Prueba Segway eScooter E300SE: Llega un líder
Seguro que has visto esos aparatos de Segway. Que sepas que se llaman «PT», Personal Transport. Se basan en una tecnología de giróscopos y sensores de inclinación que se desarrolló en los años 90. No sé si habrás conducido alguna vez alguno, pero es divertido de llevar: cuando te inclinas hacia delante, acelera, y si te echas hacia atrás, frena y llega a ir hacia atrás.
Es muy intuitivo, la verdad. Funciona con motores eléctricos en las ruedas que giran en función de las órdenes recibidas por esos sensores y en algunos modelos llegaban a correr bastante. Incluso llegaron a aparecer modelos todoterreno muy chulos.
Quizá menos conocida sea Ninebot, la segunda compañía involucrada en esta historia. Se trata de una start-up china nacida en 2013 para el desarrollo de robots (camareros o de entrega, cortacésped y otros) y vehículos tanto eléctricos como de gasolina.
Bien. Ambas compañías se unieron en 2015 y decidieron darle un giro a Segway: ahora es la marca que abandera el grupo y se utiliza en casi todas sus líneas de producto, tales como los nuevos quad, UTV y «side by side» de gasolina, en los patinetes, robots e incluso en la nueva gama de scooters eléctricos que ellos, para diferenciarlos de los patinetes (como sabes, «scooter», en inglés), los llaman eScooter.
La gama es corta pero interesante. Está compuesta por dos equivalentes a un 50 cc (ciclomotores con placa amarilla) y un «L3e-A1». Y sí, esas extrañas cifras indican que es equivalente a un 125 de gasolina, por tanto, que puedes llevar con carnet de coche o con el A1.
El más pequeño se llaman eScooter E110S, con velocidad limitada a 45 km/h y una sola batería. El E125S (esto es un poco lioso) sigue siendo equivalente a un 50 cc. Corre esos mismos 45 km/h (lo que la ley permite a los ciclomotores), pero lleva dos baterías para ampliar su rango de acción. Y por encima de ellos está este Segway E300SE, de dos baterías (más una tercera opcional) y prestaciones equivalentes a un 125 de gasolina.
Ya hay muchos scooter eléctricos fabricados en China que prometen un montón de ventajas y, luego, se quedan en un juguete que a los pocos meses está lleno de «goteras». Otros están mejor hechos y, lo que complica las cosas, empiezan a no ser mucho más caros que los «chungos».
Y más difícil todavía: llegan marcas serias, con un buen producto, que cumple lo que promete e incluso algo más y tampoco se disparan en precio. Es el caso de Segwway-Ninebot. Créeme, porque soy de ese club de descreídos. Me dijeron que me tocaba probarlo y, sinceramente, no pensé que me iba a encontrar con uno de los scooter eléctricos de hasta 125 cc más interesantes que han pasado por mis manos hasta ahora. Y van unos cuantos…
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Cómo es el Segway E300SE
Tiene algunas soluciones muy interesantes y otras incluso sorprendentes. Le faltan detalles que, en el fondo, te das cuenta de que tampoco son tan importantes, y una estética que a mí me resulta agradable, además de verse muy bien acabado de pintura, materiales, ajustes y detalles.
Empezando casi por el final… hablemos de la estética. La verdad es que me resulta agradable pero eso del faro rectangular en un frontal liso empieza a ser un recurso estilístico muy visto entre los scooter eléctricos. Insisto, a mí me gusta y me resulta simpático y si fuese amarillo parecería un «minion» de la famosa peli. Este, en negro, con el asiento marrón, tiene un aire elegante y moderno que entra por los ojos.
El chasis es bastante estándar, pero se ve resistente. Se hace en tubo de acero, abierto para permitir el suelo plano, pero con doble estructura por los lados de la plataforma. Debajo del suelo que pisas va el compartimento para las dos baterías que trae de serie, de 2kWh cada una. La tercera, opcional, se instala bajo el asiento.
