Probamos la Suzuki M1500 R, la Intruder «macho-bike»

Vale, las 800 se te han quedado pequeñas y quieres -más-. Ese -más- entre las custom de Suzuki es sinónimo de un motor V-Twin a 54º, como en las superiores 1800, pero con la característica de unas cotas internas con la carrera más larga entre todas las Intruder.

En acción, cuando le exiges en las marchas superiores desde regímenes muy bajos, aprecias que la moto se balancea hacia los laterales casi como un bóxer. Es como un mensaje de: -chaval, ahora toca jugar en serio-, porque en un instante desaparece y el empuje es definitivo (a unos 2.600 rpm según la marca, porque no tiene tacómetro), porque ya estás en el régimen de par máximo.

Agradeces que la instrumentación esté en el manillar, así no debes bajar demasiado la vista respecto a lo que tienes delante. Sólo los chivatos de intermitentes, punto muerto y luces largas se encuentran en la plataforma cromada sobre el depósito.  Avance y lanzamiento son inferiores a la M800, lo que en marcha disimula en gran medida los casi 60 kg de más respecto a ésta. Con sólo 108 mm de recorrido de suspensión trasera, el confort se reduce con asfalto en malas condiciones, pero nunca la estabilidad. Un detalle que molesta es la posición de la piña izquierda, más elevada que en el resto de modelos y que te obliga a hacer un movimiento nada natural de la mano para accionar los intermitentes.

El sonido procedente de sus escapes es glorioso, así como mínimos los que aprecias del motor. Un detalle a destacar es que cada tapa de culata queda separada de los soportes de los árboles de levas e incorporan una junta de goma para reducir ruidos. Sólo está disponible en color negro.

Podrás encontrar más datos de esta prueba y de toda la gama Suzuki Intruder en el nº 66 de la revista Fórmula Moto disponible en tu punto de venta habitual.

Ficha técnica Suzuki Intruder M1500