Motos clásicas olvidadas: Benelli S125, el eslabón perdido
Una de las motos clásicas olvidadas la encontramos en este peculiar scooter Benelli S 125. El concepto «scooter» nace casi con la moto. Desde muy a principios del siglo XX, ya aparecen vehículos de dos ruedas que quieren ser sencillos de usar para cualquier persona, económicos y limpios.
Pero es después de la Segunda Guerra Mundial cuando, con la Vespa y pronto todos sus rivales (empezando por Lambretta), alcanza su «estrellato». Ese concepto del scooter, ligero y utilitario, casi siempre de chapa, casi siempre 2T y casi siempre con caja de cambios, empieza a evolucionar poco a poco en los 80 del pasado siglo, con nuevos modelos automáticos, cada vez con mas plástico y cada vez más fáciles que comienzan a poner en apuros al referente del sector, Vespa.
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El fenómeno scooter, según Benelli
A finales de los años 70 Benelli, una de las marcas históricas italianas fundada en 1911, vuelve a tener problemas financieros. No es la primera vez ni será la última, pero en esa ocasión sus problemas vienen precisamente de formar parte de un gran grupo de automoción donde Benelli no es la única marca.
Moto Guzzi o Motobi son parte del mismo, junto con Maserati, Autobianchi o Innocenti. Es el grupo De Tomaso, que poco a poco se desintegrará a lo largo de la década de los 80. Benelli pertenece a él desde 1971 y hasta 1989, y es en ese momento en el que la marca debe definir su futuro.
Los otrora aclamados y brillantes en sus inicios motores de 4 y 6 cilindros de 4T de la gama más poderosa de la firma terminan por cosechar malas críticas y, con ello, las ventas se resienten, arrastrando a su vez a los propulsores 125 2T con una breve gama de ciclomotores que, al menos en el mercado interno, sí se venden, dentro de una competencia francamente brutal.
Mientras tanto, de Japón llegan a Europa infinidad de novedades, entre ellas una nueva tipología de scooter que va teniendo cada vez mayor aceptación. Uno de ellos se llama Yamaha Passola y se fabrica desde 1978. Se trata de un 50 2T simple, fácil y económico, que mezcla parte de un ciclomotor automático con una carrocería de plástico y escudo.
En vista de su impacto, a Benelli le parece una buena base para construir una gama nueva para afrontar mejor esos duros años 80, presentando su versión del mismo bajo el nombre S50. Por cierto, a su vez este Benelli S50 se licenció para su fabricación en España con el nombre de Torrot Cicloscooter.
El scooter se mueve por nuevos derroteros
En 1984 llega a España el famoso Scoopy con en aquella primera versión de 80 cc. También Derbi, siempre atenta a lo que se mueve en el mercado, ha presentado y está vendiendo bien el Derbi Scoot 74 y en el Salón de Colonia de este año se muestran novedades para Europa que llegarán, en breve, también al mercado Español.
Fue allí donde se pudo ver la versión definitiva del Suzuki Shoot, que al final aquí se llamaría Puch-Suzuki Lido Vario, o las primeras versiones de otros éxitos como el Yamaha Cygnus o el Honda Lead. Pero Vespa sigue siendo líder indiscutible en la mitad del mundo. No está claro que toda esta nueva generación de scooters suponga una amenaza para los italianos. ¿De verdad va a querer la gente scooter de plástico o automáticos?
En Benelli ven otra oportunidad. Tampoco son perezosos a la hora de nuevos desarrollos, y se lían la manta a la cabeza para hacer un nuevo scooter que responda a esas dudas. Se va a llamar S125. Parte del desarrollo del S50 montando un asiento más grande y una carrocería, también de plástico y líneas rectas, con un estilo similar a la del 50 cc.
El nuevo motor se monta sobre un chasis muy curioso, confeccionado mediante un solo tubo de sección redonda muy ancho, que baja de la pipa de la dirección y que a la altura del suelo se dobla hacia un lado. Deja espacio para un inédito motor que, visto desde los ojos de 2023, es claramente el eslabón perdido.
Se trataba de un cilindro central situado a la altura de su asiento, justo bajo este, inclinado hacia delante con un cárter de transmisión por el lado izquierdo, así como un amortiguador y todo el motor haciendo de basculante. Nada raro visto ahora, la verdad, aunque algo casi novedoso entonces en un 125 cc.
