricante de los neumáticos como de la propia moto, ya que en la ficha técnica de la misma se especifican las medidas exactas, así como las variantes admitidas. En este sentido y pensando en un uso convencional por carreteras abiertas al tráfico, no es buena idea “salirse del tiesto”, entre otros muchos detalles porque tendremos problemas en la ITV o incluso con el seguro en caso de un posible accidente…

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1. Información del flanco del neumático

Cada neumático nos ofrece toda la información en sus flancos para “interpretarlo” mejor, ya que no basta con una mera inspección visual que, en cambio, sí será necesaria para conocer su estado analizando los datos que nos brinda una banda de rodadura con años y kilómetros de uso.

La numeración que cobra más protagonismo y, por tanto, la más visible corresponde a las medidas de la goma. Pensemos en un neumático delantero asfáltico estándar 120/70-17, donde 120 corresponde a la anchura en milímetros de la goma, 70 indica el porcentaje de altura en relación con la anchura (70% de 120 mm en este caso) y 17 sería el diámetro de la llanta donde deberá montarse. A continuación suele aparecer otra numeración, por ejemplo 72V, que especifica el índice de carga correspondiente de una tabla determinada (72 haría relación a una carga máxima de 355 kg) y el código de velocidad que, mediante otra tabla específica, establece la velocidad máxima que puede soportar (en nuestro caso, V corresponde a una velocidad máxima de 240 km/h).

De manera más desapercibida aparece la fecha de fabricación, aunque no por ello debes restarle importancia. Si bien suele afirmarse que un neumático nuevo, bien conservado, no caduca (gomas conservadas bajo temperaturas no extremas, con la correspondiente parafina y sin ser amontonados unos encima de otros), lo ideal es montar a tu moto gomas que hayan sido fabricadas en una fecha reciente, con la goma “fresca”. Así no es de extrañar que te encuentres ofertas de juegos de neumáticos a precio bastante por debajo de su tarifa: vigila la DOT del flanco y posiblemente encuentres la razón. ¿Cómo interpretar la información del flanco en este particular? Muy fácil: DOT corresponde a la dotación y, a continuación, verás una cifra de cuatro números, por ejemplo 4021, lo que nos indicará que se ha fabricado en la semana 40 del año 2021.

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2. Cómo elegir el mejor neumático para nuestras necesidades

En general, la función de uso y tipo de conducción marcará nuestras preferencias a la hora de elegir uno u otro modelo de neumático. Hay quien dice que “todos son negros y redondos”, lo cual ya indica su nivel de conocimiento en la materia. No serías el primero que, pertrecho de sus gomas asfálticas preparadas para hacer muchos kilómetros con un gran aguante en la zona central de la banda de rodadura, se adentra en un curso de conducción en circuito quejándose de la imprecisión de la moto en la entrada de las curvas o de derrapajes a la salida…

Resulta evidente, pero no por ello vamos a insistir menos, que el empleo de gomas duras con compuestos para soportar muchos kilómetros en buen estado no guardan relación con un pilotaje deportivo. Del mismo modo, un neumático preparado para ofrecer un agarre excelente en conducción sport verá cómo la banda de rodadura queda cuadrada en breve, con el consiguiente perjuicio en las sensaciones de pilotaje y duración de la goma en esta zona. En este aspecto cabe destacar los esfuerzos de ciertos modelos al ofrecer lo que suele denominarse una construcción “bicompuesto” (duro por la zona central, más blando hacia los flancos). No deja de ser un compromiso en cierto modo válido para carretera, si bien para posibles incursiones en pista es mejor decantarse por lo seguro y dejar los experimentos para hacerlos con gaseosa… Una goma deportiva aportará lo que necesitas en su ambiente.

Por último, ten en cuenta que una goma “dura”, dispuesta a soportar muchos kilómetros conteniendo el desgaste al máximo, puede llevarte a mantenerla montada durante años. Mucha atención con esto, ya que los problemas podrían aparecer por otros cauces, como por ejemplo una deformación irregular de la banda de rodadura, o tal vez grietas o endurecimiento de la misma por su cristalización.

