Prueba Keeway Vieste XDV 300: El desconocido que vino de oriente
Resulta curioso. Parece que marcas como Zontes o Voge, absolutamente recién llegadas, han conseguido en menos tiempo tener mayor «presencia» o, al menos, mayor grado de conocimiento entre el público que Keeway, con toda esa experiencia detrás. Lo cierto es que esta marca tiene el suficiente bagaje como para haber encontrado ya una mejor posición en este sentido.
Hace ya años que son conocidos, pero lo son sobre todo por esas 125 de marchas naked sport de las series RK como las RKS, RKF o RKV que se han vendido tan bien durante muchos años; o por sus custom 125, de las que las Superlight ha sido también, durante prácticamente 20 años, una de las líderes del mercado.
Con los scooter han tenido menos éxito, aunque también se han vendido gracias a un precio contenido. Pero donde apenas han llegado ha sido a esos scooters de cilindradas mayores a los 125 cc. Desde luego han tenido ya algunos en el mercado y no iban mal en absoluto.
Ahora llega un nuevo 300 a la gama de Keeway. No ha habido presentación oficial ni especial «ruido», salvo una escueta nota de prensa con las consiguientes fotos. Pero ha sido suficiente como para llamar nuestra atención y hablar con la marca para disponer de una unidad para esta prueba: el scooter tenía muy buena pinta, así que lo merecía.
El Vieste estándar ya nos gustó hace tiempo cuando lo probamos y este, con ese estilo «crossover», un equipamiento destacable y un precio llamativo para un 300, ha hecho méritos a priori para echarle un vistazo más cercano y hacer unos kilómetros con él. Y, ¿sabes qué? Nos hemos encontrado con un scooter más que interesante.
Es divertido de llevar, muy ágil, suficientemente rápido en ciudad e incluso en desplazamientos de rango medio, con un equipamiento llamativo. Y todo ello con un nivel de calidad de acabados muy considerable y una estética realmente atractiva. Pocas cosas no convencen del nuevo Keeway…
Y sí, viene de China, procedencia que si bien hace unos años parecía un desdoro, algo vergonzoso que había que esconder, la llegada de esa competencia para Keeway como pueden ser Zontes, Voge o QJ Motor ha hecho que haya que reconsiderar el aprecio que sientes hacia sus motos. Sí, porque las hay muy interesantes, independientemente de que alguna unidad salga «rana», que el mejor escribano echa un borrón.
Keeway debería reclamar también su posición en este panorama, puesto que fueron de las primeras marcas chinas en llegar a occidente con un planteamiento distinto al chollo en precio, y con un ojo puesto en el futuro, por tanto, en la calidad. Con este 300 demuestran estar al nivel de cualquiera de los rivales de su país. Y si de esos ya hemos dicho más de dos veces que en algunos casos están al nivel de compararse con los japoneses o los europeos, de Keeway, en este caso, también.
Cómo es el Keeway Vieste XDV 300
Hace ahora dos años que hicimos la prueba del Keeway Vieste 300 «estándar», un scooter que también llamaba la atención por intentar ser una especie de «sport-urbano» al estilo del Honda PCX o Yamaha NMAX 125, pero en una categoría de cilindrada superior. Resultaba divertido de llevar, muy ágil y ligero, pero con un motor de 20 CV (ningún exceso para un 300, desde luego) es un scooter que no ha tenido hasta ahora mucho éxito. Y es curioso porque está bien terminado. Todo un descubrimiento si solo te vas a mover por ciudad y alrededores.
Ahora, con esa plataforma, se estira el concepto. Aquel era, como te digo, un sport urbano. Este es un «urbanita-sport-crossover». Emplea ese motor, ahora en Euro 5 ya, no excesivo en potencia, pero sigue moviendo un scooter muy ligero de 159 kg declarados, una cifra baja hasta en un 125. Con ello consigue prestaciones interesantes y, sobre todo, una divertida sensación de agilidad y maniobrabilidad, reforzada por una parte ciclo eficiente.
