Prueba Zero FXE: la ciudad echa chispas
El resultado es una moto divertida como pocas y con la que no pagas gasolina. Sin embargo las cosas no son tan fáciles. La Zero FXE no es un modelo cualquiera y la tecnología que lleva para ser capaz de entregar altos niveles de potencia manteniendo el peso por debajo de los 140 kg no es la de cualquier moto eléctrica. Tampoco los componentes de parte ciclo. Cuando una moto «anda de verdad» y buscas el comportamiento sano y noble que te permita llevarla rápido y, por tanto, divertirte, no te queda más remedio que emplear componentes de parte ciclo de alto nivel y calidad. Y eso encarece el producto final.
Zero no necesita ya presentación como marca. La descripción más popular sobre ella es que se trata del «Tesla las motos». No he probado jamás un Tesla, pero desde luego se puede considerar que Zero es ahora mismo la referencia en esto de las motos eléctricas de calle. Y dentro de su gama, la Zero FXE ocupa un puesto muy especial porque, a pesar de no ser la más espectacular ni la más rápida, sí es la más lógica y quizá la que menos distancia tiene en precio hasta una motos similar en gasolina, como algunas de las grandes mono supermotard que están por encima de los 10.000 €.
Como veremos, la Zero FXE convence en ese sentido. Podría enfrentarse sin complejos a cualquiera de esos modelos de gasolina y ganaría en algunos puntos (como aceleración, sin duda), siendo, a su vez, motos con las que rara vez te plantearás viajes de más de 100 km, algo que está dentro del rango de acción de esta FXE. ¿Cuál es el uso lógico de esas SM? La ciudad, haciendo de ella un sitio divertido (y sí, reconoce que si coges una de estas va a salir a relucir tu parte más «gamberra»), quizá un circuito corto, estilo karting, donde no ruedas más de media hora (y te daría tiempo a recargar bastante entre salida y salida) o, de cuando en cuando, una salida por carretera de curvas durante un rato.
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Solo en este último caso te verás mucho más limitado con la Zero que con una moto de gasolina, y necesitarás buscar un punto de recarga si quieres estirar un poco la diversión. Porque ya te lo adelanto: la moto es muy divertida y se ha planteado todo en ella buscando básicamente esa única premisa. Lo demás, es secundario aquí. Y además tiene una ventaja: con cualquier moto capaz de enfrentarse en esas circunstancias a la Zero necesitarás un carnet de conducir de moto. La Zero FXE, con esa «trampa» que hacen las eléctricas de potencia pico y potencia continua, tiene una versión que puedes llevar con el carnet de coche, puesto que declara 15 CV de continua, pero con picos de más de 40 CV (que emplea muy bien cuando le buscas las cosquillas) y, sobre todo, con más par motor que una Kawasaki Z 900 para sus 135 kg. Y no es una exageración: 106 Nm de la Zero contra 98,6 Nm de la Kawasaki).
CÓMO ES LA ZERO FXE
La Zero FXE se puede definir como una moto ligera, muy potente y muy bien hecha, bien acabada. Con una estética lograda, algo agresiva pero sin llegar a los límites de una supermotard normal, guarda un cierto estilo elegante y premium con los colores en que se ofrece. Y con un nivel de equipamiento muy elevado, sobre todo de parte ciclo, ya que no hay mucho más donde demostrarlo en una moto así, la Zero es una moto interesante.
El chasis es bastante original, una mezcla de tecnologías que no suele verse. La forma del mismo es la de un doble cuna bastante estándar, desdoblado desde la pipa de dirección. No es estándar que toda esta estructura esté hecha en aluminio y todos los tubos sean en sección cuadrada. Por supuesto como es habitual dentro de esta cuna, en la posición del motor, va la batería y la electrónica de la moto. Va todo bastante tapado (incluido el chasis) por plásticos negros, dándole la imagen limpia que se busca.
