Javier Herrero, genio y figura

Desde hace tres años, el día 21 de diciembre dejó de ser renombrado como el primero del invierno para pasar a significar la conmemoración del fallecimiento de Javier Herrero. Fundador de Fórmula Moto y numerosas publicaciones dentro del Grupo LUIKE, siempre quedará en la memoria de los amantes de la motocicleta de nuestro país por su impronta en Motociclismo, revista en la que ejerció de director durante varias décadas.

Javier Herrero derrochaba pasión en todas las facetas de su vida. Padre de familia en el sentido más excelso del término, la defensa de su identidad palentina, en concreto de su población natal Saldaña, era mítica para todos los que le rodeaban. Todo este entusiasmo tenía su reflejo en paralelo en el universo de la moto. En el siguiente video, tienes ocasión de recordar al Javier Herrero más auténtico. Se trata de una charla durante una mesa redonda sobre la clásica carrera de La Bañeza con la compañía de Tomás Díaz Valdés (a su izquierda) y Valentín Requena, periodistas ambos que compartieron mil y una batallas en centenares de GP a lo largo de todo el mundo.

No había rincón de la experiencia que supone el mundo de las dos ruedas que no fuera explorada en primera persona por «El Cheli», como era conocido por sus más allegados. Primero como periodista, desde su figura como pionero en la información de la práctica totalidad de las especialidades, sobre todo en el terreno de la velocidad tanto nacional como de GP. ¡Cómo olvidar la imagen de Javier Herrero cámara en ristre en la vía de servicio de cualquier GP en los cinco continentes! Recuerdo cuando decía que a través del objetivo era como mejor se veían las carreras al tener controlada la distancia entre pilotos, sus movimientos, sus tácticas… Además, siempre se supo rodear de los profesionales más grandes. Referencias del calibre de Carlos Domínguez, Alan Cathcart, Augusto Moreno de Carlos o Pepe Burgaleta, entre muchos otros, crecieron a su lado a lo largo de las más de cuatro décadas de recorrido en el mundo editorial del motor, donde comenzó de botones en la empresa de Enrique Hernández-LUIKE hasta su labor como director.

Segundo, como observador y portavoz de todo lo que ocurría en el entorno de la moto. Desde su implicación en las sesiones de las asambleas de las federaciones hasta el análisis de las inquietudes de usuarios o profesionales del sector, jamás dejaba en el tintero el recorrido de las causas y las consecuencias de las decisiones que incumbían a su sector. No en vano fue el azote de más de un Director General de Tráfico desde el conocimiento que solo puede dar la experiencia.

Y tercero, por la vivencia directa de la esencia de la moto. La presencia y seguimiento de Javier Herrero en concentraciones de todo calado, desde las más populares a las más recónditas, hasta sus vivencias como motero con mayúsculas. Por poner un ejemplo, su viaje en moto a Cabo Norte ya enfermo, apenas un año antes de aquel fatídico 2013.

Esta no es más que una superficial visión de lo que significó la ingente figura de Javier Herrero en todo lo relativo a la motocicleta en España. Nunca se podrá expresar con palabras el vacío que dejó entre nosotros por muchos años que transcurran tras su ausencia. Resulta imposible asimilarlo.