3. Mantenimiento de los neumáticos

Una vez montada tu nueva pareja de neumáticos en la moto, ¿cómo deberás conservarla para que aguante en buen estado el mayor tiempo posible? Lo más importante es, tanto por el estado de la goma como por tu seguridad, revisar la presión de ambas ruedas en plazos no demasiado prolongados… o algo así como “cuando me acuerdo”, ya que pueden pasar meses en los que irás deformando la goma, haciendo sufrir la carcasa, condicionando tu pilotaje y, por tanto, tu seguridad. Fija un día de la semana para hacerlo y, si no puedes “todos los viernes”, al menos recuerda al siguiente que tienes que hacerlo. Establece el límite en dos semanas, aunque lo ideal sería hacerlo una vez cada 7 días.

En caso de mantener parada tu moto durante más de tres o cuatro semanas, proponte aplicar más aire del recomendado. Por lo general, en una moto de carretera la presión estandarizada se sitúa en 2,5 y 2,9 kilos delante y detrás respectivamente; aplica 3 y 3,5 kilos para ahorrarte una posible deformación excesiva de la carcasa por pérdida de presión mientras tu moto reposa hasta una próxima ocasión. Por supuesto, recuerda que lo hiciste cuando vuelvas a rodar con ella (el típico mensaje escrito en papel pegado al depósito te valdrá). Es la mejor forma de mantenerlos al día en largos parones, siempre con la moto reposando sobre el caballete en caso de disponer de él.

4. Cómo afecta el estado de los neumáticos a la conducción

Como ya hemos dicho, el correcto estado de un neumático es vital a la hora no solo de disfrutar de tu moto como bien te mereces, sino también para realizar una conducción segura en todo momento y bajo cualquier circunstancia (lluvia, frío, calor intenso, zonas con parches de humedad, etc). Si ruedas de manera prolongada con la presión de tus neumáticos baja, la banda de rodadura lo acusará mediante la deformación forzada y continuada con un desgaste irregular, provocando los tan temidos escalones sobre el dibujo de la misma. Podrás comprobarlo pasando el dedo por el dibujo del centro hacia el flanco o al revés; comprobarás cómo el desgaste es irregular, apareciendo saltos o escalones sobre las huellas de la banda de rodadura, síntoma inequívoco de que la precisión de conducción se verá claramente mermada y, con ello, la seguridad a los mandos de tu moto. Además, la temperatura interna del neumático tampoco será la adecuada, lo que podría provocar un reventón (también en caso de sobrepresión), giro sobre la llanta o destalonamiento en el peor de los casos.

Por el contrario, si sales a rodar después de haber tenido la moto parada un tiempo con sobrepresión en ambos neumáticos, es decir, intentando conservarlos de manera correcta, estarás forzando tanto la carcasa como la banda de rodadura, empleando solo una pequeña parte central de la misma, o lo que es igual, poca superficie en contacto con el suelo, poca huella. Encontrarás la moto muy ágil, sí, pero con poco agarre a la hora de entrar o salir de cada curva. Con todo ello, el desgaste excesivo en la zona central de la goma será inevitable, pero perfectamente remediable poniendo la atención necesaria en la presión de los neumáticos, como decimos, de manera periódica… y sin olvidos. Por supuesto, una goma con años y kilómetros acuestas que muestra grietas y un brillo excesivo, síntoma de su cristalización, deberá ser inmediatamente reemplazada. El hecho de rodar con unos neumáticos en este estado es un riesgo que nadie debería asumir, por el bien de todos y por el de uno mismo.

5. El reciclaje de los neumáticos

Dado que la operación de cambio de neumáticos debe ser obra y gracia del taller correspondiente, aunque solo sea por la complejidad del proceso, en especial en ciertos pasos, no deberías preocuparte por lo que suceda con las gomas viejas. El taller será el encargado de deshacerse de ellas porque, entre otros detalles, ya te encargas de pagarlo mediante la correspondiente “ecotasa”.

En cualquier caso, lo que nunca debes hacer es desprenderte de unos neumáticos gastados tirándolos en cualquier parte. Ten en cuenta que su desaparición no se realizará en un breve espacio de tiempo precisamente. Sus compuestos y materiales son de muy difícil degradación, por lo que su tratamiento como residuo “complejo” debe realizarse por profesionales. Olvídate de chapuzas y pesemos en el medio ambiente. A fin de cuentas, no resulta tan cara la mano de obra y te garantizará un trabajo correcto y fiable. Por supuesto y, de nuevo, lo primero siempre deberá ser tu seguridad y bienestar.