El líquido de frenos de la moto: cuándo cambiarlo y cómo hacerlo
El mantenimiento del líquido de frenos es esencial para garantizar la seguridad y el buen funcionamiento de una moto. Sin embargo, muchos conductores no le prestan la atención que merece.
Si se descuida este elemento, pueden producirse graves consecuencias. En el fondo, es un componente más del sistema de frenos y, al igual que las pastillas, también está sometido a un trabajo duro, sobre todo si abusamos durante nuestra conducción.
Su temperatura varía con el funcionamiento, pierde propiedades por la humedad y va limando sus capacidades con el tiempo. Por lo tanto, es importante cambiarlo cuando sea necesario.
Líquido de frenos de tu moto: cómo actuar
Cuando el líquido de frenos está en mal estado, puede reducirse drásticamente la capacidad de frenada. Además, un líquido de frenos deteriorado puede afectar negativamente a otros componentes del sistema de frenado, como las bombas, latiguillos o pinzas.
Si estos elementos se dañan, el costo de la reparación puede ser mucho más elevado que el simple reemplazo del líquido. Sin embargo, con un líquido de frenos adecuado se puede alargar sin mayor problema la vida útil de todo el sistema de frenado.
Además, será la mejor forma de optimizar el tacto y la calidad de la frenada, e incluso notarás la diferencia al conducir, especialmente en situaciones de mucha exigencia como las bajadas de un puerto de montaña, donde el sistema puede alcanzar temperaturas muy altas y disminuir su eficacia.
Por todo ello, se recomienda realizar el cambio completo del líquido de frenos cada cierto tiempo, según las indicaciones del fabricante de la moto que será la mejor guía para actuar de forma adecuada.
Debes saber que esto requerirá un purgado del sistema, siendo una operación más delicada y compleja que el cambio de aceite, por ejemplo. Si no se realiza de la manera correcta, es posible que te quedes sin frenos al dejar una burbuja atrapada en el circuito, lo que anularía la presión en el sistema y, con ello, la capacidad de frenada.
Por lo tanto, es importante no hacerlo tú mismo si no controlas bien el proceso y encargarlo a un taller. Debes saber que, en principio, no es una operación costosa, aunque desde luego sí algo sucia ya que es fácil que caiga líquido de frenos, que además es corrosivo y puede estropear los acabados de tu moto allá donde «aterrice»… Corrosión garantizada.
Aunque se puede hacer a mano con un par de llaves fijas y un manguito, es menos engorroso si se realiza con la bomba de vacío que suelen tener los talleres; si no dispones de ella, ármate de paciencia y no abandones hasta que estés seguro de que no has dejado aire en el sistema, mediante un correcto purgado del mismo.
También es crucial saber qué líquido de frenos lleva tu moto, al menos el tipo DOT que se indica en las propias tapas de las bombas, sobre su superficie.
No debes salirte de esa recomendación, ya que estas normas DOT indican el tipo de líquido, la base con la que está fabricado, grados de ebullición, resistencia a la humedad y otras características; no todos son compatibles entre sí ni válidos para cualquier circuito de frenos.
Por último, salvo condiciones especiales de competición, alta exigencia o mucha suciedad, es recomendable atenerse a lo que indica tu libro de usuario y mantenimiento. El fabricante de la moto sabe cuál es el desgaste para ese líquido en tu sistema, y por lo general en condiciones normales de uso.