VII Vuelta a España en clásicas: el «Dakar de los Yayos»

77 VII Vuelta a España en clásicas: el «Dakar de los Yayos»
VII Vuelta a España en Clásicas
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Recorrer 2.100 km en siete etapas quizá no sea un hito en una moto moderna, pero hacerlo en un "hierro" de 1938 sí requiere paciencia, dotes de mecánica y ganas. Además, si participa algún piloto con más de 80 años... Bienvenidos a la VII Vuelta a España de clásicas.  

La Vuelta a España en clásicas es una prueba anual. En 2022 se ha celebrado la séptima edición de este rally estrella del Veterans Moto Club de Villaviciosa de Odón (Madrid), una prueba que nació como reto entre amigos y que ya ha alcanzado tal difusión que obliga a limitar la participación. 

Este año se retomaba la Vuelta a España en clásicas tras dos años en blanco. Es un evento no competitivo por carreteras comarcales y secundarias, dividido en siete etapas, con recorridos espectaculares, pero en algunos casos verdaderamente duros para motos cuyas suspensiones (que algunas ni tienen) no son precisamente de última generación. Cada año, el rally se centra en una zona de la Península: este año tocaba Cuenca, Valencia, Alicante y parte de Aragón

La inscripción estaba abierta para motocicletas nacionales anteriores a 1970 y extranjeras anteriores a 1960. Este año destacaban joyas como una extraordinaria Zundapp K800 tetracilíndrica bóxer, BMW R12, con cambio en «H» por palanca, DKW NZ 250 de dos tiempos, una preciosa Velocette Venom 500 «sport» o una rápida Terrot 500 RGST monocilíndrica, entre muchas otras. Y entre las nacionales, las duras Sanglas 350 y 400, una preparadísima Lambretta LI con encendido electrónico, cambio de cinco velocidades y motor apretado como para sorprender en las rectas a cualquier de sus rivales, varias Impalas 175 e, incluso, una pequeña Bultaco Mercurio 155

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El rally en sí comenzaba con los más de 280 kilómetros previstos desde Cuenca a Ayna (Albacete). Se recorre sin graves problemas para ningún participante, muchas curvas y un paisaje espectacular, hasta que en Alarcón (Cuenca) precisamente ese «cohete» con carrocería de Lambretta se para: un problema de encendido. Gracias a Royal Enfield España se ha previsto la asistencia con motos de sustitución, de la que hay dos en la furgoneta. Por tanto, la Lambretta se sube al carro, y sus propietarios y ocupantes, Jesús Vieito y su mujer Asun, rodarán esta etapa con la Royal Enfield Classic 350 que no desentona rodando con las «yayas».  

Como es tradición en este rally, tras la cena en Ayna, en un «parque cerrado» improvisado en el hotel, llega el momento de las reparaciones. La Lambretta ha roto el CDI, así que se pide la pieza y llegará en dos días al hotel correspondiente. Eso sí, mi DKW de 1938 ha llegado con el embrague patinando, así que toca reajustar sus muelles. 

Las mejores motos que existían cuando eras joven en los 70

Al día siguiente salimos hacia Jumilla (Murcia). Las temperaturas suben y nada más empezar la etapa, una de las Sanglas 350, la de Alfredo Alonso, se queda sin carga por fallo en la dinamo. Por la tarde comprobamos que con una carga de batería completa, la moto es capaz de rodar casi todo el día y se puede cambiar una por otra cuando sea necesario, así que así terminará el rally. También la más moderna Sanglas 400 de Tomás Lazcano tiene el mismo fallo. Es un punto crítico en las Sanglas. También la Zundapp 800 de Joaquín García tiene el día «tonto», con un cable de encendido que se ha quedado pillado y va fallando. Se resuelve quitando la tapa de arriba del motor, cosa que la moto hasta agradece, ya que refrigera algo más con el calor que ya aprieta de verdad. 

