Señas de identidad (III): Vespa, el scooter eterno e invencible desde 1946

La idea de la Vespa era muy antigua. Dicen que el considerado primer scooter de la historia es el francés Autofauteuil (traducido textualmente, «auto sillón»), en tanto que fue la primera vez que se empleaba esa estructura de un motor bajo el sillín, cuadro abierto y se buscaba facilidad de uso y mayor limpieza. Se empezó a vender en 1908 y aguantó en el mercado hasta los años 20. No fue un gran éxito, pero se vendió. Aun así, aquel concepto no fue lo suficientemente convincente como para que otras marcas siguieran el mismo camino.

Pero hubo otros scooter en aquellos años, a veces basados en la idea del patinete, sin asiento incluso y otros más cercanos a lo que años después serían estos vehículos. Curiosamente uno de los países donde ahora tienen menos éxito, en realidad fue antes de la Guerra Mundial el lugar donde más se desarrollaron: Estados Unidos.

Cushman o Salisbury fueron dos de los más conocidos fabricantes de estos scooter con motor bajo el asiento, plataforma plana y ruedas pequeñas que tuvieron también un éxito relativo. Muchos de ellos se concibieron como si fueran un juguete, o como mucho un vehículo auxiliar que te comprabas por catálogo y te lo mandaban a casa.

Pero tenían su popularidad, la suficiente como par que el ejercito norteamericano se plantease su uso. Así, los paracaidistas los lanzaban en sus incursiones para poder moverse al llegar a tierra. Una de esas marcas, Cushman, diseñó su modelo 53 (también conocido como Cushman Airborne) precisamente en los años de la guerra para este uso y será un scooter con gran importancia en esta historia.

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Vespa: breve introducción

Enrico Piaggio dirigía por entonces la empresa que había fundado su padre, en 1884. Esta había nacido como fabricante de trenes pero en los años de la primera Guerra Mundial pasó a fabricar aviones. Durante la segunda Guerra Mundial, Enrico tenia claro que iba a ser difícil continuar con ese negocio tras fabricar muchos aviones de combate para las fuerzas del Eje. Además, en la contienda, la fábrica de Pontedera quedó gravemente afectada. Pero una cosa estaba clara: el final de la contienda traería la oportunidad de vender un vehículo económico con el que motorizar, en principio, el país.

Dicen que Piaggio se fijó en esos scooter aerotransportados Cushman, y vio en ellos una posibilidad porque eran simples, baratos de construir, accesibles… y servían como transporte. Por eso se suele indicar que la idea del scooter de Piaggio nace de ahí y así empezó a trabajar en aquella dirección.

Antes de que acabe la guerra tienen preparado el MP5 (Moto Piaggio 5, lo que hace suponer que era el 5º diseño). Lo bautizan «Paperino», el nombre del Pato Donald en Italia, pero no llega a entrar en producción porque no convence a Piaggio. Recurren a Corradino D´Ascanio, un ingeniero aeronáutico que había estado trabajando en la idea de un scooter y tenía pensadas algunas soluciones originales. Se construye bajo su dirección el prototipo MP6 y este sí entrará en producción, en esta ocasión bajo el nombre de Vespa.

Las ideas de D’Ascano, las «originalidades» de la Vespa

Al ingeniero D´Ascanio no le gustaban las motos. Eso explica muchas de las soluciones de la Vespa. Lo cierto es que no empezó a pensar en ellas como una «ocurrencia». Fue Ferdinando Innocenti el primero en fijarse en esos Cushman Airborne como solución de movilidad para cuando acabase la guerra.

Él tenía una fábrica de tubos de acero y quiso, todavía durante la contienda, empezar a preparar el proyecto de un scooter. Contactó con D´Ascanio, que le presentó sus ideas y fueron desechadas porque no cumplían con una de las principales peticiones de Innocenti: no se fabricaba con tubos de acero, sino con chapa estampada. Y efectivamente, como muchos sabéis, Innocenti llegó a fabricar su propio scooter con mucho éxito: la Lambretta.

Pero aquellas ideas fueron las que llegaron a Piaggio. El scooter de D´Ascanio partía de sus propios conceptos, desarrollados a partir de imaginar a una persona sentada y colocar a su alrededor los componentes principales; pero como decimos, al no gustarle las motos, no partió de ideas preconcebidas sobre cómo eran estas.

Así, imaginó un chasis en chapa estampada abierto, que permitía el paso cómodo de las piernas; pensó al tiempo en un tren delantero con amortiguador en un lado, que dejaba sacar la rueda con facilidad si había que reparar, y también se le pasó por la cabeza el motor montado a un lado de la rueda trasera, con transmisión directa a la misma: limpio y funcional. Como ves, casi todas sus ideas pasaron a ser las señas de identidad de las Vespa… hasta la fecha.

El regreso de sus señas de identidad

Piaggio fue una empresa inteligente con el éxito que obtuvo con la Vespa. No fue inmediato como muchas veces se dijo. Sí, el diseño era bueno sin duda y la idea también, pero en una Italia destruida por la guerra no había dinero ni para las económicas Vespa. Fue el planteamiento de su venta a plazos lo que supuso el espaldarazo final del proyecto. En los años 50 ya sí era completo ese éxito y para crecer recurrieron además a la licencia de fabricación por todo el mundo, lo que internacionalizó rápidamente tanto el concepto como su propia valía.

Desde 1946, cuando se presentó, hasta bien entrado el siglo XXI, el diseño de D´Ascanio fue evolucionando con muchos modelos y cilindradas, con sus necesarias modernizaciones y actualizaciones. Desde aquella primera Vespa de 98 cc con ruedas de 8″y mandos por varilla desde el manillar hasta las últimas 125, 150 y 200 de motor 2T con cambio de cuatro velocidades, esas señas de identidad permanecieron sin variación.

Todas ellas llevan un chasis autoportante construido en chapa estampada (la propia carrocería es el chasis), montan la rueda delantera con el sistema de suspensión de bieleta por un lado de la rueda y cada una de ellas ha llevado a un lado el motor 2T de transmisión directa, con el propio eje secundario del cambio como eje de rueda.

En los años 90, más de 40 años después de su presentación, en Piaggio saben que hay que evolucionar. Los scooter de nueva generación con carrocería de plástico, motor automático y huecos para carga están triunfando en el mercado, comiéndoles en cierto modo una parte importante del pastel. En realidad son más fáciles y útiles que las viejas Vespa, a pesar de que estas se defienden gracias a su historia y fiabilidad.

En 1996 se presenta una nueva Vespa que intenta adaptarse a este nuevo paradigma, la ET4 125 4T y ET2 50 2T. Mantiene el aire de familia, se construye con carrocería autoportante en chapa de acero como siempre, y mantiene también un sistema de suspensión delantera muy similar.

Pero el motor ya no tiene nada que ver porque es un 4T con el cilindro centrado, lleva transmisión por correa desde el variador en la punta del cigüeñal, por delante de la rueda, a un embrague centrífugo al lado de la misma, con un cárter de transmisión lateral de la misma forma que el resto del scooter.

Sí, se ha cedido en una de las señas de identidad para mantener la idea viva, pero con cambios, porque la Vespa no es ya un scooter utilitario y barato; mejor dicho, es un utilitario ciudadano, desde luego, pero también un símbolo de estatus y forma de vida. Esa nueva interpretación tanto de su filosofía como de sus señas de identidad han mantenido vivo al más icónico e importante de los scooter europeos hasta nuestros días. Y tiene toda la pinta de que durará otros 70 años más.