Trucos para no mojarte en moto rodando con lluvia

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Trucos para no mojarte en moto rodando con lluvia
Luis López Lozano
Luis López Lozano
La moto y la lluvia nunca se han llevado bien. El hecho de no mojarte rodando con agua requiere el uso de ciertos trucos que solucionen aquello de llegar al destino sin empaparte.

La lluvia y el frío son dos de los enemigos universales de la moto y, por tanto, del piloto. Combatirlos no es una empresa fácil, pero tampoco imposible. Como en todo en esta vida, dependerá de diferentes situaciones y múltiples detalles. Una lluvia constante y moderada cayendo en plena marcha durante horas y horas no nos afectará tanto como un chaparrón de apenas cinco minutos… o sí, porque también dependerá de la violencia de la tromba de agua. Dicho con otras palabras, la relación entre la lluvia y nuestro tranquilo rodar en moto no se mide ni cuantifica de manera matemática, aunque siempre podremos establecer algún tipo de barrera extra para no llegar al trabajo o a casa “como una sopa”.

Lo que sí es claro y resulta evidente es que el hecho de contar con un equipamiento de primer nivel, bien ajustado y conservado en nuestro “ajuar motero”, no es baladí; de hecho, no deja de ser la mejor medida que puedas tomar frente a la lluvia y el frío intensos. Las membranas microporosas interiores de calidad contrastada o los forros térmicos mejor armados se encuentran en las prendas de mayor nivel. Es aquí donde los “sucedáneos” apenas aportan una dosis fugaz de euforia justo en el momento de su adquisición. Una vez sufrimos las inclemencias del tiempo in situ, el baño de realidad se junta con el provocado por el agua, momento en el que las piezas del puzle vuelven a encajar con gran decepción por nuestra parte.

Pero, ¿significa esto que no hay algún remedio o truco que elimine o, al menos, apacigüe el azote de la lluvia? Se podría decir que sí, aunque siempre teniendo en cuenta que nada es infalible en según qué casos… incluidas las prendas “todopoderosas” por las que nos piden cientos de euros. Ahora bien, ya sabes aquello de “las penas, con pan, son menos”…

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Combatir la lluvia en moto sin riesgo a mojarnos

Comencemos por la cabeza. Como no podía ser de otro modo, un casco integral prácticamente nos garantiza que el agua no nos afectará del cuello hacia arriba. ¿En serio lo tienes tan claro? Es muy probable que en la zona superior de la calota tu casco disponga de tomas de aire. Mucha atención con ellas, porque algunas no demuestran una calidad, digamos, “contrastada”, por lo que será fácil encontrárnoslas abiertas cuando, de casa, hemos salido chequeando su cierre. Por desgracia resulta algo habitual en modelos de gama inferior a la media. No resulta muy ortodoxo, y menos a la vista, pero si las tapas con un par o tres de capas de cinta americana, tal vez pares el reguero de agua que, tarde o temprano, acabará en tu cabeza o en la boca, procedente de la toma de aire del mentón; piensa que podría ser peor si te movieras por la ciudad confiando en un casco abierto… ¡Sálvese quien pueda!

Ya que hablamos del casco, no podemos pasar por alto el efecto de la pantalla (que no visera) bajo el azote del agua. Qué duda cabe que mientras la mantengamos cerrada todo irá bien, siempre teniendo en cuenta que la pantalla cierra de la manera debida a lo largo de todo su perímetro, esto es, ajusta de forma adecuada presionando la goma que rodea la calota del casco tanto en la zona superior como en la inferior. Si no es así, ya sabes por dónde se colará el agua a no mucho tardar. Busca las instrucciones del casco si no eres capaz de descifrar cómo se modifica la situación de la pantalla en los soportes o anclajes laterales de la misma al casco. Déjala en su lugar con las tolerancias correspondientes (no puede ni debe quedar demasiado frenada al abrir o cerrar). ¿Y si tenemos que abrir la pantalla para preguntar cómo llegar a una calle cercana? Mal asunto. Una vez abres y cierras, el agua que se acumula en la parte superior de la pantalla caerá hacia el interior y… ahí tendrás las gotas perfectamente a la vista, afectando al Pinlock; por cierto, se da por hecho que este lo llevas montado, ¿o cómo crees que vas a rodar en moto bajo la lluvia sin que se empañe el interior? La tira antivaho es uno de esos elementos imprescindibles al conducir tu moto más allá del verano. No es excesivamente caro y te soluciona el problema de una correcta visión; vamos, que no tiene precio. La limpieza con un friegaplatos bien escurrido del interior de la pantalla te durará lo que la risa de un loco, siempre que no aparezcan burbujas en cualquier parte de la superficie…

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Lluvia sobre el torso: un reto complicado

Los que vamos en moto sabemos que un buen carenado nos salvará de gran parte del frío y la lluvia que nos encontremos por el camino. Sin embargo, cuando rodamos con una naked o con carenados que “sí que están, pero como si no”, la cosa cambia. Es muy probable que una buena chaqueta con membrana de calidad sea capaz de parar el agua durante un determinado tiempo, en función de su capacidad para retenerla y, a su vez, evaporar la que nuestro cuerpo produce. Una vez saturada, la entrada del líquido elemento del pecho hacia abajo acabará produciéndose. Si en tu caso ha sido porque no has cerrado bien el velcro o clips centrales que dan cobertura a la cremallera principal, es porque has salido rápido hacia tu destino. Entretente un poco más de lo habitual cerrando y ajustando todo como debe y requiere la situación en ese momento, pero si la prenda lleva ya unos cuantos inviernos dándote servicio, las holguras, los cierres que se abren solos o el propio desgaste del tejido exterior y de la membrana acabarán por pedir una merecida jubilación, no sin antes empaparte de camino a casa.

