Motos Made In Spain: Bultaco Astro «Speed Fiber», o cuando inventamos el supermotard
Dirt track, short track, flat track… Son distintas versiones de esa especialidad que surgió en Estados Unidos, y que allí llegó a ser el deporte rey dentro de las especialidades velocísticas de moto. Los que vamos teniendo cierta edad recordamos aquellas carreras de 500 cc del Mundial con Roberts, Spencer, Lawson y demás… Pues bien, todos ellos y su generación al completo llegaron a lo que llamábamos «Continental Circus» arransando con su estilo brutal y poco fino, para lo que se estilaba aquí, con derrapajes y un control «marciano» (así motejaron precisamente a Kenny Roberts) de la moto. Ese estilo, que para un europeo casi rozaba el descontrol, venía precisamente de haber sido antes pilotos de dirt track que de velocidad pura.
Para la especialidad americana en cuestión se requerían motos un tanto extrañas para nosotros, los comunes mortales europeos. No llevan freno delantero. Los pedales del cambio y el freno trasero están los dos en el lado derecho de la moto, en un intento por dejar el pie izquierdo libre y apoyarlo en el suelo, para lo cual el piloto lleva una plantilla especial de acero. Esas motos generalmente se transformaban tomando como base modelos de cross o carreras (es famosa, por ejemplo la Yamaha TZ 750 de esta especialidad), o bien eran prototipos oficiales de fábrica. Harley-Davidson fue, durante muchos años, la reina del dirt track con sus motos oficiales. Aquí hay que recordar aquella conocida placa porta números con el «1» y la bandera americana que Honda hizo famosa en su publicidad cuando en los años 70, quizás 80, logró quitárselo a Harley Davidson e hizo aquella campaña, todavía recordada, de «Honda is Number 1». Hoy en día creo que este honor corresponde a Indian y la FTR 750 oficial aunque, si te soy sincero, te hablo de oídas: no soy ningún especialista en tan americano deporte.
Toda la información relacionada con el mundo de las MOTOS CLÁSICAS
La pequeña gran hisoria de la Astro
En Bultaco, y me lo habrás oído decir infinidad de veces, la competición es la religión del día a día. Todo lo relacionado con las carreras, interesa. Y en USA hay dinero, carreras y pilotos aficionados dispuestos a comprar motos que ganen carreras, según salen del cajón. Ya lo hacían, allí y aquí, las Pursang. Durante los años de la Pursang MK5 (1972), a alguien se le ocurre hacer, directamente, una versión para dirt track. Se llamará Astro. Llevará todas esas modificaciones en un chasis rediseñado para esta especialidad, con un motor aún más apretado y una preciosa carrocería de colín levantado y afilado y la ya archiconocida decoración a cuadros, con la palabra Bultaco en el centro.
La Astro fue un éxito de ventas. Era un tiro. Y para los americanos, no muy cara. Una 360 de primera serie pasaba de los 50 CV para 102 kg. En España es casi un «unicornio», no hay muchas; de hecho, casi todas son reimportadas de allí. En todo caso, en USA también es una moto icónica que atrae a numerosos aficionados a sus líneas y cualidades dinámicas. No es difícil encontrar carreras donde todavía haya una categoría para desempolvar el equipo, la suela de acero y la Astro. Incluso dicen que hace poco las enfrentaron a motos modernas de su categoría y que, en manos adecuadas, les pegaron un buen susto. Era entonces, y continúa siendo hoy rápida, rígida, noble y ligera.
Evolucionaron en paralelo a las Pursang, pero con sus propios números de chasis y modificaciones específicas. Su historia comenzó con las Pursang MK5, como te decía. Las motos se enviaban a los USA sin freno trasero, que debía ser de disco y aquí no se encontraba y sin carburador. Se montaban aquellos legendarios Lectron que se empleaban hasta en el mundial de velocidad y que aquí eran impensables. Llegó hasta rozar los años 80 con la que podemos considerar equivalente a las Pursang MK10, del 76, que se hizo en versión Astro durante 1978 y 1979, ya con disco trasero nacional, en la época en la que las Metralla y Streaker ya lo usaban. Una de estas últimas Astro, con carrocería azul, es nuestra protagonista.
Mientras tanto, en España…
Mientras que las Astro triunfaban en las pistas de dirt track en USA, en España las carreras eran otra cosa. Aquí el cross, trial y, un poco menos, el TT, estaban de moda. La velocidad era diferente a lo que hoy día se estila: con Ángel Nieto siendo una estrella en el Mundial y Ricardo Tormo casi a su altura, el Campeonato de España causaba un interés mayor que ahora. Los pilotos habituales del certamen eran más conocidos y las carreras, más cercanas, entre otras cosas por que se corría en circuitos urbanos, en pueblos y polígonos industriales, en muchos casos como una atracción más de las fiestas patronales.
