Historia de los orígenes de la Bultaco TSS MK2 250 (II)








Ángel Nieto comenzó su carrera deportiva con Derbi, una marca situada a escasos 20 km de la sede de Bultaco en las afueras de Barcelona. Con las Balas Rojas consiguió cinco títulos del mundo entre 1969 y 1972. En 1976 pasó a las filas de Bultaco. Derbi abandonó la competición a finales de 1974 para concentrarse en sus modelos de calle. La competencia de las Yamaha 125 GP (dos veces campeonas del mundo), así como de los equipos italianos Morbidelli y Piovaticci era cada vez más feroz.
Don Paco Bultó, el creador Bultaco, se ofreció para servir de paraguas del proyecto. De este modo podría poner el símbolo del dedo rampante en unas motos que le ayudarían a vender más modelos de calle dentro de una situación industrail muy delicada.
Así, los dos holandeses desarrollaron las Piovaticci 50/125 con el nombre de Bultaco. La 125 sería la primera bicilíndrica de la historia de la marca. Ambas se renombraron como TSS Mk2 50/125, siguiendo la denominación de las famosas motos de carreras de la firma de la década anterior.
La TSS Mk2 50 fue un éxito a la primera. Con ella obtuvo los campeonatos del mundo de 1976 y 1977. Pero la 125 monocasco no resultó tan buena. Con ella, Nieto acabó segundo en 1976 tras la Morbidelli de Bianchi con solo una victoria, mientras que en 1977 finalizó tercero a pesar de vencer en tres GP. El problema era la fiablidad cuando se extraía su máximo potencial para enfrentarse a las Morbidelli.
El reto era inmenso para un equipo técnico formado por solo siete personas. Dos de ellos, los hermanos Galí, actuaban asimismo como pilotos durante los fines de semana. El dinero necesario volvió a salir de las arcas de la RFME. En aquellos años, las principales marcas españolas, Bultaco, Derbi, Montesa y OSSA, estaban inmersas en conflictos sociales e industriales muy profundos. El proteccionismo de la era franquista comenzaba a resquebrajarse y los productos nacionales poco podían hacer frente al empuje de la industria exterior. Al propio Paco Bultó le impidieron los trabajadores y sindicatos entrar en la fábrica que había fundado en 1958, llegándose a colgar muñecos en su nombre… ¡y quemarlos! La etapa dorada de la industria española de la moto llegó a su fin.