Niveles de equipamiento en moto: el equipo básico e imprescindible

Niveles de equipamiento en moto: el equipo básico e imprescindible
Luis López Lozano
Cuando circulamos en moto, independientemente del tipo, marca y modelo que se trate, deberíamos hacerlo respetando unos mínimos niveles de equipamiento. Veamos en qué consiste para ponerlo en práctica de manera sencilla y económica.

El mero hecho de rodar en moto exige hacerlo con el equipo necesario que velará por la seguridad de elementos tan cruciales en nuestra salud como son nuestra cabeza, las articulaciones y nuestras extremidades. Todos ellos son puntos vitales sin los cuales, en buen “estado de revista”, nuestra vida sería muy diferente. La cuestión es que conservarlos en caso de un hipotético accidente circulando en moto no resulta en absoluto ni complicado ni excesivamente caro, si bien en comparación con el sufrimiento de daños físicos nada tiene precio…

De tal modo que surge aquí el gran dilema, ¿por qué se rueda en moto sin guantes, con zapatillas de deporte, abrigado con una chaqueta del grupo Inditex o un casco sin homologar? No existe una excusa válida a día de hoy. Por un lado, el paso del tiempo ha provocado que los precios hayan sufrido un ajuste tal que, en la actualidad, es posible conseguir un casco integral a muy buen precio, esto es, por debajo de la barrera de los 100 euros, por ejemplo. En realidad, nos estamos situando en un nivel superior de equipamiento que trataremos en sucesivos artículos pero, ya de entrada, nos sirve este dato para hacernos una idea de la realidad, de lo posible, de evitar males mayores en caso de sufrir un percance a los mandos de nuestra moto. Evitarlo está en nuestras manos, nunca mejor dicho.

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En moto con el equipamiento mínimo imprescindible

Ya sea a los mandos de un scooter, o tal vez de una naked con carnet de coche o una custom urbana, queda claro que no nos servirá cualquier ropa “de paisano”; otra cuestión sería que no encontráramos el estilo que nos gusta y que buscamos, con el que nos identificamos. Tiempo atrás el uso de una chaqueta para ir en moto se relacionaba, de manera prácticamente indisoluble, con una prenda de cuero o el habitual y guerrero “barbuor” de los años de la “transición motociclista”. Hoy el catálogo es tan amplio que no solo el tejido, sino también los diseños, cortes y colores son tan amplios que difícilmente no encontrarás el que más se adecúe a tus gustos y necesidades.

Pero comencemos con lo que, todavía hoy, se encuentra establecido como único elemento de protección obligatorio circulando en moto: el casco. Un nivel básico de protección en este terreno exige un modelo homologado. La lógica nos indica que dicha homologación se obtuvo con las pruebas pertinentes de impacto y sujeción, algo que quedaría invalidado si lo usamos sin preocuparnos por su ajuste. ¿De qué sirve colocarte el casco sin abrocharlo? ¿Quién te puede garantizar que, dos calles más abajo, que es donde te diriges, estarás libre de sufrir cualquier tipo de accidente por impacto, por una frenada de emergencia o, quién sabe, por cualquier fallo de tu moto?

Cuando jugamos a ser adivinos no hacemos más que demostrar nuestro infantilismo. Encontrarás cualquier casco abierto a un precio tan básico como su protección en cualquier tienda del ramo. Recuerda que la protección de tus ojos será otro de esos puntos vitales, porque tampoco serás capaz de saber, con total seguridad, cuándo un coche te lanzará una pequeña piedra que lleve incrustada en la banda de rodadura de sus neumáticos, impactando directamente en tu cara con mayor o menor fortuna… lo que podría desembocar en males mucho mayores. Evítalo eligiendo un casco con pantalla de amplias dimensiones para lograr el máximo de protección posible en este aspecto. Mantenla siempre limpia y en buen estado, libre de golpes o de huellas de manos pegadas en la superficie.

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En verano y en invierno, siempre con chaqueta

Como decimos, la chaqueta de moto hoy día no siempre nos identifica como usuarios de un vehículo de dos ruedas. Se ha conseguido tal amalgama de tejidos, colores y diseños que no es difícil encontrar la que más te guste o requieras en momentos puntuales de tu día a día. Sin embargo, de manera habitual vemos a pilotos urbanos con sus motos pertrechos de elegantes abrigos o, en verano, simplemente en mangas de camisa. No tiene sentido.