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Aquí el remedio es, digamos, temporal. Si a una prenda principal se le quiere dotar de una cobertura extra, los monos de agua impermeables solucionarán, en parte, el problema. ¿Por qué “en parte”? Porque se trata de un aditamento eficaz frente a la lluvia (siempre que disponga de mínimas calidades como costuras termoselladas y cremalleras protegidas de manera conveniente), de acuerdo, pero no es transpirable. Al final, el problema del exterior queda efectivamente solventado, pero atención porque en el interior se multiplica, ya que no disponemos de una membrana que evacúe el sudor del chubasquero… porque apenas es un plástico y poco más, para entendernos. En pocas palabras: es un buen remedio para cortos recorridos, pero no tanto para largos trayectos en los que, además, la velocidad puede ser alta, en cuyo caso pondremos en serios aprietos las costuras de la cobertura exterior que, por lo general, no suelen soportar velocidades mucho más allá de las legales en perfectas condiciones de uso. Una barrera en forma de periódico (cuanto más grueso, con más páginas, mejor) a la altura del pecho tampoco sobrará.

chubasquero agua

¿Y las manos? He aquí otro de los grandes problemas a los que nos enfrentamos. Si las manos se empapan con agua del exterior o proveniente del interior, la temperatura de nuestro cuerpo se verá seriamente reducida, con lo que el confort en marcha se convertirá en un calvario y, una vez llegamos a casa, tal vez se traduzca todo ello en unas décimas extra de temperatura corporal. De nuevo, una buena pareja de guantes, bien colocada con las mangas de la chaqueta por encima de la caña larga (mucho mejor del chubasquero, llegado el caso), palía en gran parte este mal. Y una vez más, la ausencia de carenado o “cubremanos” que pare el impacto directo del agua al guante provocará tarde o temprano su entrada, por lo que una pareja de manoplas “de mensajero”, de toda la vida, aunque estéticamente poco agraciadas, nos salvarán de lo peor. Recuerda: manos frías y empapadas es igual a “trancazo” casi garantizado.

pantalon agua

Agua en marcha sobre piernas y pies

Con la zona de cintura hacia arriba más o menos “a salvo”, nos quedan las siempre sufridas piernas, una parte del cuerpo que no siempre parecen molestarnos aunque las llevemos expuestas en plena conducción… hasta que se empapan y dejamos de tener la sensibilidad habitual, sobre todo en los muslos. Lógico. El agua ha calado y poco ha podido hacer el pantalón vaquero con protecciones que sueles usar a diario. Plantéate ponerte un pantalón técnico textil con forro interior desmontable y membrana sobre el vaquero. Piensa que deberá alojarlo en su interior, por lo que la talla tendrá que ser más amplia que la que uses cuando “solo” ruedas con un pantalón… Digamos que se trataría de la solución más “armada” posible, pero siempre nos quedará la parte inferior del chubasquero, el que siempre hemos llamado “pantalón de agua”.

De nuevo, nos pasará como con el chubasquero, es decir, no admite la evaporación del sudor pero, al menos, frenará en la medida de sus posibilidades (que son muchas, la verdad) la entrada del agua a nuestras piernas… y lo que no son las piernas, que también anda por ahí. Ten en cuenta que, por la propia posición de pilotaje en tu moto, el agua tiende a acumularse en este punto, algo que resulta muy desagradable cuando notas que comienza a empaparse y todavía te queda un trecho por delante para llegar. En este caso, no descartes el hecho de hacerte con un mono de lluvia completo, esto es, de una sola pieza: es perfecto para evitar que el agua se cuele entre chaqueta y pantalón, por lo que garantiza una cobertura total. ¿Lo peor? Que no podrás usarlo de manera parcial, ya que a veces, solo con el empleo del pantalón o la chaqueta te serviría para «salvar los muebles»…

cubrebotas

Por último, los pies también sufrirán lo suyo y, como en el caso de las manos, trasladarán el efecto del frío provocado por encontrarse empapados en plena marcha directamente a la temperatura corporal. Aquí has de vigilar de manera especial el estado de las botas, ya que una suela en mal estado en su unión con la piel puede provocar una vía de entrada tan molesta como la que podríamos encontrar en la sufrida cremallera. En este punto, donde el dentado sufre por posibles dobleces y torsiones, además del propio trabajo de cerrar y ajustar la bota al pie y la pantorrilla, el agua encuentra el lugar más fácil para acceder al interior, con solapas pequeñas o tal vez velcros que ya no cierran por un uso excesivamente prolongado y que apenas ya son capaces de mantener la línea de la cremallera a la que se pretende dar cobertura. Es momento de cambiar. En cuanto a los cubrebotas que puedas adquirir y que siguen la línea del traje de agua impermeable, que no transpirable, ten en cuenta que no han sido diseñados para caminar, por lo que provocarán inestabilidad a pesar de disponer de elementos antideslizantes en la zona de la suela. De nuevo, una solución a medias que, en definitiva, se trata de un remedio que suma, sí, pero con serios inconvenientes inmediatamente después de bajarte de la moto.

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