Las motos clásicas de la EGB y BUP en los años 70 (parte 1)

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Las motos clásicas de la EGB y BUP en los años 70 (parte 1)
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Hace 53 años cambió el colegio en España: entró en vigor aquella ley que regulaba los planes de estudios primarios y secundarios. Y muchos de nosotros queríamos ir a clase en moto en alguna de estas, que ahora son motos clásicas.

¿Eres de los que añoran la era de las motos clásicas? En 1970 entró en vigor la Ley General de Educación que regulaba una nueva estructura de estudios, la educación primaria (E.G.B., Educación General Básica) y la secundaria (B.U.P., Bachillerato Unificado Polivalente), que empezó a implantarse unos años después, en el 75. Para los moteros de la época, esta fecha coincide con la presentación de Bultaco Frontera, la Mk9, o de aquella gama Cappra VA de Montesa que incluía, por primera vez, la bestial 360.

Son años en los que, en España, la moto todavía tiene muchas limitaciones a la importación: el catálogo donde elegir se restringe a sólo las monturas españolas con pocas -muy pocas- excepciones, como BMW o Guzzi. De las japonesas, nada de nada hasta unos años después.

Moto clásica

El motociclismo nacional está en pleno auge. Hay carreras por todos lados, en todos los pueblos. Cross, velocidad, trial o el entonces conocido como ‘todo terreno’, lo que ahora llamamos enduro. Es la época posterior al “milagro español”: el país crece, se mejora el nivel de vida y el coche, la lavadora o la televisión ya han llegado a casi todos los hogares.

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También llegan las motos para todas las edades. Los institutos y colegios se llenan de carpetas de apuntes forradas con monturas, pilotos, marcas y pegatinas relacionadas con el mundillo. Algunos, los más afortunados, iban a esas clases de BUP (y algunos, sin carnet, a EGB) en su propia moto; otros soñaban con poder hacerlo.

Vespa

Moto Vespa primera

Pregunta sólo para aquellos que superen (ampliamente) la cincuentena: ¿recuerdas a alguien que empleara la palabra «scooter» en aquellos años 70? Seguro que no, porque aún no existía. Quien únicamente buscaba un vehículo limpio, fiable y económico, se compraba una Vespa. O quizá una Lambretta; no los chavales del BUP, ya que la italiana era de mayor cilindrada y no llegó a existir (un gran fallo por su parte) una de 75 cc para el carnet A1.

Vespa, en cambio, sí la tuvo: la 75 SL de carrocería pequeña que, unos años después, se convertía en la Primavera, ya con faro cuadrado. Disponible también en 125 cc, era la montura para aquellos que no tenían mucho interés en la moto «de verdad» o incluso, en algunos casos, de esos afortunados que podían tener más de una: la de los fines de semana y esta para el día a día. Motor 2T, con cambio de cuatro marchas a la mano izquierda, poco peso, mucho radio de giro y una estabilidad extraña a la que había que acostumbrarse.

Vespino

Vespino GL

En aquella época también había quien no se sacaba el A1 ni quería una 75 o una 125. Los ciclomotores automáticos tenían mucho tirón en la España de los 70. De hecho, el Vespino se anunció durante sus primeros años de existencia como la forma de moverse de la juventud. Una moto genuinamente española, diseñada en España por Motovespa, sin correspondencia con la gama italiana de Piaggio; allí existía una Vespa 50 sin pedales considerado como ciclomotor, por lo que no hizo falta, al principio, ese transporte juvenil.

El Vespino fue un gran éxito comercial, con una gama muy amplia. Y fue muy longeva: fue lanzada en el año 69 y llegó a rozar el siglo XXI en sus últimas versiones.

Puch Minicross

Puch Minicross Súper

A finales de los 60 la moto de campo está consolidándose. Se han lanzado las Sherpa y Cota en el 65 y en el 67, respectivamente. La Matador, de Bultaco o la Pursang, junto con las Cappra y OSSA Enduro. La Montesa Enduro está todavía en ciernes; llegarán en los 70. Algunas marcas se fijan en que puede ser interesante un ciclomotor que acerque a los jóvenes esta nueva moda. El primero en llegar, a finales de los 60 es el Ducati TT 50 y poco después, de la misma fábrica, pero con su segunda marca, la MT 50.

Noticias del mundo de las motos clásicas españolas

Poco a poco llegaron más opciones, pero ninguna alcanzó el éxito de la Puch Minicross 50, que llegó en 1972. Fue presentada poco antes del verano y en septiembre ya había lista de espera para hacerte con una. Técnicamente derivaba de la Carabela que Avello, en Gijón, llevaba fabricando desde hacía poco más de un año. Le habían bajado el cambio al pie, con un cilindro nuevo y un chasis reforzado, más una estética acertada, en amarillo, con ruedas de tacos y apariencia de verdadera TT. Como dice un amigo mío, llegó a ser la reina de las urbanizaciones en los años 70.

Puch Cobra

Puch Cobra MC 75

La Minicross había dejado muy claro el interés de los jóvenes en las motos de campo, así que el movimiento lógico era ofrecer algo más a ese mismo público. El problema está en que en Puch no hay nada más grande que un cilindro de 50 cc. Tienen uno, diseñado en Austria, que es un «tiro»: da 6 CV contra los 2 CV que debe dar un ciclomotor en España. Dicho y hecho: se monta en una moto que básicamente es una Minicross pintada en rojo (hubo unidades en verde) y la llaman Dakota.

Es una moto rara: tiene un motor de 50 cc, pero no es ciclomotor. No tiene pedales y requiere matricula convencional, de placa blanca. Y es rápida, pero no una 75. Las ventas son limitadas, de modo que partiendo de otro motor austríaco, también de 50cc, se diseña un cilindro de 75 cc que se monta en un chasis nuevo, con mejores suspensiones; así nace, en 1976, la Puch Cobra.

Se trata de la TT más exitosa de la época. Una moto que tenía fama de competitiva, con pocos retoques, además de polivalente: servía para ir a clase y para moverte todos los días por cualquier sitio. Tuvo una larga vida, con muchos modelos. Después evolucionó a MC75, con mejor horquilla y otros acabados y, más tarde, a la Cobra TT Réplica Monjonell y Coronil (cross). Más tarde llegaría la gama Cobra M82, pasando por las menos conocidas de carretera Cobra 6C y Cobra Sport.

Derbi Diablo

Derbi-Diablo-(4)

Derbi había sido, en los 60, prácticamente la descubridora de dos segmentos de mercado cruciales en esta historia. La Antorcha, presentada en 1965, fue el primer ciclomotor de marchas al pie (estilo moto) con verdadero éxito. En ese mismo año, la 74 Gran Sport se convierte en un icono para los chavales de la época que sueñan ya con ser piloto. En 1966 llega la Pirineos, una 74 enfocada al uso fuera de carretera, que no tiene poco éxito.

Es en 1971 cuando se presenta un nuevo ciclomotor con estilo off road: el Derbi Coyote. Tendrá bastante éxito y supone el inicio de toda una gama de productos que llegaría hasta el final de la fábrica, los ciclomotores de campo de Derbi, entre los que destaca el Diablo. Lanzado en 1976, ya con cambio de 4 velocidades y estética basada en las motos de cross de la marca, se convertirá en el 78 en el nuevo y mejor terminado Diablo Super C-4, uno de los ciclomotores de campo más bonitos de aquellos años de la EGB.