Pero no quiere ser un scooter «cross»; no es una moto de campo ni un scooter trail pese a que se han alargado un tanto unas suspensiones que van bien; también se han montado neumáticos con algo de taco, pero las llantas de 13″ limitan un tanto su uso fuera de carretera. Algo que, en el fondo, es lógico: ¿cuántos futuros poseedores del XDV van a rodar asiduamente por el campo?
Lleva un chasis en tubo de acero, bastante simple pero suficientemente rígido para mantener la compostura hasta en zonas bacheadas. Se ha montado la versión Euro 5 del antiguo motor Piaggio QUASAR 300, el que se empleaba hace años en los scooters italianos, ya fuera de uso en estos. Es realmente un 278 cc que resultaba de ampliar en lo posible el cilindro del anterior 250 y, por ello, siempre fue un motor un tanto justo de potencia.
Monta culata de cuatro válvulas y por supuesto refrigeración líquida. En este caso se han alcanzado los 25,8 CV a 8.250 rpm, con un par de 24 Nm a 7.000 rpm, cifras altas para este motor que siempre se ha mostrado fiable. En este caso además han conseguido mayor suavidad de funcionamiento que en cualquiera de sus versiones anteriores, incluyendo las «originales» italianas de 250 cc.
Se ha montado una horquilla invertida firmada por KYB, mismo proveedor que entrega dos amortiguadores de botella separada, muy aparentes. Para frenar se usan dos discos lobulados, de 240 mm y 220 mm respectivamente de la marca española JJuan, con la pinza delantera montada de forma radial. Lleva además ambas manetas regulables en distancia y el consabido ABS, obligatorio por ley.
Y en las ruedas encontramos llantas de 13″ en ambos trenes con neumáticos CST con algo de taco. Bajo el asiento te cabe un casco integral. El que ves en las fotos, un modular bastante grande, cabe dado la vuelta y dejas hueco para los guantes y poco más.
En cuanto al sistema de estacionaminto, emplea tanto la pata de cabra lateral como el caballete, ambos de funcionamiento muy correcto y perfectamete accesible, sin problemas para elegir el mejor sistema que puedas necesitar a cada momento, no encontrando por ejempo excusas para no emplear el caballete «porque no me apaño»… Nada de eso.
Lleva piñas retroiluminadas, llave de proximidad y cúpula regulable en altura. Para ello tienes que coger dos pomos a los lados de esta, tirar hacia afuera y colocarla en una de las posiciones predefinidas, tres en total. Es fácil y rápido pero lógicamente lo tienes que hacer con las dos manos, desde parado. Y el cuadro digital tiene mucha información: de hecho, llama la atención que indica incluso la presión de ruedas y temperatura exterior. Eso sí, con el sol de verano pegando directamente es un tanto oscura y no se ve con la claridad que debiera.
Cómo va
El Keeway Vieste XDV 300 es un scooter llamativo desde que lo ves. Por fuera, sus líneas, su decoración y sus acabados son llamativos. Es compacto; no parece, y de hecho no lo es, grande o pesado. Sí que es cierto que el frontal, con la cúpula corta y estrecha, los faros, la horquilla invertida o la pinza radial, da todo el aspecto de un scooter de gama alta, de una marca «premium»… Está bien hecho.
A sus mandos sigues apreciando un nivel de calidad superior al que esperas en un Keeway. Las piñas retroiluminadas, el aspecto del cuadro, la plataforma con inserciones de aluminio son también dignos de un scooter superior. Me entregan la llave de proximidad y con ella en el bolsillo giras el pomo del contacto, se enciende el cuadro y ya estás en disposición de salir andando.
La pata lateral desconecta el motor si no se pliega. El caballete sube y baja con toda facilidad, bien equilibrado. Y puedes abrir el asiento desde una tecla en el pomo (como los Honda), pero cuando tienes el contacto dado no tienes que quitarlo para abrir (también como en los Honda), sino que tiene un botón en la piña derecha que te permite abrirlo.
No es un scooter alto (800 mm de altura de asiento) y es bastante estrecho. Se llega bien al suelo pero deja sitio, con un manillar de buenas proporciones y bien situado para las rodillas aunque seas alto. La posición de conducción, por tanto, es muy buena y tanto el asiento como los mandos te dejan moverte como quieras.
