Aquí huele a mono

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Aquí huele a mono
Ramón López
Ramón López


Si tienes contacto con niños de corta edad, serás consciente del impacto que tienen los programas que ven en televisión, ya sea del modo convencional o mediante Internet. Si antes tenías que esperar a que los programas infantiles tuvieran su hora en la programación clásica, ahora ya no hay horario con la cultura a la carta que nos ha traído la tecnología «online».

Si tienes hijos, parientes o conocidos con niños en edad preescolar, sabes de lo que hablo. Un compañero de trabajo con hijos muy pequeños me comentó la publicación de unos vídeos infantiles en los que «salían motos». Por curiosidad me pongo a buscar entre una maraña de programas dirigidos a este público. Lo encuentro… y entro en «shock»: aquí está.

El titular ya promete: «Mono moto loco» y cuenta con unas 7 millones de visitas en Youtube. «Agapito el chimpancé era un santo solo cuando andaba a pie«, comienza el relato. De inmediato se detiene ante una tienda de motos y descubre una moto custom. Entonces la vida de Agapito cambia radicalmente: se transforma en un diablo (alas y colmillos incluidos), no cesa de hacer caballitos y, claro, la policía le detiene, llevándose su moto en una grúa. «Es mejor ir a pie«, escuchamos en la canción.

Pero el chimpancé recobra su moto y «los vecinos tiemblan cuando pasa el animal«: más caballitos, ruido ensordecedor o circulando por la acera atropellando peatones. El «ministro del terror» vuelve a encontrarse con la policía y le persiguen coches de patrulla y helicópteros. Agapito sufre una caída de su moto y acaba en el hospital «con yeso hasta las uñas«. Ahora en silla de ruedas, pasa por delante de la misma tienda de motos y «para qué, si es mejor ir a pie«. Una vez recuperado, vuelve a ser un «santo».

Apoteosis de la imagen más retrógrada de la motocicleta, germen de una mentalidad arcaica que solo es capaz de identificar la moto con «ángeles del infierno», me preocupa tanto como me enfurece que haya individuos capaces de utilizar a los niños para focalizar sus vilezas y miserias. O que lo veamos como algo normal en la era de las redes sociales. Porque se me ocurren mil y un argumentos en contra de lo que significa este vídeo que ya ha llegado a millones de visualizaciones, maquillando que el verdadero chimpancé es su creador y otros como él, todos ellos a falta de evolucionar como las personas que conozco a mi alrededor y que viven la moto con humana pasión.