Prueba SYM Cruisym 125: aspirante a todo

Prueba SYM Cruisym 125: aspirante a todo
Ramón López
Ramón López
SYM tenía pendiente la renovación de su buque insignia en el segmento de los scooter GT. Al exitoso Joymax le sustituye ahora una nueva generación Cruisym, en el que destaca un 125 con credenciales de primer nivel. Ya estamos todos.


La saga SYM de modelos Gran Turismo de «octavo de litro» dispone ya de una dilatada trayectoria. En 2005 se lanzó la edición GTS, una familia que se mantuvo en catálogo durante una década en versiones con cilindradas de 125, 250 y 300 cc. Fue el germen del Joymax que se presentó en 2012, modelos que supusieron el desembarco definitivo de la firma taiwanesas en este sector y con todas las garantías de éxito. Tecnología y equipamiento de vanguardia, diseño de última generación y un precio más estrategias de venta muy agresivos lo han convertido en toda una referencia del segmento durante los últimos años.

Pero los rivales han apretado el acelerador aprovechando el cambio de normativa hacia la Euro 4, y el SYM Joymax se había quedado hasta principios de 2018 como el más veterano de la competencia. La batalla se plantea frente a los Honda Forza, Yamaha X-Max, KYMCO SuperDink y Grand Dink, y Suzuki Burgman, todos ellos, como el Cruisym, presentes en alternativas 125/350-300-200.

La senda de éxito de esta gama de SYM ha sido un incentivo definitivo para su progresión hacia la nueva serie Cruisym. No en vano, la cuota de mercado en el segmento GT 125 de la marca no ha cesado de crecer, en concreto desde 5% en 2015, al 7% en 2016, el 10% en 2017 y una proyección del 12% a finales de 2018.

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El SYM Cruisym 125 se ha presentado a rebufo de su hermana mayor Cruisym 300. Con ella comparte tanto concepto como la práctica totalidad de componentes al margen del propulsor, lo que da fe de su calidad, ya que si ya eran positivas las sensaciones en un 300, imagínate en un 125 que es su fiel reflejo. Es evidente que en parte ciclo debería estar sobrada, ¿pero de motor? Vamos por partes.

CÓMO ES EL SYM CRUISYM 125

El punto de partido ha sido común en las versiones 125 y 300 del nuevo SYM Cruisym. La marca hace un juego en su denominación al denominarla «CRUiSYM», destacando el indicativo de inyección electrónica que es común en muchos modelos del mercado al final de la cilindrada y combinándolo con el nombre de la firma. Se define como una 125 de perfil mixto sport y GT, abordando una simbiosis de ambos conceptos en lugar de optar por modelos independientes como era el caso de su predecesor Joymax con las variantes Comfort y Sport.

En el aspecto sport encontramos un diseño mucho más agresivo que el ya de por sí radical del anterior Joymax, con una directa inspiración en la última evolución Yamaha X-Max. El avance estético es sobresaliente en detalles como la línea plateada que recorre los laterales desde los flancos del carenado, una óptica frontal compuesta por elegantes filas de LED como luz diurna y bombillas halógenas H11 (60W) o la integración de los intermitentes de LED en la base de los retrovisores. Estos últimos reciben un completo rediseño que permiten en marcha una excelente visión de lo que ocurre a tus espaldas.

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En este mismo sentido deportivo se conjugan los discos de perfil ondulado, ya presentes en el Joymax, ayudados por un equipo ABS firmado por Bosch. También el dibujo de sus líneas, con símiles de toma de aire en los laterales del frontal o unas asas de pasajero a modo de spoiler. Pero todo ello no tendría sentido si no viniera acompañado de un motor a la altura, y la nueva generación del monocilíndrico de agua con culata SOHC de cuatro válvulas es capaz de rozar el límite legal de los 15 CV (exactamente 14,3 CV) para su conducción por los poseedores del carné de coche con tres años de experiencia al volante. Su adecuación a la normativa Euro 4 hace innecesario el empleo del sistema Star&Stop que implantaron los Joymax, lo que redundará, lógicamente, en un menor precio.

Si nos decantamos por una visión GT, el nuevo SYM Cruisym 125 aporta una ergonomía muy cómoda, con amplio asiento de dos alturas (ahora sin el respaldo independiente del Joymax y con elegante bordado «Cruisym» en su parte trasera), manillar de buena palanca, amplio espacio para los pies incluyendo una plataforma frontal inclinada 42º para poder rodar con las rodillas estiradas si así lo prefieres, y con una pantalla regulable en dos posiciones de altura que requieren herramienta para su manipulación.

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La instrumentación consta de dos esferas analógicas, la izquierda para velocímetro con máximo en 140 km y la derecha como tacómetro con línea roja en las 9.000 rpm. Como referencia, en línea roja flirtea con dicha línea roja cuando el velocímetro está a punto de alcanzar la cota de 120 km/h (siempre, de marcador). Una pantalla digital central muestra odómetro y parciales más voltaje, reloj horario, nivel de combustible y temperatura del agua, junto con chivatos de asiento abierto o pata de cabra extendida. Sus diferentes opciones se pueden seleccionar desde dos botones situados sobre el cuentavueltas.

El hueco bajo el asiento es excepcional, con amplio espacio para dos cascos integrales, luz de cortesía, amortiguador y una cómoda guantera en su parte trasera. Se deshace del interruptor corta-corriente que habitualmente equipan los modelos SYM, así como de la toma de aire caliente que el Joymax ofrecía en su contraescudo. Sí mantiene el práctico pulsador sobre la piña izquierda de apertura del asiento, lo que también se puede ejecutar, como la de la toma de gasolina situada abajo entre las piernas, con un bombín de tipo imán. Como en el caso del Jet 14, incluye numerosas piezas en símil fibra de carbono, como en los márgenes del tablero o en la tapa del silenciador.