Para la amortiguación emplea una horquilla hidráulica normal y detrás dos amortiguadores, con botella separada y carga de hidrogeno. Y para frenar, dos discos, el delantero de 220 mm y el trasero de 180 mm.
Lleva un ABS de serie que funciona muy bien y un control de tracción desarrollado por la propia Segway que ayuda a no perder los papeles; y te aseguro que en ciertos modos de entrega de potencia se hace hasta necesario. Las llantas son de 12″ en ambas llantas y viene calzado de serie con neumáticos Maxxis.
Volviendo a las baterías, son de 72V y 27Ah. Van bajo el suelo y son extraíbles, aunque lo cierto es que en este caso, con dos unidades, es mucho más cómodo dejarlas donde están y recargar el scooter “entero”. Tiene previsto, bajo la punta del asiento, una toma de corriente para recargar ahí sin sacar las baterías.
Pero aun así, si las quieres sacar, hay una palanca bajo el mismo: tiras de ella y se levanta el suelo. Desde ahí tienes acceso a las dos. Bajo el asiento hay un hueco amplio (34 l.), suficiente para dos cascos, pero ese hueco es «falso». Tirando de él accedes a una parte inferior donde puedes llevar el cargador o, si no lo llevas, te da de sobra para un casco integral y otras cosas (17 l.). No obstante, está pensado realmente para encajar una tercera batería opcional y aumentar la autonomía más, si así lo necesitas.
Este hueco bajo el asiento se abre con la llave de contacto si estás parado o, si lo tienes en marcha, con el botón de «arranque» pulsando dos veces.
El cargador es externo. No va montado en la moto. Se puede quedar en casa o puedes llevarlo en el hueco indicado. Con él, las dos baterías tardan en cargarse unas cuatro horas desde casi vacío (10 km de autonomía) hasta un 90%. Eso, comprobado en el enchufe de casa.
De forma oficial, una carga al 100% son 5,5 horas. Parece bastante real. Con esa carga dan una autonomía máxima de unos 130 km de máxima, muy optimista, y unos 85 km WMTC, que parece también bastante real. Yo he hecho unos 70 km antes de la carga y me indicaba esos 10 km de resto. A la hora de cargar tienes que tener el cargador fuera del hueco porque emite bastante calor, y eso es un problema para realizar dicha operación fuera de casa, claro.
El motor está desarrollado por Segway. Entrega 7,8kW de potencia nominal con potencias punta de hasta 10kW. Es de los que va montado en el centro de la llanta trasera, sin transmisión, y es capaz de alcanzar los 200 Nm de par.
Tienes tres modos de conducción que en la moto se llaman simplemente 1, 2 y 3 pero que la marca los denomina Eco (1), Coast (2) y Sport (3). En el primero no entrega todo el par disponible y activa un modo de regeneración de potencia automático: cuando cortas gas, retiene como un motor de gasolina y con esa retención carga la batería; en modo 2 sí tienes todo el par disponible pero no retiene nada, mientras que en modo 3 dispones también toda la potencia en aceleración pero también esa regeneración automática.
El equipamiento es bastante completo. Lleva iluminación completa LED y un cuadro digital legible y bonito. Cuando aceleras el borde se ilumina en azul intermitente. Cuando regenera, en verde. Cuando das el contacto y está en modo «P» (parking; no anda hasta que no des al botón de arranque) está en amarillo.
La autonomía sólo la indica en Modo 1 o con el gas cerrado. Lleva una guantera abierta en el lado izquierdo del contraescudo y llave estándar, con la curiosidad de incluir también de proximidad a través de un mando a distancia. Puedes dar el contacto o pararla desde el mando sin meter la llave en el contacto.
También puedes activar el sistema de seguridad que lleva desde el mando. Con él conectado el scooter «se niega» a ser empujado y pita, advirtiendo que alguien sin autorización lo está moviendo. También está preparado para lanzar alertas por caídas y una función SOS.
Por supuesto puede conectarse al móvil por Bluetooth para ampliar funciones y tener información del scooter en el teléfono. Y, como es casi habitual en el segmento, recibes actualizaciones de software automáticamente. Para ello viene con una suscripción SIM gratuita por dos años.