El motor en sí va tras la batería y manda la potencia a la rueda trasera a través de una correa. Este es un Z-Force 75-5 refrigerado por aire, de imán interior permanente y, claro, sin escobillas. Es capaz de alcanzar los 106 Nm desde el primer momento de apertura del gas y de 44 CV a 4.500 rpm de punta (21 CV o 15 CV de potencia continua en función de la versión). Con ello, las dos versiones, para el A1/B o el A2, dan la misma cifra y prometen una velocidad punta de 132 km/h reales, 121 km/h de velocidad mantenida. Es obvio que en este apartado, las de gasolina pueden con ella.
El resto de la parte ciclo es de notable nivel. Equipa suspensiones Showa, con horquilla invertida de 41 mm y amortiguador de botella separada, siendo completamente regulables ambos trenes. De los frenos se encarga JJuan, con un solo disco delantero de 320 mm y un trasero de 240 mm. No es excesivo en una moto que apenas retiene, pero sorprende el buen tacto y potencia del equipo de frenos. El ABS es un Bosch 9M y las llantas, de 17″ van equipadas de serie con Pirelli Diablo Rosso II.
Como te comentaba antes, no hay mucho más en una moto de supermotard más allá de luces LED, piñas y llave de contacto de marca Zadi, bastante comunes, de calidad y sin nada reseñable. Y una pantalla TFT de buena lectura, con la información justa, que puedes modificar a través de la app y la conexión a la moto desde el móvil. Este mismo sistema se emplea para definir uno de los modos de conducción de los que dispone, denominado Custom, donde puedes definir la entrega de potencia y cantidad de regeneración cuando cortas gas. Los otros modos son Sport y Eco, cuyas funciones se entienden sólo leyendo el nombre.
Para aparcar tiene solo una pata lateral. Es una moto ligera y esta es de aluminio, pero fuerte, por lo que es suficiente en el uso normal. El cargador va integrado en la moto, con un cable estándar a la pared y a la moto. Pero uno de los problemas con que te encontrarás con la Zero FXE es que no hay un sitio para llevar este cable, ni siquiera una pequeña guantera. Es obvio que la moto está pensada para ser divertida. Punto. Ese tipo de detalles se resuelven con una mochila.
PRECIOS Y RIVALES DE LA ZERO FXE
Cada día hay más motos eléctricas. Pero es una tecnología todavía «en pañales» en muchos aspectos. Los ciclomotores automáticos, esos scooters eléctricos equiparables a los 50 cc sí están prácticamente asimilados, ya que no sueles necesitar con ellos más autonomía de la que tienen, mientras que sus prestaciones son similares y sus precios casi también. Con las 125 la cosa ya no es así. Si tienen la autonomía que necesitas son caros y si tienen un precio similar (todavía algo por encima de media) no tienen ni las mismas prestaciones ni autonomía. Por supuesto, en las motos grandes la distancia entre eléctricas y gasolina es todavía importante.
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Así, esta Zero FXE podría ser rival de alguna supermotard grande, de esas que se emplean en carretera más que en los circuitos de karting (independientemente que puedas rodar con ellas allí y pasártelo en grande. Las primeras que se vienen a la cabeza son las «hermanas» Husqvarna 701 (10.349 €), Gas Gas SM 700 (10.749 €) y KTM 690 SMC R (10.749 €). Las tres son la misma moto con pequeñas diferencias de equipamiento y cada una con los colores y decoraciones típicas de cada una de las marcas del grupo. Por tamaño o peso son parecidas a la Zero, pero por prestaciones corren mucho más, aunque aceleran menos. Y por precio, como ves, hay una diferencia de prácticamente 5.000 € a favor de la gasolina, aparte de un ratio «tiempo de recarga/autonomía» muy favorable a estas. En el fondo, no es lo mismo y la comparación todavía podría considerarse injusta.
Lo cierto es que no tienes mucho donde elegir si buscas una SM eléctrica de elevadas prestaciones. Más bien ninguna. Si puedes quedarte con algunas motos que comparten alguna característica de esta Zero. Veamos algunas.