Una chaqueta con tejido resistente a la abrasión, bien adaptada a nuestro cuerpo con los ajustes pertinentes y, por supuesto, sobre una prenda de nuestra talla, evitará no solo que dejemos de pasar frío durante el invierno o que nos cale el agua, sino también males mayores provocados por una caída, tal vez a baja velocidad, pero que provoque la curación de unas heridas por abrasión que solo sabe lo que implica aquel que lo haya padecido en sus propias carnes…

Recuerda, por tanto lo básico: una chaqueta homologada debe resistir el roce contra el suelo, así como impactos con protecciones en hombros y codos, mínimo; sumándole una espaldera básica desmontable sería mucho más apropiado. Busca tu estilo, elige bien la talla y rueda seguro.

Guantes en moto, ¿para qué?

La respuesta es muy sencilla: para evitar las dolorosas curas de las que hablábamos en el caso de un arrastrón sin una chaqueta homologada. Lo que sucede con los guantes es todavía, si cabe, más evidente. Usamos las manos para todo y no concebimos nuestras vidas sin poder coger nuestro teléfono móvil, o escribir en un teclado ante el ordenador; ni que decir tiene que si no podemos coger la moto para ir al trabajo, nos sentimos perdidos y “desprotegidos”… ¿por no llevar enfundado unos guantes de moto en una caída?

Una vez más se impone la lógica y un mal proceder, sencillamente, sigue sin tener sentido. Un par de guantes homologado tampoco te quitarán una enorme cantidad de dinero de tu exiguo sueldo. A cambio, si no los usas te verás obligado a quedarte en casa por poner las manos en el suelo como medida de protección instantánea e intuitiva en cualquier resbalón o un accidente mayor.

No caigas en el error de usar guantes “de vestir” o incluso los diseñados para la nieve. Los rigores del asfalto exigen prendas homologadas para tal fin y cualquier otro producto simplemente no sirve para nada. Piensa que a quien le tienen que servir es a ti, en caso necesario. Encuentra un compromiso medio entre protección y tacto, con ajustes que impidan que salgan despedidos en un arrastrón y recuerda que cuanta más larga sea la caña, mayor protección brindarán.

Pantalones de moto más o menos “casual”

Como le sucede al resto de equipamiento motorista, el pantalón ha sido hasta ahora motivo de justificación para ir en moto “bien vestido” con prendas inapropiadas. Ya seas más o menos elegante en el vestir, más o menos informal, o simplemente lo que te requiera cada situación, encontrarás un par de pantalones preparados para soportar la fuerza de la abrasión y listos para recibir duros impactos en zonas sensibles, como las rodillas o las caderas.

Una vez elegido el tipo de pantalón que pretendas usar, recuerda que a mayor cantidad de protecciones, más incrementarás la seguridad en los puntos vitales descritos. No faltan pantalones en los que las protecciones de rodilla se desmontan fácilmente por el exterior, en caso de que te molesten una vez llegues a tu destino. Soluciones y precios encontrarás muchos en las tiendas más nutridas de tu zona… porque la compra física es tan importante en los pantalones como en el resto de elementos de tu ropa técnica para circular en moto. La talla y el ajuste deberán ser los que tu anatomía requiera; otra solución no es en absoluto recomendable.

Los pies, en moto o scooter, bien protegidos

Hay quien tiene la falsa sensación de seguridad circulando en scooter por llevarlos reposando sobre la plataforma. En un impacto lateral es posible que sea la propia estructura del scooter la que detenga el primer ciclo del golpe. Sin embargo, los pies suelen encontrarse a merced de los más agresivos agentes externos, ya sea descansando sobre una plataforma o haciendo lo propio sobre los estribos de una moto convencional.

Por lo tanto, requieren de un cuidado especial en puntos críticos como la puntera (prolongada hacia el lateral exterior) o el maléolo y el tobillo. Sus roturas causarán daños difícilmente reparables… apenas con paciencia y mucho, mucho dolor por medio. Así, las cañas de altura media nos protegerán un grado por encima de los calzados de caña baja, quedando el maléolo “al aire”. Existen modelos de tipo deportivo o más elegantes y cuidados de aspecto que ofrecen dicha protección, con los puntos vitales descritos reforzados. Es posible que tus zapatillas de deporte dispongan de una suela por la que parezca que caminas sobre un lecho de plumas mientras haces deporte o corres por tus recorridos habituales, pero en moto de nada te servirá excepto para destrozarte los pies y pasar un tiempo en el dique seco… Si no quieres armarte con unas botas de moto, al menos encuentra un calzado con refuerzos básicos que, como mínimo, cumplan su función cuando menos te lo esperes.

En definitiva, una protección básica mientras rodamos en moto es posible en términos de seguridad y, cómo no, en lo económico con precios asequibles. El mero hecho de obviarlo se convierte en una verdadera temeridad. La desidia es mala compañera…

 

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