Y unos últimos detalles: lleva conexión USB, caballete central de fácil uso y una pata lateral que desconecta el motor.
Cómo va
Creo que he probado casi todos los scooter eléctricos que se comercializan en España, de las marcas principales e incluso muchos de nuevas; también muchas de las motos más importantes con motores eléctricos y algunas de las más «estándar» y baratas.
Eso me permite tener una idea clara de hasta dónde llega, de verdad, la tecnología eléctrica actual, en esto de la moto. Y no, no es oro todo lo que reluce. Ahora mismo es posible pedir a un scooter eléctrico que sustituya a un 50 cc de gasolina porque hace lo mismo, al mismo precio, teniendo en cuenta que con el de gasolina actual (Euro 5) no vas a correr más ni, normalmente, ir mucho más lejos.
Pedirles que se equiparen, de verdad, a un 125, empieza a ser complicado. Tal vez pueda serlo alguno, pero no cuesta lo que un 125 de gasolina con el mismo equipamiento. Atención, porque el Segway puede entrar en este pequeño grupo: 4.799 €
Para empezar, vamos a lo importante. Sí, con carga completa fue capaz de salir de Madrid, zona norte, y llevarme a casa a unos 30 km al sur. Llegó con carga más que suficiente para volver otra vez al punto de origen. Eso, en condiciones de tráfico absolutamente reales.
De hecho, con esa primera carga hicimos unos 70 km reales en el uso normal de un scooter de su categoría. Y sí, es comparable en precio a un 125 quizá más «lujoso», pero ten en cuenta que este, a pesar de no tener carrocería de GT ni un enorme hueco bajo el asiento, sí dispone de ABS y control de tracción. De hecho, cuesta lo mismo que un SYM Joymax-Z, o que un KYMCO DTX 125 (estos andan más, claramente) y es algo más caro que un Piaggio Medley o un Honda SH 125; dos rueda alta ideales en ciudad. Pero también es más barato que los «reyes» de la categoría, el Yamaha XMAX 125 y Honda Forza 125.
El Segway es condenadamente rápido acelerando. Declaran 2,89 segundos para el 0-50 km/h, frena bien y tiene una estabilidad muy decente. Sobre todo, tiene un rodar cómodo y agradable, pero hay que explicarlo bien porque no todo es tan sencillo.
A la vista se le ve compacto y ligero. Sobre él, con el asiento a sólo 780 mm del suelo, se nota aún más ligero y compacto. Todos los mandos y la posición de conducción se notan muy bien diseñados. Te sientas como en una silla, con una siento cómodo y las manos en una posición muy natural.
Pones el contacto, bien con la llave bien con el mando si quieres. Se enciende el cuadro en posición «P» y tocas el botón de arranque en la posición clásica, cambiando el marco del cuadro a verde, lo que quiere decir que si aceleras, te vas. Dispone de marcha atrás y debe tener la pata recogida. A partir de aquí, las cosas cambian mucho en función del modo de conducción escogido.
En Modo 1 tiene una salida muy contenida, algo lenta incluso diría yo. No entrega toda la potencia posible pero no deja de girar, por lo que al final llegas a su velocidad máxima alrededor de los 100 km/h. Cuando cortas gas regenera bastante, por lo que llegas incluso a que se detenga del todo sin tocar los frenos.
En Modo 2 la salida es todo lo contrario, muy viva, quizá hasta excesiva. Si te pilla «despistado» notas cómo la rueda delantera quiere despegarse del suelo y sólo lo impide ese sistema de control de tracción que en Segway han bautizado como «Smart TCS», que permite esas aceleraciones fulgurantes sin preocuparte en exceso.
No hay ninguna regeneración al cerrar el puño del gas que, por cierto, tiene un recorrido muy corto, del estilo del que se emplea en las carreras, lo que también contribuye a que sea capaz de acelerar así. Pero los frenos sí regeneran: cuando empiezas a frenar, primero actúa el regenerativo y después el sistema de discos y pastillas. En el Modo 3 se mezclan los dos, acelerando como en el 2 y regenerando como en el 1.