Efectivamente se trataba de un 2T, algo lógico por aquel entonces, pero atención porque no era nada convencional respecto a lo mostrado por aquel entonces como novedoso: lleva cuatro velocidades con mando al puño izquierdo, con la primera para arriba y tres hacia abajo, al más puro estilo Vespa o Lambretta.
Emplea además dos embragues: el normal de discos y, sobre él, un centrífugo automático, de forma que cuando te paras en un semáforo no tienes que mantener apretada la maneta de embrague; es decir, intenta unir las ventajas de lo de antes con lo del momento en el que le toca vivir.
Es, además, un desarrollo técnico curioso, porque de ese doble embrague montado en la punta del cigüeñal, sale una correa dentada de transmisión por ese cárter lateral, similar a como va en un scooter moderno, pero que acaba en un grupo trasero más complejo que los actuales.
Justo ahí, en ese grupo trasero, va la caja de cambios de cuatro velocidades, con mando por cable y selector arriba. Es la solución de una Vespa en este sentido, con el «cangrejo» por arriba en vez de abajo, pero con el eje secundario sirviendo directamente de eje de la rueda.
Cierra el capítulo de equipamiento con una guantera con llave o el depósito de gasolina bajo el asiento, sin hueco aquí (ambas soluciones a imagen y semejanza de una Vespa), un cuadro muy completo con una pequeña cúpula por arriba (como los scooters «modernos») y, por supuesto, un ya casi imprescindible motor de arranque eléctrico y juego de intermitentes.
Benelli S125: «rara avis»
Incluso en el tríptico que ves en la imagen de arriba, y la siguiente de abajo, ya lo parece. La verdad es que hoy en día es una «rara avis». Un aparato curioso que te hace pensar cómo no siempre los conceptos como, por ejemplo, el de qué debe ser un scooter, han estado claramente definidos, e incluso cómo las marcas no siempre aciertan. En realidad, el scooter no va mal y tampoco es feo. No sabría decirte si tuvo problemas o no de fiabilidad, pero lo que si está claro es que no triunfó.
No lo hizo ni en Italia ni en ningún otro sitio. Tal vez a la gente no le convenció. El que tenia claro que le gustaba lo de siempre siguió siendo fiel a la Vespa (Lambretta había desaparecido ya en todas partes menos en España, donde por desgracia también tenía los días contados), y al que sí convencían los scooter modernos quería algo más «revolucionario» que un cambio de cuatro velocidades al puño, frenos de tambor o el trasero al pie.
Pero para Benelli fue una apuesta muy importante. Un desarrollo completo, incluyendo motor nuevo con soluciones no vistas anteriormente y que no volvieron a emplear, lo cual supone un importantísimo gasto en recursos, de los que claramente no estaban sobrados.
Ahora bien, ¿y si hubiera llegado a calar entre el público de aquel entonces dicha mezcla? Quizá estaríamos hablando de otro presente, con un montón de scooter con cambio en el grupo trasero, intentando ser dignos sucesores de aquel Benelli S. Desafortunadamente, aquello no sucedió.
Pero las cosas son como son. Entre otros fallos, creo que hubo una ausencia total de intención de prolongar la apuesta hasta el final. Porque, ¿tú recuerdas haberlo visto entonces? Yo no. Y te aseguro que poca gente llegó a saber que existió. Hubo poca publicidad y escasa promoción en un scooter que tengo entendido no era barato. Convencía, parece ser, cuando lo probabas, pero eso le llegó a poca gente.
Mi amigo y maestro Antonio Cuadra fue uno de los pocos periodistas que llegó a realizar una prueba «como las de antes», a los mandos de aquel scooter, en su época. Fue en 1985 y destacaba de él su novedosa transmisión, su equipamiento (sobre todo, que tuviese nivel de gasolina en el cuadro) y unas prestaciones elevadas, por encima de la de por entonces su rival directo, la Vespa PK 125 Elestart.
Y debió gustarle el Benelli S125, porque tituló aquella prueba de la siguiente manera, al más puro estilo de slogan automovilístico en boca de todos por aquel entonces: «Algún día todos los scooter serán así».