Probamos todos los modelos de motosharing que operan en Madrid

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Probamos todos los modelos de motosharing que operan en Madrid
Fórmula Moto
Fórmula Moto

Poco más de tres años han pasado desde que el primer servicio de motosharing llegó a España y algo más de dos desde que lo hizo a Madrid. En tan poco tiempo se han convertido en un boom que ha cambiado a muchos la forma de moverse por las ciudades.


Madrid es una de las ciudades donde más éxito ha encontrado esta fórmula de alquiler compartido. Recuerdo perfectamente la presentación a la que nos invitaron de aquellos precursores en 2016. Era Yugo, ahora convertida en Yego: acababan de desplegar una flota de motos por Barcelona, donde empezaban a operar, y nos explicaron cuál era el plan. Reconozco que yo fui de los incrédulos: conocía las empresas de «car sharing«, pero ¿en moto? ¿Y los cascos?¿Y los robos?¿Y el vandalismo? Menos mal que me equivoqué en mis dudas.

Hoy día es evidente que se ha convertido en una alternativa de movilidad económica y muy cómoda para los usuarios, y un negocio rentable para las empresas que, desde entonces, crece en número de unidades, en usuarios e, incluso, el propio número de empresas. De hecho, se empieza a convertir en difícil estar al día en cuanto a qué empresas ofrecen el servicio en qué ciudades. Hace dos años, en 2017, hicimos un reportaje similar a este en Scooting y encontrábamos cuatro empresas a nivel nacional. Ahora hemos encontrado diez, aunque no todas operan en todas las ciudades.

Coup, eCooltra, Acciona, Ioscoot, Muving y Movo operan en Madrid, la ciudad con más servicios de sharing de España y una de las de mayor oferta en este sentido de Europa. En Barcelona, además de tres de estas, se encuentra Yego, que antes fue Yugo y es la pionera en España, y acaba de desembarcar Scoot. Valencia tiene también servicio de alguna de las grandes más dos compañías propias: Blinkee.city y Molo. Estos son los focos principales.

Probamos en Madrid

Probamos el motosharing en Madrid

Madrid es la ciudad de España con más motosharing en sus calles. Hemos cogido las seis alternativas hoy día disponibles en la capital. Hemos querido probar qué se siente a sus mandos y comparar, de forma similar a como hacemos con modelos nuevos, cada uno de los scooters que se ofrecen en estos servicios.

Las conclusiones son interesantes. Se trata de tres scooters homologados L1e (hasta 45 km/h) y matriculados como ciclomotores y otros tres de homologación L3e, con placa blanca, capaces de superar esos 45 km/h. Suele decirse (nosotros también lo hacemos) que equivalen a un 125 cc, pero solo a efectos del carné que requieren. Lo cierto es que en el caso de estas motos no andan tanto como un 125 cc de gasolina (rondan los 70 km/h) y aceleran poco más o menos igual que los L1e.

Cómo funciona el servicio de motosharing

Será raro que no sepas ya cómo funcionan este tipo de servicios. El motosharing es solo una más de las muchas soluciones de economía compartida que se han desarrollado en los últimos años, en su caso enfocada a la movilidad en moto. Como casi todo este tipo de empresas, es una app para el móvil la que permite el servicio, y son todas muy similares. Aún así, no está de más que demos un repaso a la forma en que se usa.

1- Lo primero es darte de alta en una o en varias de ellas, en función de lo que te interese. Se suele hacer desde la propia aplicación. La descargas en el móvil (suele haber versiones iOS y Android) y vas dando los datos que te piden, incluyendo, como es lógico, los de la tarjeta de crédito que emplearás para pagar este servicio. Te pedirán una copia del DNI y del carné de conducir, copia que haces tú mismo con una foto desde el mismo móvil. Generalmente tardan pocos minutos en incluirte entre sus clientes y permitirte así utilizar sus motos.

2- Cuando vas a usarla, abres la aplicación del móvil y vas a una pantalla con un mapa de la ciudad donde están marcadas mediante iconos a tu alrededor las motos libres cercanas. Pulsas en una y la reservas. Esta reserva suele durar unos 15 minutos, en los cuales tienes que llegar a ella y ponerte en marcha.

3- Algunas de estas compañías permiten ya coger una moto sin reserva: tienen un código QR de identificación, abres la app, capturas el código y, si la moto no está reservada, ya es tuya.

4- Si la has reservado, cuando estás cerca de ella le das al botón en la app de «iniciar viaje» o similar. Es como dar el contacto. Puedes abrir el baúl o el asiento, sacar los cascos (suelen tener también esos gorros de papel de usar y tirar para que el uso de un casco compartido sea más higiénico)

5- Cuando llegas al destino aparcas la moto, abres el hueco del casco, lo dejas y pulsas a «finalizar viaje«. Computarán el tiempo y el coste, y la moto deja de ser problema tuyo.

6- Ten en cuenta que eres el responsable de lo que suceda con la moto durante ese rato. Si la aparcas mal, la multa te llegará a ti; si rompes algo, el responsable serás tú. Por ello es importante, si cuando vas a coger una moto ves algo roto, informar a la compañía. Puede ser que tú no informes y sí lo haga el siguiente usuario. Por tanto, serás tú el responsable.

7- En ciudades como Madrid, con seis empresas dedicadas a ello, más varias de coches, patinetes y bicicletas, es difícil decidirse por una u otra. Además, si solo tienes una se cumplirá la ley de Murphy: cuando vas a coger una moto, están todas donde no te viene bien. Es interesante darse de alta en varias: no suelen cobrar ya por ello y te regalan, a modo de prueba, tiempo gratis. Y para manejarlas hay ya apps «agregadoras»: te dan un mapa de la zona y te dicen qué vehículos de sharing tienes alrededor de muchas de estas empresas.