Qué chaqueta de moto elegir, ¿textil o cuero?

Las chaquetas de cuero para rodar en moto son milenarias. Fueron uno de los primeros artículos de equipamiento para el motorista social y comúnmente aceptado que nos identificaba como eso mismo, usuarios de la moto. Tal vez lo “peregrino” del asunto (abrigarse cuando se pasaba bastante más frío en moto que andando) dejase a un lado el verdadero sentido de su uso, esto es, ofrecer una barrera de protección frente a posibles percances circulando en moto.

Sin embargo, otras derivas extravagantes como ser “un tipo duro” alzando el cuello mientras se fumaba, e incluso identificar a un sector determinado del colectivo motero como podrían ser los propietarios de motos custom, han desembocado e lo que hoy se considera “clasismo”; un encasillamiento discriminatorio a veces injusto, a veces malentendido o valorado de cualquier modo, sin rigor.

Todo ello sirvió, de alguna manera, para introducir una prenda vital en nuestro ajuar motociclista, y después llegar a la necesaria especialización aportando en su diseño zonas protegidas o reforzadas frente a impactos y arrastrones… porque no siempre es válida una inserción doble de piel en determinados puntos de la chaqueta. Y junto con su especialización, aparecieron las chaquetas técnicas textiles pertrechas de tejidos ultrarresistentes frente a la abrasión, haciéndose valer a su vez de las mismas protecciones que equipaban las prendas de cuero, así como medidas similares en cuanto a lo adecuado de un tipo de corte, diseño o cualquier aportación que sirviera para que el motorista se sintiera cómodo y protegido al tiempo.

Una vez teníamos claro que la típica cazadora vaquera o símil cuero forrada de “borreguito” por dentro, no servía nada más que para salir a dar una vuelta al parque más cercano o ir a la compra al mercado de la esquina, apareció la duda: si vamos a rodar en moto y hemos de hacerlo con una chaqueta apta para ello, ¿con cuál nos quedamos, piel o textil?

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Chaquetas de moto en cuero o textil: ventajas e inconvenientes

Se suele decir que, en el entorno de la moto, la estética es un punto decisivo para tener en cuenta. Tal vez habría que decir que hay usuarios especialmente concienciados con su aspecto que requieran identificarse con sus tendencias y, en definitiva, con su moto y el colectivo al que pertenece, lo que vendrá refrendado por sus apariciones en redes sociales y demás actividades del nuevo milenio. Otros, sin embargo, prefieren sentirse cómodos y seguros al enfundarse una chaqueta para disfrutar sus kilómetros en moto nada más… y nada menos. Sea cual sea tu situación, dedícale un momento a discernir lo que aporta una y otra prenda dejando a un lado cualquier convencionalismo para ir al centro de la cuestión: queremos conducir en moto tan cómodos como seguros. Vamos a ello.

Una chaqueta de cuero para moto dispone de un corte y patronaje ciertamente ajustado, lo que ya de por sí ofrece una ventaja evidente al evitar, en la medida de lo posible, la aparición de molestos “flaneos” de la piel en plena marcha. De entre las características de la piel más valoradas se encuentra su capacidad para amoldarse a las líneas de nuestro cuerpo, lo que junto con un tallaje y corte de la prenda adecuados nos da como resultado aquello de enfundarnos con “nuestra segunda piel”. No molesta por su alto grado de ajuste, lo que conlleva el hecho de circular en moto como si no la llevaras puesta… por decirlo de algún modo. Por supuesto, refuerzos, protecciones y ajustes en puntos vitales deben acompañar a dicha capacidad de la piel, algo que ya no es tan fácil de encontrar para cada usuario en particular teniendo en cuenta que estamos hablando de prendas con tallas estandarizadas, no chaquetas cortadas a medida.

Llegado a este punto, una chaqueta textil aporta sus ventajas con un patronaje y tejido más aptos para acomodarse a diferentes “dibujos” de usuario en una talla determinada, si bien el papel de los ajustes es en este sentido un aspecto fundamental, tanto por diseño como por el propio tejido en sí que, para evitar los “flaneos” comentados, se ha de servir de cremalleras, velcros o clips que cierren (o abran en su defecto) el espacio libre entre el brazo y la manga por ejemplo, o en otras zonas importantes como la cintura o el cuello. Como siempre, el objetivo es doble: aportar confort al piloto, evitando apreturas excesivas o tejido “libre” expuesto al viento, así como ofrecer los niveles de protección necesarios en caso de percance.