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“Batallitas” sin fin 

Desde Jumilla a Alcoy (Alicante) es la Terrot de nuestro compañero Herminio Sánchez la que protagoniza el primer problema. Grave, además. Arranca y ralentiza, pero cuando abres gas se ahoga y se detiene. ¿Encendido? ¿Carburador sucio? No: campana del carburador partida. Y en una de esas jornadas épicas de este club, los «servicios técnicos» del club (no le gusta al artífice que demos su nombre) construyen una campana de carburador a base de radial, soldadura ¡y el mango de una pala metálica! No te lo creerás, pero el invento funcionó y terminó el rally con esta campana. 

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Desde Alcoy nos vamos a Chiva (Valencia), 252 kilómetros por más paisajes espectaculares, más calor y pocas incidencias. Una vez en Chiva, en el parking del hotel antes de la salida del día siguiente, se hace una de las pruebas «especiales» ya tradicionales en la Vuelta a España. La prueba de regularidad es un paseo de unos 300 metros, a baja velocidad, donde se trata de acercarse lo más posible al tiempo marcado por la organización. Por ejemplo, si hay que hacerlo en 30 segundos, gana el que más se aproxime a ese tiempo exacto, por arriba o por abajo. No es una prueba de velocidad ni de habilidad sobre la moto, solo diversión. Ganó Javier López Polín, con BMW R50/2, seguido de José Mari Zubizarreta con BSA 650 y en tercer lugar Clo Lei con BMW R60/2. 

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De Chiva a Morella (Castellón) y de Morella a Nuévalos (Zaragoza). Esta etapa será recordada, sobre todo, por los participantes que van con motos de tren trasero rígido. Sin suspensión atrás, el asfalto roto que encontramos es verdaderamente un engorro, incómodo y toda una prueba de fiabilidad para esas motos. De hecho, la espectacular y bien cuidada BMW R69S de Javier Torre y Rosa rompe un montón de radios de la rueda trasera y se ve obligada a subir al carro y ser sustituida por una de las Royal Enfield. También, al final de la etapa, hubo problemas con una varilla de espejo partida por las vibraciones en una de las BMW R12 y un carburador con altura de boya desajustado en la NSU Cónsul 350 de uno de los participantes franceses. Por cierto, se descubrió que tampoco estaba bien de platinos, y eso posiblemente tenía poco que ver con el asfalto malo. Afortunadamente se ajustan para que pueda terminar, al día siguiente, la última etapa. 

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Esa última etapa nos lleva desde Nuévalos a Cuenca. Las motos han aguantado bastante bien y los participantes, a pesar del calor y de esas carreteras rotas de los dos últimos días, también. A pesar de ello, la Sanglas 350 ha ido perdiendo tornillos y dando muestras de cansancio. Lo cierto es que es una moto comprada hace poco y poco revisada para una prueba de este calibre 

Lo cierto es que ha sido un rally duro, pero bien superado. Por la noche se celebra otra de las pruebas clásicas: la de conocimientos históricos. Consiste en un test de veinte preguntas, mediante una app, que les valdrá un trofeo a los tres que más acierten. Los vencedores serán José Mari Zubizarreta, segundo Joaquín García y tercero José Luis Barandica. En esa entrega de trofeos se dan también los correspondientes a la moto más antigua nacional, la Sanglas 350/4 de Alfredo Alonso, un modelo segunda serie de 1960. Y también a la más antigua extranjera, la Zundapp K800 de 1935 propiedad de Joaquín García. 

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Así finaliza la séptima edición de la Vuelta a España en clásica. Se consolida como uno de los rallys de motos de época más originales y divertidos del panorama actual en este mundillo tan especial de las dos ruedas. En esta ocasión se ha reforzado esa sensación de pequeña aventura de una semana, a la que cada día se acercan más apasionados. Y, como no podía ser de otro modo, el Veterans Moto Club de Villaviciosa de Odón ya trabaja en su siguiente evento: el Nacional Pre-60, solo para motos españolas anteriores a 1960, durante en tres días, este año por Las Hurdes (Cáceres). 

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