La Vincent Black Lightning de la foto más famosa del mundo de la moto, cumplió 75 años
Me ha resultado curioso. Resulta que esta foto, que por supuesto conocía, está considerada la «más famosa del mundo de la moto». No sé muy bien por qué, ya que a mi mente me vienen otras muchas imágenes si me hubiesen preguntado cuál es la más famosa de este mundillo.
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¿Kevin Schwantz con la Suzuki, de lado, pasando a Rainey en Hockenheim, antes de entrara al Estadio? ¿Evil Knievel saltando con la Harley sobre los autobuses? ¿O quizá Steve McQueen con aquella Triumph modificada para parecer una moto alemana de la Segunda Guerra Mundial, a punto de saltar sobre la valla en la famosa película «La gran evasión»?
No lo sé, pero parece ser que alguien ha decidido que la foto más famosa es esta, la de Rollie Free intentando batir un récord de velocidad, en bañador, sobre la HRD Vincent Black Lightning, en 1948 en el lago salado de Bonneville. Lo consiguió.
La foto más famosa del mundo, Free y la Vicent
Roland «Rollie» Free era un piloto estadounidense, veterano de la Segunda Guerra Mundial y un apasionado de las carreras de larga distancia. Había competido en la primera edición de la Daytona 200 en 1937 y había establecido varias marcas con motos Indian y Triumph.
En esta ocasión, Free se propuso superar el récord de velocidad de su país, establecido entonces en 139 mph (224 km/h), y eligió para ello una Vincent Black Lightning prestada por el deportista John Edgar y patrocinada por Mobil Oil.
Free tuvo que intentarlo varias veces, en varias pasadas como era habitual, alcanzando velocidades de hasta 148 mph (238 km/h), pero no lograba superar la barrera de las 150 mph (241 km/h). Entonces decidió adoptar esta postura tan peculiar y conocida por la foto.
Se tumbó boca abajo sobre la moto, estirando los brazos y las piernas, y apoyando la barbilla en el depósito. De esta forma, reducía al mínimo la resistencia al aire y el peso sobre la rueda delantera. Además, se quitó el traje de cuero, el casco, las botas y los guantes, y se quedó solo con un bañador, un gorro de ducha y unas zapatillas prestadas.
Según él, lo hizo para evitar que la ropa se rasgara por el viento y le hiciera perder velocidad. En esas precarias condiciones, Free logró su objetivo: recorrió la milla en 23,9 segundos, superando las 150 mph (241 km/h), y en la vuelta de retorno alcanzó una velocidad media de 150,313 mph (241,905 km/h), estableciendo así un nuevo récord nacional de velocidad, que se mantuvo vigente hasta 1962.
Una clásica reputada
Pero la otra gran protagonista de esta historia es una de las motos más bonitas de la historia y ahora una de las clásicas más cotizadas entre los coleccionistas. La HRD Vincent Black Lightning se fabricó entre 1948 y 1952 y era la versión prevista para competición de las famosas Vincent Black Shadow, la 1000V2 que fabricaba la empresa inglesa desde 1937 por la empresa británica Vincent-HRD, que había adquirido la marca HRD en 1928.
La Black Lightning era una versión de competición de la Black Shadow, lanzada también en 1948 y estaba considerada una de las motos más rápidas de la producción mundial en aquellos años de posguerra; de hecho, la fábrica prácticamente se había especializado en esto: desde los años 30, la marca se publicitaba como «el fabricante de las motos más rápidas del mundo».
Su Vincent Rapide series A de 1936, al primer V2 que construyen y sus 180 km/h ya fueron suficientes para ganar ese título de «moto de serie más rápida del mundo». Entonces era una marca joven.
HRD Vincent es el resultado de la compra de la anterior HRD por Phil Vincent, un diseñador de motos que ya, en 1928, cuando se queda con la fábrica, nombre, utillajes y recambios de HRD había diseñado una muy especial suspensión trasera.
Es ese tipo que hoy día llamamos cantilever, solo que en el caso de Vincent empleaba dos amortiguadores en el sistema. En los años 30 construyó sus primeras motos, las Meteor y Comet, unas monocilíndricas de 500 cc que ya apuntaban maneras. Una Comet, la versión deportiva de la Meteor, era capaz de hacer los 140 km/h, una velocidad considerable para los años 30.
En 1936, partiendo de ese motor monocilíndrico y añadiéndole un segundo cilindro en V, construyeron las primeras 1000. Entregaban 45 CV y con ellos hacían esos 180 km/h de las Rapide serie A. Una moto rápida, que en Inglaterra se ganó el mote de la «pesadilla del fontanero»…
Llevaba los tubos del sistema de engrase por fuera del motor, más los tubos de chasis, las varillas de mando, la horquilla tipo «girder» y ese sistema de dos amortiguadores en cantilever era todo un catálogo de tubos y barras. Esta moto evolucionó y tras una Rapide Series B en el 46, tras la guerra, llegaron enseguida las Series C, la primera en emplear el nombre Black Shadow.
La moto era aún más rápida, de hecho la primera en superar los 200 km/h (201 km/h la de serie). Es un prodigio tecnológico: esa suspensión trasera, cambio metido ya en el cárter y no como las anteriores y el engrase por dentro, dos tambores de freno en cada rueda, para conseguir parar la moto a esas velocidades.
Y la consabida horquilla de paralelogramo tipo girder, ahora la llamada «Girdraulic» al incorporar sistema hidráulico. A Vincent y su ingeniero jefe Irving no les convencían las ya populares horquillas telescópicas porque según ellos tenían mayor flexión lateral.
De esta Black Shadow del 48 nace la Black Lightning, una versión aligerada, pensada para la competición. Cogen una Black Shadow y sustituyen todo lo que en esa es de acero y se puede cambiar por aluminio u otros materiales más ligeros, como un chasis de aleación de magnesio y se prepara el motor para irse hasta los 70 CV desde los 55 de la Black Shadow y a poco más de 174 kg de peso, cuando la original se iba hasta los 207 kg.
De esta Black Lightning se hicieron 31 unidades bajo pedido, desde ese año 48 hasta el 55, año en que los problemas financieros de la marca acabaron con la fábrica.
Pero la HRD Vincent Black Lightning y Rollie Free son dos nombres que han pasado a la historia como símbolos de la velocidad, el valor y la innovación. Su legado sigue inspirando a generaciones de aficionados y pilotos que buscan superar sus propios límites y alcanzar nuevas metas.
La Black Lightning es una moto única y excepcional, que representa el espíritu de una época dorada del motociclismo y una de las primeras motos realizadas con esa mentalidad que ahora llamamos «Superbike».