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¿La piel y el tejido resisten a la abrasión por igual?

Las pertinentes homologaciones indican el grado de resistencia y, llegado el caso, si la prenda se encuentra en los parámetros exigidos para servir al motorista en su actividad. Lo recomendable es exigir protecciones Nivel 2, a ser posible de gel (mayor capacidad de adaptación y de recuperación frente a cualquier impacto), pero también la resistencia de la superficie exterior deberá soportar la abrasión a la que se verá sometida en cualquier caída. Suele hablarse de la resistencia de la denominada Cordura 500d (mínimo recomendable) y los diferentes tipos en función de la capacidad de soportar las altas temperaturas en su rozamiento con el asfalto. Sería la relación equiparable al gramaje de la piel empleada en una chaqueta, es decir, cuanto menor sea este, la capacidad de protección y el peso se reducen.

Una chaqueta cómoda por su escaso peso es un auténtico reclamo para cualquier motorista que busque precisamente este detalle, sobre todo en el día a día donde valore un casco o una prenda liviana para no acusar el cansancio en plena marcha o, simplemente, cuando llevamos todo ello de la mano al estacionar y entrar al mercado, al realizar una visita, entrar y salir del trabajo o haciendo recados. Aunque la tentación es grande, el índice de protección frente a impactos y abrasión es directamente inverso. Tenlo muy en cuenta.

La piel y los tejidos textiles, ¿aguantan el agua en moto?

He aquí uno de los puntos más determinantes para aquellos que hacemos muchos kilómetros en moto durante todos y cada uno de los meses del año. Las chaquetas de cuero han podido pecar de pesadas, al menos aquellas más cargadas con un gramaje de piel generoso, pero al menos conseguían guardar gran parte del calor generado por el cuerpo. Sin embargo, en condiciones de frío extremas, la piel tiende a endurecerse en un intento por “proteger” sus cualidades de elasticidad y adaptación a nuestro cuerpo; es lo mismo que haría nuestra propia piel al enfrentarse al frío o calor. Pero además, su capacidad porosa permite la evacuación del sudor, ¡perfecto!, lo que significa que también facilita la entrada de agua proveniente el exterior. Piensa que una chaqueta de piel empapada tras haber rodado en moto bajo la lluvia tardará un tiempo considerable en secarse y volver a la «normalidad». Suele absorber bastante agua y la capacidad para “centrifugar” es más bien escasa.

En este punto, las chaquetas técnicas textiles han aportado un extra con tejidos capaces de repeler el agua, lo que junto con la aportación de la membrana interior microporosa (de cierta calidad, como sucede con el gramaje y propiedades de la piel y tejidos disponibles en el mercado) convierte a la prenda textil en la más adecuada para soportar condiciones climáticas extremas. Es posible que encuentres chaquetas de cuero con capacidad de repeler el agua, en cuyo caso deberás tener en cuenta tres premisas: la primera es que dicha capacidad va mermando con el paso del tiempo (no mucho), mientras que la duración estimada del “trabajo” en cuestión apenas será de entre dos y cuatro horas rodando bajo una lluvia moderada. Por último, y frente a la disponibilidad de diferentes tipos de pieles (vacuno, canguro, oveja, híbridos, etc), solo la de tipo vacuno será capaz de ofrecerte dicha capacidad de repeler el agua, con las salvedades indicadas.

Como ves, hay diferentes factores que deberás tener en cuenta a la hora de elegir entre una chaqueta de piel y otra textil. La variedad es tal que incluso encontrarás algún que otro modelo que combine ambas soluciones, en un intento por lograr una estética más personal que otra cosa, si bien no es mala idea concentrar en una sola prenda lo mejor de ambos mundos… Sea como fuere, preserva tu cuerpo sintiéndote lo más cómodo posible y afín con tus gustos y preferencias.