Minimalismo deportivo -Hi tech-
Dos sinónimos de eficacia dinámica referidos a estabilidad y prestaciones, rasgos prominentes de su brioso carácter que impulsan a la cuarta generación de la -street fighter- de Borgo Panigale hacia el futuro.
El clásico chasis reticular fabricado por Verlicchi es la mínima expresión de los bastidores. Diseñado y anclado en torno al motor, lo utiliza como parte rígida del conjunto: el eje del basculante se articula a través de orificios en la parte trasera del cárter.
La Monster 696 estrena subchasis trasero en fundición de aluminio, más liviano y rígido que el tubular, aunque esa parte sólo es soporte del asiento, de los escapes sobreelevados, de la matrícula e intermitentes y no interviene en la incuestionable estabilidad y rigidez de la moto.
La horquilla invertida Showa de 43 mm y 120 mm de recorrido, sujeta por pletinas de perfil ala de gaviota, es ejemplo de rigidez y suavidad de amortiguación.
El monoamortiguador trasero Sachs (regulable en extensión hidráulica y precompresión de muelle) está anclado directamente sin bieletas en el nuevo basculante de fundición de aluminio (dos piezas soldadas entre sí) de gran rigidez.
Proporciona un largo y eficaz recorrido de148 mm a la rueda. Este conjunto colabora estrechamente en la impecable estabilidad de la Monster en cualquier carretera, velocidad y circunstancia.
Comportamiento, más que satisfactorio, ejemplar. El taraje de la horquilla es modélico en el equilibrado compromiso de estabilidad-confort, en tanto que el amortiguador trasero resulta recio de respuesta sobre suelo irregular, incluso pasando por juntas de dilatación en puentes y cambios de firme.
Esta Monster estrena subchasis trasero en fundición de aluminio, más liviano y rígido que el tubular.
El apartado frenos es digno de la mejor superbike RR y supera con creces las posibilidades más extremas que pueda alcanzar la Monster 696.
El doble disco delantero de 320 mm y pinzas Brembo radiales de cuatro pistones rebosa potencia pero requiere adaptar el tacto a su explosiva mordiente.
El trasero de 245 mm con pinza de doble pistón también está por encima de las prestaciones, aunque es más modulable que el delantero.
Únicamente reprocharle el chirrido de tono grave que emite a baja velocidad por efecto de resonancia de las vibraciones sobre las pastillas. Llantas Marcchesini (by Brembo) de justificada fama por su probada eficacia en competición mundial.
La geometría de dirección está bien definida para asegurar buenas trayectorias en curva. Gira bien, es neutra y sigue con fidelidad el punto de mira.
Los 1.450 mm entre ejes y el lanzamiento de 24º están en la mejor ortodoxia; únicamente sorprende esa eficacia a pesar de los 96 mm de avance, cota que suele convertir en nerviosa la dirección más aplomada.
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Dos sinónimos de eficacia dinámica referidos a estabilidad y prestaciones, rasgos prominentes de su brioso carácter que impulsan a la cuarta generación de la -street fighter- de Borgo Panigale hacia el futuro.
El clásico chasis reticular fabricado por Verlicchi es la mínima expresión de los bastidores. Diseñado y anclado en torno al motor, lo utiliza como parte rígida del conjunto: el eje del basculante se articula a través de orificios en la parte trasera del cárter.
La Monster 696 estrena subchasis trasero en fundición de aluminio, más liviano y rígido que el tubular, aunque esa parte sólo es soporte del asiento, de los escapes sobreelevados, de la matrícula e intermitentes y no interviene en la incuestionable estabilidad y rigidez de la moto.
La horquilla invertida Showa de 43 mm y 120 mm de recorrido, sujeta por pletinas de perfil ala de gaviota, es ejemplo de rigidez y suavidad de amortiguación.
El monoamortiguador trasero Sachs (regulable en extensión hidráulica y precompresión de muelle) está anclado directamente sin bieletas en el nuevo basculante de fundición de aluminio (dos piezas soldadas entre sí) de gran rigidez.
Proporciona un largo y eficaz recorrido de148 mm a la rueda. Este conjunto colabora estrechamente en la impecable estabilidad de la Monster en cualquier carretera, velocidad y circunstancia.
Comportamiento, más que satisfactorio, ejemplar. El taraje de la horquilla es modélico en el equilibrado compromiso de estabilidad-confort, en tanto que el amortiguador trasero resulta recio de respuesta sobre suelo irregular, incluso pasando por juntas de dilatación en puentes y cambios de firme.
Esta Monster estrena subchasis trasero en fundición de aluminio, más liviano y rígido que el tubular.
El apartado frenos es digno de la mejor superbike RR y supera con creces las posibilidades más extremas que pueda alcanzar la Monster 696.
El doble disco delantero de 320 mm y pinzas Brembo radiales de cuatro pistones rebosa potencia pero requiere adaptar el tacto a su explosiva mordiente.
El trasero de 245 mm con pinza de doble pistón también está por encima de las prestaciones, aunque es más modulable que el delantero.
Únicamente reprocharle el chirrido de tono grave que emite a baja velocidad por efecto de resonancia de las vibraciones sobre las pastillas. Llantas Marcchesini (by Brembo) de justificada fama por su probada eficacia en competición mundial.
La geometría de dirección está bien definida para asegurar buenas trayectorias en curva. Gira bien, es neutra y sigue con fidelidad el punto de mira.
Los 1.450 mm entre ejes y el lanzamiento de 24º están en la mejor ortodoxia; únicamente sorprende esa eficacia a pesar de los 96 mm de avance, cota que suele convertir en nerviosa la dirección más aplomada.