Empezamos con una que tiene poco de supermotard, pero sí un precio similar y unas prestaciones posiblemente parecidas, aunque todavía es un tanto incógnita. Nos referimos a una marca que acaba de llegar a nuestro mercado con el nombre de Ovaobike. La moto cuesta 15.890 € contra los 14.300 € de la Zero FXE. La americana, entrega 46 CV para 135 kg, mientras que esta Ovaobike MCR-S (la más alta de la gama de esta marca) alcanza los 30 CV de punta (aun así puede llevarse con carnet de coche) pero para unos considerables 184 kg. Su aspecto, desde luego, es de lo más original, una especie de “streetfighther” a escala, ya que lleva ruedas de 14″.
Una moto que puede ser interesante para el que busque la parte de exclusividad de una moto así es la española Pursang e-Track. Una moto eléctrica, inspirada en la historia de Bultaco, con aspecto de moto de dirt track futurista y fabricada en cortos lotes para mantener un cierto aura de moto de colección. Vale 12.700 € en su versión normal (hay una versión Carbono que suma otros 1.000 €), declara 15 CV y pesa 147 kg, en una moto que no acelera lo que la Zero pero que lógicamente es, como decíamos, aún más exclusiva.
Ligera, de buen uso ciudadano, algo más barata pero diferente, puede ser una KTM Freeride e-XC. Diseñada para uso en el campo o mixto, apareció hace unos años -entonces sí hubo directamente una versión supermotard- la Freeride como primera incursión de KTM en el mundo eléctrico. La moto sale en 11.269 €. En esta última versión viene con ruedas completamente camperas, de taco, en llantas de radios de 21″ y 18″, y entrega 24 CV para 106 kg.
Pero si lo que buscas es estética SM en una moto eléctrica, rebuscando en el catálogo solo encuentras otra moto que tiene poco que ver con la Zero: la Tinbot ES1-S Pro 125E. Este nombre tan largo corresponde a una equivalente a una 125 de 5.495 € de solo 109 kg de peso, llantas de aleación de 17″ y estética supermotard.
CÓMO VA LA ZERO FXE
¿A que has escuchado ya unas cuantas veces que los vehículos eléctricos aceleran un montón? Y lo mismo hasta has probado una moto de “sharing” o algún coche más o menos básico. Y habrás dicho aquello de “hombre, pues sí que acelera”. Pero no es una cosa tan espectacular. Ahora prueba una Zero. Vas a alucinar. No hace mucho tuve la oportunidad de probar la naked sport SR de la marca. Y hace unos meses un BMW CE-04. Con cualquiera de ellas flipas. Con la FXE, también.
Por ponerlo en contexto, con la Zero SR te decía que acelera como cualquier deportiva de alto nivel de potencia hasta unos 140 km/h. Con la BMW recuerdo bien la sensación cuando el neumático trasero llegaba a deslizar simplemente acelerando recto sobre suelo seco. La SR no lo hacía. Lleva un control de tracción que la propia marca te dice que, aunque es desconectable (para sacarla de la nieve o situaciones similares), que no se te ocurra apagarlo en uso normal. La Zero FXE acelera también como una mala bestia. Pero no hay control de tracción: esto queda bajo tu responsabilidad.
Con los neumáticos Pirelli Diablo Rosso II, en recta, desde parado, en modo Sport no la notas deslizar sobre buen asfalto. Pero sí aprecias que han calculado la potencia que entrega el software de control del motor «sobre el alambre»: abres gas del todo, empieza a empujar como una bestia y notas que la rueda delantera quiere despegar del asfalto. Mientras que te mantengas echando tu peso sobre el tren delantero, no pasa nada. Si tiras del manillar para atrás… No sé qué pasará con tanto par y entregado de forma continua, pero ten cuidado.