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El pasajero es cuidado con esmero. Dispone de amplio espacio en el asiento, estriberas independientes retráctiles y asas de gran tamaño, otro detalle que muestra su calado más GT al igual que el juego de doble amortiguador trasero, regulables en precarga de muelle para adecuar su uso a dúo. Un aspecto práctico de plena actualidad son las tomas de 12v y USB que incorpora en la guantera del contraescudo (sin cierre por llave).

El SYM Cruisym 125 ya está a la venta en los concesionarios oficiales de la marca a un precio de 3.995 € y con el añadido de seguro a terceros gratis que incluye robo, incendio y asistencia en viajes a partir de 21 años. Lo habitual es que estos seguros se realicen a mayores de 25 años, pero el perfil de clientes potenciales de este modelo ha hecho que la marca haga un esfuerzo extra para cubrir este grupo de edad. Además, es convertible en un todo riesgo de forma muy económica y, como es habitual en los modelos SYM a partir de 125 cc, ofrece garantía oficial de 5 años. Se comercializa en cuatro colores: negro, rojo, blanco y un exclusivo azul frente a su hermano 300.

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CÓMO VA EL SYM CRUISYM 125

El SYM Cruisym 300 ya nos dejó un magnífico sabor de boca, y con el 125 no podía ser menos. Un recorrido de 100 km por carreteras de todo tipo entre los pueblos medievales del Alto Ampurdán en Gerona hasta las playas de la Costa Brava han sido una prueba de fuego para un scooter que difícilmente se verá a menudo con tal variedad de ambientes a lo largo de su vida.

En parado resulta muy fácil de subir y bajar del caballete. La pata de cabra está más accesible que en el Jet14 y a pesar de su volumen, las maniobras antes de ponerla en marcha se realizan sin ninguna dificultad. Los nuevos retrovisores son todo un acierto, porque su visión es perfecta y sin la más mínima vibración gracias a la gran suavidad del conjunto. La altura de asiento parece encontrarse entre las más contenidas de su segmento (la marca no indica dato al respecto), sin que ello sea óbice para una postura incómoda. Ello es debido a un espacio disponible muy generoso, que invita a rodar durante muchos kilómetros o mucho tiempo seguido, a lo que suma un mullido de asiento bien estudiado. Con las piernas estiradas hacia el suelo en los semáforos, los laterales del depósito no obligan a una postura antinatural ni incómoda. Y en movimiento, la extensión de la plataforma hacia delante permite descansar las rodillas incluso si mides más de 1,80 m.

Al arrancar aprecias un tono de escape a la altura de calidad de las máximas referencias japonesas de su segmento. Se mantiene en marcha, donde deslumbra con una suavidad extrema incluso cuando alcanzamos sus prestaciones máximas. Las aceleraciones son progresivas y poderosas, sin altibajos en su rendimiento a lo largo de todo el rango de rpm y con respuesta instantánea tanto en las salidas como en las recuperaciones. Es evidente que es un motor en el tramo más alto de CV entre sus rivales. Tan solo a medio gas sostenido se aprecian pequeñas inercias del variador.

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La agilidad es notable, pudiendo mantener el equilibrio casi parado en condiciones de tráfico lento con total seguridad. Su llanta delantera de 14 pulgadas es un perfecto compromiso entre agilidad en ciudad y estabilidad en carretera, donde la pantalla, incluso en su posición más baja, ofrece una protección encomiable. Tan divertido es en un medio como en el otro, sin despreciar una conducción sport en tramos en zonas de curvas muy reviradas. Tú mira por donde quieres pasar que el Cruisym accederá gustoso a tus órdenes. Y al contrario que otros rivales, no es fácil hacer rozar sus bajos por el asfalto por ambos lados. Si lo haces, es que te has equivocado de vehículo.

Además, se acompaña de un rendimiento de suspensiones extraordinario, tan solo superado por el reciente Jet 14 LC. SYM está logrando un estándar elevadísimo en este aspecto de la parte ciclo. Muy considerable también es el nivel alcanzado por los frenos, en potencia, progresividad y tacto. El ABS entra en acción de forma suave y en situaciones donde realmente lo necesitas, no antes, ni después.

Como todos los modelos de 125, el rodaje es esencial para obtener lo mejor de sí en cuanto a prestaciones. Mientras que había unidades durante la presentación que superan no sin esfuerzo la cota de los 115 km de marcador en línea recta, otras sí eran capaces de sobrepasar la barrera de los 120 km con determinación. En cualquier caso, muestra su condición de scooter con motor de primera línea, tanto en prestaciones como en suavidad y comodidad de uso.

En los aspectos a mejorar, tan solo cabría hablar de un tablero de instrumentos que no incluye ordenador de abordo (temperatura ambiente, consumo instantáneo, medios o kilometraje restante, por ejemplo), o en la imposibilidad de regular la altura de la pantalla sin herramientas, por tanto, no en marcha. Entonces estaríamos hablando de un concepto Premium para el que el Cruisym no ha sido concebido, como ocurriría con la óptica frontal LED (tecnología que presenta en luz diurna, el trasero o intermitentes). Pero algo habrá que dejar para que SYM siga evolucionando en el futuro su gama GT, un desarrollo que se antoja muy complicado dado el enorme nivel conseguido con este último modelo. Y como es norma en la casa, con una relación calidad-precio prácticamente inalcanzable.

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Más información del SYM Cruisym 125

 

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