En esas carreras no era difícil encontrarte a las propias estrellas del Mundial, que venían con las motos oficiales y toda la parafernalia a cuestas. Para las marcas, esas carreras eran importantes, mientras que para los pilotos suponía un buen entrenamiento, enfrentándose a un buen montón de pilotos habituales, muy fogueados en ese tipo de circuitos. Algunos afortunados conseguían motos oficiales antiguas, o podían pagar una de las carísimas carreras-cliente que Bultaco (las TSS) o Derbi (aquellas famosas Réplica Ángel Nieto, también conocidas como Derbi RAN) fabricaban en cortas series. Mientras tanto, algunos descubrieron que una moto de cross con llantas más pequeñas, suspensiones bajadas y frenos grandes se convertía en un arma temible en circuitos de calles bacheadas y estrechas. Pedro Cegarra, por ejemplo, se convirtió en un especialista en ese tipo de motos y carreras. Así, no es difícil encontrar listas de inscritos de aquellos años en carreras de velocidad donde, en el apartado «moto», lees Montesa Cappra, Bultaco Pursang u OSSA Phantom,
También fueron muy populares las carreras en cuesta. Aquellas famosas subidas, hoy día desaparecidas, consistían en una carrera por una carretera cerrada ese día al tráfico donde los pilotos, saliendo de uno en uno, buscaban hacer el mejor tiempo posible. Tenían la ventaja de poder correr con lo que te diese la gana; luego uno clasificaba en su categoría. Así, en el parque cerrado te podías encontrar una Vespa aligerada y machacada al lado de una Suzuki RG500 de 4 cilindros de GP. En tales circunstancias, las motos de cross transformadas tampoco lo hacían mal, con geometrías rápidas de dirección y aceleraciones fulgurantes.
Bien, pues en este panorama alguien se dio cuenta que los astros (y nunca mejor empleado el símil) se habían alineado: en Bultaco se habían quedado sin vender las últimas 5 ó 6 Astro fabricadas, muriéndose de pena en un rincón de la fábrica.
La Astro Speed Fiber del Museo del Alcalá
Fueron los de Speed Fiber, fabricantes nacionales de carenados y otros accesorios para motos de carreras, los que se dieron cuenta de ese alineamiento. Compraron, imagino que a precio de saldo, aquellas Astro que no se llegaron a enviar a América y las transformaron: unas estriberas con mandos normales, manillar de Metralla GTS de última serie junto con llantas de palos, discos de freno, horquilla y poco más de la misma procedencia… y ya tenían una moto imbatible para ese estilo de velocidad en los pueblos o en las subidas en cuesta. Potentes, estables en recta y capaces de tumbar lo indecible, con buenos frenos… Un aparato «de miedo». Como te decía en el título, si lo piensas, prefiguraban lo que hoy día es una supermotard, esto es, una moto derivada de una off-road de competición que, convenientemente retocada, se convierte en un «avión» sobre el asfalto, endiabladamente ágil y maniobrable y, depende de en qué pista, hasta más rápida que una moto de asfalto. Se vendieron a diversos pilotos e incluso se conserva una foto de una de ellas, quizá la misma que está en el museo de la moto de Alcalá, en el distribuidor de la marca «Serra Busqui».
Una de aquellas Astro Speed Fiber está expuesta en el Museo de Alcalá, dentro de la exposición Made in Spain. Está en la zona de la jaula, donde puedes verla muy de cerca pues se sitúa, de las tres alturas de esa estructura, en la de abajo. Sobre ella, otra Astro, en este caso en su estado «de fábrica», aunque en una versión anterior, pero donde puedes apreciar por ti mismo esas modificaciones que transformaron una «dirt-tracker» en la abuela de las supermotard, que debió poner los pelos de punta a más de un espectador en aquellas carreras en cuesta o en los pueblos.
¡Ah! Olvidaba de que hay otra Astro más. Está encima de las otras dos, transformada en una moto custom. ¿Un crimen? Bueno, tal vez, pero dicen que el «criminal» fue el propio Jim Pomeroy, lo cual le da caché a la moto e indulgencias al constructor. Por si no lo sabes, fue aquél famoso piloto de motocross que ganó, por primera vez en la historia, un GP del Mundial con una moto española. Sí, con una Pursang.