Pero con tanta aceleración, me he adelantado. La moto no es excesivamente alta y se ve compacta. El asiento está a unos accesibles 836 mm de altura y con 1,65 m llegas bien al suelo. Sí es algo más ancha de lo que esperaba en la zona de las piernas y las estriberas no están tan atrasadas como irían en una SM «de verdad» de carreras, sino más bien centradas. No hay mucho problema porque el asiento es plano y largo, extendiéndose hacia delante. Te sientas más adelantado y adoptas la posición que llevarías en una moto de carreras de este tipo. Pero el asiento es algo duro en esa zona. No importa, ya que en el momento que no vas «al ataque» puede irte a la posición que el asiento pide, más centrada y la moto es cómoda. Se siente muy ligera y ágil incluso para maniobrar.
La Zero FXE lleva el cargador incorporado. El cable lo tienes que dejar en casa o llevarlo en la mochila. La ventaja es que no es nada especial, de electrodoméstico casi vulgar, de esos de forma triangular, con tres agujeros para el lado de la moto. Tarda en cargar prácticamente 8 horas para la carga desde cero hasta arriba. Y con ello tienes entre 80 y 100 km, depende de tu conducción. Como suele ocurrir con estas motos, siempre en Eco, a menos de 50 km en ciudad, seguramente le saques un 50% más. Ahora bien, en modo Sport en vías rápidas, a tope (unos 140 km/h de marcador), seguramente te quedes «tieso» en 50 km.
En marcha el modo Eco es agradable para el día a día. Limita la velocidad a 120 km/h, suficiente normalmente en ese uso, y retiene más, recargando baterías. Tampoco acelera a tope y la moto resulta muy agradable. En modo Sport, la ventaja de los motores de par continuo es que sigue siendo muy controlable: tanto abres, tanto tienes. Pero si abres del todo, procura que la moto esté recta y tú echado para adelante, porque te puede hasta pegar un latigazo importante. Ni los magníficos Pirelli aguantan la mala leche que se desata. Eso sí, un punto para Pirelli es que, sobre buen asfalto, lo probable es que notes cómo desliza y vuelve a agarrar antes de que la cosa se convierta en un problema, pero procura no jugar mucho con esto si no estás en una situación muy controlada. Por otro lado, frena muy bien y el chasis es rígido y su comportamiento intachable. Así es fácil cogerle el aire de frenar fuerte, tumbar la moto y salir abriendo gas controlando tú cuanto abrir. En mi opinión, qué bien le vendría un control de tracción.
En un karting te puedes divertir de forma infinita. Rodando tandas de 20 minutos y descansando 40 te vas para casa con una sonrisa y con buenas agujetas para el cuerpo. Suficiente, ¿no crees? En la carretera es divertida y en ciudad, también, siempre que reprimas tus ganas en esa rotonda, en el cruce con rayas blancas en el suelo, a la salida de los semáforos, etc. Es lo que tiene una supermotard así: que va a querer sacar al gamberro que llevas dentro.
LO MEJOR
-Aceleraciones espectaculares
-Muy divertida de llevar
-Ligera y ágil
MEJORARÍA
-Autonomía
-Control de tracción
-Hueco para el cable
ASÍ VEMOS LA ZERO FXE
En carretera: 3
En ciudad: 5
Pasajero: 2
Confort: 4
Equipamiento: 2
Autovía: 2
(Puntuación de 1 a 5)
La Zero FXE es una moto divertida en la carretera y fantástica en la ciudad, aunque hay que insistir: pocas cosas con dos ruedas serían más divertidas en la ciudad. Pasa bien entre los coches, no tiene problema en los semáforos para salir la primera y se maneja francamente bien haya lo que haya en el suelo, gracias a esa estructura supermotard, en el fondo, semejante al de una moto de todo terreno. Fantástica, salvo que tu día a día requiera llevar cosas encima. No hay ni para llevar el cable. En la autovía la moto va bien, salvo que debes tener muy controlada la velocidad para no «zamparte» la autonomía. El equipamiento es el que cabe esperar en una moto así, muy bueno en todo lo que supone la parte técnica que influye en su comportamiento, pero espartano en lo demás. Y cómoda, mucho para uno, no tanto, lógicamente, cuando se sube alguien detrás.
FOTOS: Miguel Méndez
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