Chaquetas de moto para todo el año: ¿son realmente eficaces?
Una chaqueta de moto de calidad contrastada requiere de una seria inversión, más todavía si se encuentra destinada a rendir todo el año. Para ello, la prenda en cuestión se hace valer de todo lo necesario tanto en invierno como en verano, sin olvidar los meses en los que el clima es lo más parecido a aquello que se suele decir de “cero grados: ni frío ni calor”.
Cuando insistimos en “todo lo necesario” puede parecer pretencioso, y necesariamente lo es. No es poco precisamente, ni cualquier remate o solución resulta válida para salir del paso porque lo que buscamos con una prenda multicapa es, precisamente, solventar el hecho de rodar en moto todos y cada uno de los días del año, salvando los inconvenientes que eso implica en zonas en las que las amplitudes térmicas son muy pronunciadas y el clima es, en definitiva, tan caprichoso como el precio de la gasolina.
En serio, ¿estás dispuesto a gastarte un dinero en esa chaqueta que se nos presenta como perfecta para todo el año? En ese caso, vamos a buscar la prenda perfecta examinando cada uno de los detalles que no deberían echarse en falta y, por qué no, abramos la caja de los deseos para sentirnos orgullosos de nuestra compra para, en definitiva, rodar cómodos y convenientemente protegidos en moto.
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¿Es realmente la mejor solución para todo el año?
La respuesta a esta pregunta dependerá de tus preferencias, necesidades… e incluso «manías propias». Sin ánimo de ser ambiguo sino más bien todo lo contrario, el hecho de rodar en moto lo más cómodo y protegido posible depende de muchos factores, entre ellos la propia sensación de confort. ¿Sufres mucho con el calor? En ese caso, por mucho que te guste una extraordinaria y elegante chaqueta de piel, esta no será la mejor solución para los meses con temperaturas más elevadas… cada vez más, por cierto.
Lo mismo podría decirse de la chaqueta multicapa, porque si bien debe ser una prenda perfectamente preparada para soportar el sofocante calor veraniego en moto, sin embargo lo tendrá complicado para vencer a otra de tejido ventilado en estas condiciones; todo ello teniendo en cuenta que buscamos la máxima ventilación posible, no simplemente un sistema de ventilación más o menos eficaz, sin más.
La conclusión es evidente: frente a ambientes cálidos extremos, la chaqueta multicapa desprovista de todos los forros interiores no podrá ser equiparable a otra prenda de tejido taladrado e hiperventilado. Esto no significa que la chaqueta “total” no nos sirva para rodar en moto en pleno verano, pero si existen soluciones más eficaces a medida que la temperatura ambientan se acerca o incluso rebasa los 40 grados, no estará de más disponer de ella en nuestro armario motero, ¿o ya se nos han olvidado los calores del último verano, el más «potente» en décadas?
La crudeza del invierno: el reto más pretencioso para una chaqueta
Cuando hablamos de rodar en moto durante el invierno, intentamos ponernos en el peor de los casos, siempre que se pueda circular de manera firme y segura sobre superficies libres de hielo, nieve, hojarasca otoñal, etc. Claro, todo mejora a medida que nos desplazamos hacia el sur, o simplemente rodando a poca altura respecto al mar. En cualquier caso, nos situamos en ambientes complicados en los que el agua y el frío causan estragos, poniendo a prueba la capacidad de resistencia del motorista.
Es aquí donde una chaqueta multicapa debe demostrar que también puede hacer frente a las extremas condiciones del invierno, sobre todo viniendo de un otoño tal vez suave que no ha requerido medidas especiales de abrigo. Pero cuando el aire es helador y el agua cae de manera incesante durante todo el trayecto que estamos obligados a hacer, ¿cómo deberá trabajar la chaqueta multicapa?
Como es obvio, los forros interiores necesitan estar bien instalados y ajustados. Hay prendas que separan la membrana microporosa, fundamental en cualquier chaqueta “de peso” con calidad refrendada de la misma, de la capa “de abrigo” o forro térmico. De nada sirve unirlo todo a la estructura principal mediante cremallera o clips sin cerciorarse de que cada uno de ellos está correctamente puesto. Resulta muy molesto quitarse una chaqueta empapada durante horas o incluso minutos de haber rodado bajo una intensa lluvia, y ver cómo las mangas de los forros interiores salen “del revés” junto con nuestro brazo. Presta mucha atención a la calidad de los clips de unión y, recuerda: si en vez de un clip encuentras una cremallera bien acabada, mejor que mejor.
El acabado en zonas vitales: tomas de aire, ventilaciones, cuello…
Otro aspecto que deberás mirar con lupa es esas soluciones que tan bien nos han funcionado durante el verano de nuestra “chaqueta 360” porque, ahora que aprieta el frío y la lluvia, no deberán volverse en nuestra contra: donde antes había un agradable flujo de aire interior, ahora dichas tomas tendrán que estar cerradas “a cal y canto”. Las cremalleras solapadas con gomas suelen ofrecer una excelente barrera frente a agentes externos indeseados; en caso contrario, las mismas cremalleras liberadas de cualquier protección, se encontrarán mucho más expuestas y serán, por ello, menos eficaces incluso en caso de contar con el propio material del tejido externo de la prenda como posible frente de contención. Vigila su acabado y cerciórate de la calidad y capacidad de resistencia.
Lo mismo podría decirse de otras zonas sensibles como las muñecas o el cuello. La protección que nos ofrecen es fundamental para no agobiarnos durante el verano, pero también para evitar el paso del frío o el agua en pleno invierno. Son útiles los cuellos “postizos” o añadidos a la base de la prenda, pero esta en sí debería aportarnos soluciones para lo indicado: proteger en invierno y no molestar durante el verano. Algo que una chaqueta de calidad contrastada debe ofrecer a su orgulloso propietario y donde, entre otros aspectos, se ve y se nota el dinero invertido.
En el caso de las mangas, el reto vuelve a se doble, ya que los ajustes deberán permitir dejar pasar el interior de una gruesa caña de guante invernal, mientras que en verano requerimos que tanto la propia manga como el final de la misma se estreche hasta poder ajustarnos la misma caña del guante, en esta ocasión de verano, por el exterior del tejido de la chaqueta.
Por supuesto, los bolsillos nunca pueden faltar. Si eres de los que les gusta tener la cartera y el móvil a buen recaudo, descarta las chaquetas que no aporten interiores estancos al agua. Atención, porque hay que afirma disponer de este tipo de bolsillos, pero no siempre “funcionan”: comprueba que la solapa exterior y la cremallera que da acceso al interior estén convenientemente protegidas con goma o cualquier otro refuerzo, y lo mismo sucede con el material del propio bolsillo, donde el mismo forro tendrá que ser resistente al agua, costuras y uniones incluidas. Por supuesto, el hecho de desmontar alguno de los forros o capas interiores de la chaqueta “all season” no debe implicar quedarte sin el siempre práctico bolsillo interior, o que este sea de menor calidad al del propio forro retirado.
Como ves, el reto es complicado, pero no imposible, siempre cumpliendo los mínimos estándares de calidad, protección y confort requeridos para rodar en moto durante todo el año. La inversión, en la gran mayoría de los casos, suele merecer la pena.