Ese sistema de frenos regenerativos es uno de los puntos fuertes de este scooter. No solo consigue esa mejora de la autonomía, que nunca está muy claro que sea importante, sino que además obtiene un muy buen tacto de frenos. Además, al llevar ABS no precisa de sistema de frenos combinados, por lo que frenas de forma muy cómoda y correcta tanto como quieras.
Guarda además otra sorpresa: cuando te paras, tiras de la maneta de freno trasero y, manteniéndola, tiras del delantero y activa un modo «H» en el cuadro que podría denominarse algo así como un «anti rampa», o un control de salida en cuesta, que es lo mismo.
Se queda frenado sin necesidad de sujetar las manetas hasta que aceleres de nuevo. Muy cómodo. Tiene también un control de crucero muy sencillo mediante un botón en la piña izquierda. Cuando llegas a la velocidad que quieres mantener, pulsas ese botón y el scooter se mantendrá ahí hasta que toques el freno.
En la carretera me decanto por el Modo 3. Acelera todo lo que puede, que sigue siendo mucho, y cuando cortas empieza a regenerar, lo que te permite una conducción deportiva similar a la de los scooter ligeros de hace unos años (me recuerda a los Jog o a los Zip preparados de hace años).
En estas circunstancias notas que el suelo es plano y lo notas, al mirar al cuadro por ejemplo, como flexa por ahí, pero sin perder la compostura. De suspensiones es bastante cómodo y poco firme, pero trabajan bien y con los neumáticos de 12″, además de muy ágil a la hora de cambiar de dirección, se siente bastante bien en cuanto al agarre disponible. Es divertido de llevar rápido, aunque su vocación deportiva no sea muy visible.
El Modo 2 es el que la marca recomienda para ciudad, pero no me convence. Cierto es que serás el más rápido en los semáforos, y en largas avenidas sueltas gas y la nula retención le deja rodar como una bici en una bajada, pero prefiero jugar con los modos y «reducir» a Modo 1 antes de frenar y activar así su regenerativo automático.
Sí, puedes cambiar de un modo a otro en marcha sin problemas. Si lo haces de 1 a 2 en marcha es como si pulsaras el botón del «turbo-boost» de los dibujos animados. A alguno, en cualquier semáforo, lo dejarás pasmado. Pero para una utilización más estándar es el modo 1 el más agradable. Sale con tranquilidad, regulas bien la velocidad que quieres y retiene cuando cortas.
Lo mejor:
-Bien acabado
-Relación “prestaciones-autonomía-precio razonable”
-Equipamiento curioso y diferente
Mejoraría con:
-Cuadro no muy completo
-Carga fuera de casa “delicada”
Así lo vemos:
En carretera: 4
En ciudad: 5
Pasajero: 4
Confort: 4
Equipamiento: 4
Autovía: 2
(Puntuación de 0 a 5)
Es una agradable sorpresa cada vez que conoces un nuevo scooter eléctrico equiparable a un 125 que de verdad cumple, y parece suficiente para el uso que la mayor parte de la gente le da a un scooter similar de gasolina. Este Segway lo es, siendo capaz de llevarte de casa al trabajo, de fuera de la ciudad al centro y volver con una sola carga.
Lo hace además con equipamiento interesante para facilitar ese trayecto y convertirlo en más seguro, cómodo y divertido, como el control de tracción, ABS, control de crucero o salida en cuesta. Es suficientemente rápido en su cometido y además, si tienes curvas frena y se tiene lo suficiente para ser divertido.
Es capaz de llevar a dos personas, aunque en ese caso no sé cómo quedará la autonomía, y resulta cómodo en el día a día. Convencen menos otros detalles del equipamiento como son el cargador externo, que te complica la vida si vas a cargar fuera de casa o un cuadro legible y atractivo, pero con una información justa; por ejemplo, no va dando siempre la autonomía restante, sino sólo cuando paras. Y es una información básica si vas rodando en carretera.
FOTOS: Miguel Méndez