El motor no hace mucho ruido y no hay vibraciones. Como curiosidad hay que recordar que cuando los empleaba Piaggio tenían bastante tendencia a calarse en frío, tanto en sus versiones de carburación como los primeros de inyección. Este, por fortuna, no lo hace ya.
En los primeros metros notas «de qué va» el XDV. Se siente muy ligero y sobre todo, muy ágil; las llantas de 13″ tendrán otros puntos menos positivos, pero un tren delantero bien configurado como este con esa llanta te aporta la sensación de que el scooter es capaz de entrar por donde quieres, como quieras.
Gira en muy poco espacio y eso te da una maniobrabilidad importante en la ciudad. Es además bastante estrecho, por lo que entre calles es uno de los scooters medios más agradables y rápidos, sobre todo cuando las condiciones del tráfico se complican.
En la carretera se muestran las limitaciones de un scooter cuya base es un modelo de carácter eminentemente ciudadano. Los casi 26 CV se muestran suficientes a la hora de acelerar fuerte en ciudad; o en carreteras comarcales, donde unos frenos potentes y de buen tacto unidos a unas suspensiones muy bien calculadas y a esos neumáticos CST que, sin ser de primera marca, en seco, tienen buen agarre y tacto, permiten conducir deprisa y divertirte de verdad.
Por encima de 120 km/h es donde empiezan a notarse los límites. Por un lado, el motor, aunque esta unidad estaba poco rodada todavía (no alcanzaba los 1.000 km) y llaneando o con algo de subida le costaba pasar de los 130-135 km/h de marcador. Bajando o en llano, cuando ya has cogido velocidad, sí que se estira bastante más gracias a un desarrollo más bien largo. Es difícil, si no es bajando bastante, verle el corte de encendido, que estará más allá de los 150 km/h…
Eso si, en estas condiciones la llanta de 13″ se muestra algo justa y al tumbar a alta velocidad, o sobre baches por encima de esos 130 km/h, se empieza a mover algo de delante. Es nervioso, pero no pierde agarre ni compostura. La cúpula regulable es algo justa de altura y anchura, poco más que una visera realmente, aunque en mi opinión a la velocidad a la que normalmente circulas con un scooter así tampoco es necesario mucho más.
Y hemos probado a meterlo en alguna pista. Los neumáticos CST mantienen el tipo con cierto agarre y tracción. El ABS no lo puedes desconectar, pero sirve para evitar sustos y poder frenar como en carretera sin muchos problemas. Tienes que tener cuidado con cárcavas y baches, porque la llanta de 13″ no es especialmente buena en esas condiciones. Y las suspensiones, que en carretera se muestran muy bien calculadas, vuelven a sorprender aquí funcionando de manera muy correcta, si de lo que se trata es de pasar por pistas no asfaltadas con cierta seguridad y no «hacer enduro».
Lo mejor:
-Bien acabado y estéticamente logrado
-Agilidad y comportamiento deportivo
-Equipameinto superior al esperado
Mejoraría con:
-Algo más de espacio bajo el asiento y con, al menos, una guantera
-Llanta delantera mayor
Así lo vemos:
En carretera: 4
En ciudad: 4
Pasajero: 4
Confort: 4
Equipamiento: 5
Autovía: 3
(De 1 a 5 puntos)
Keeway se podría definir como «la decana» de estas marcas chinas que ahora llegan con intención de hacerse un hueco en la lucha «de tú a tú» con el resto de marcas. No se ha hecho ver en esta nueva realidad de mercado, donde quizá las marcas de nuevo cuño les están «comiendo la tostada».
Pero cuando pruebas un scooter como este Keeway Vieste XDV 300 te das cuenta de que ellos llevan muchos años vendiendo motos en Europa y tienen muy claro los niveles de calidad y acabados necesarios para estar en «primera linea de batalla». El XDV va muy bien y es divertido de llevar, muy útil y cómodo en ciudad, ágil y eficaz en carretera y suficiente en la autovía.
Todo ello en un scooter muy cómodo y con un nivel de equipamiento con el que incluso rivales de más nombre, prestigio y precio, ni sueñan.
FOTOS: Miguel Méndez
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