Consejos para conducir con viento tu moto: enfréntate a tu peor enemigo

Quizá aún seas un piloto inexperto en el mundo de la moto y aún no te hayas enfrentado a condiciones meteorológicas adversas. Y entre todas las que puedes encontrarte, hay una que preocupa de igual modo a veteranos y noveles: el viento.

Conducir con viento en moto fuerte desplaza por un instante ese placer que nos causa rodar siempre, o más bien casi siempre, hasta que algún factor externo viene a aguarnos la fiesta. En este caso tratamos el efecto del aire desbocado durante el pilotaje. Un enemigo que se nos presenta aparentemente en silencio, más todavía si su efecto es progresivo de menos a más, pero cuya virulencia puede llegar a ser incluso más nociva en caso de llegarnos de manera repentina, momento para el cual deberás estar convenientemente preparado para afrontar lo que te espera. Un verdadero reto hasta para los pilotos más expertos.

Como siempre, damos aquí por hecho que rodamos en moto con el equipamiento necesario ya que, en caso de una probable caída causada por un fuerte golpe de viento, podrá provocar daños mayores de los que puedas imaginar con independencia de la velocidad a la que circulemos que será, por motivos obvios, necesariamente más reducida debido al estado de alerta en el que nos encontramos en ese momento.

El “efecto vela”: cómo contrarrestarlo con éxito

Es uno de las consecuencias nocivas de un fuerte viento lateral: ruedas con tu moto por una carretera tranquilamente hasta que te das cuenta de que “una mano invisible” te empuja por el costado hacia el lado contrario de manera violenta, tanto como el viento es capaz de soplar, afectando a toda la superficie de tu moto, tú incluido. Es el denominado “efecto vela”: de no poner remedio, podrías acabar tirado en la cuneta hacia la derecha o, lo que todavía es peor, invadir el carril contrario en una carretera de doble sentido.

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De modo que toca ponerle remedio. La actitud de máxima alerta deberá estar “encendida” en tu cerebro lo que implica, de manera inmediata, una inmediata reducción de la velocidad de rodaje, si bien adaptándola de manera conveniente a veces nos ayuda a «capear» el golpe más duro inicial. No te preocupes por el resto del tráfico ya que, aunque instalados en el interior de su habitáculo, disponen del apoyo de cuatro ruedas mas el peso de la carrocería para “salvar los muebles” sujetando como pueden el volante, de modo que tampoco disfrutan precisamente del momento mientras comprueban que su vehículo tiende a escorarse hacia un lado… Incluso es probable que se estén asustando viendo cómo, frente a ellos, tienen a un motorista intentando pelear contra las inclemencias, lo que implicará la reducción de velocidad de todos los usuarios de la vía que transitan cerca de ti. Ya te digo que ver luchar desde fuera a una moto y su piloto inclinado para vencer la fuerza del viento, es tan llamativo como impactante.

Por supuesto, la lógica se impone y si tu moto es de grandes dimensiones, lo que incluye carenado, maletas, equipaje variado y pasajero, la situación se complica todavía más. Cierto es que cuanto mayor es el peso, también será superior la fuerza del viento necesaria para tirarte hacia un lado. Sin embargo, el «efecto vela» comienza a ser peligroso frente a grandes superficies y un viento que se torna realmente fuerte. Si es así, intenta contrarrestarlo pisando tan suave como requiera la situación la palanca del pie derecho para intentar asentar la moto con el freno trasero. Esto lógicamente no puede ser una acción que se efectúe durante kilómetros y kilómetros, pero sí conseguirás un punto mayor de estabilidad que si no lo hicieras. Doy por hecho que tienes discos y pastillas en buen estado… y también supongo que lo revisarás cuando llegues al destino tras la fatiga de materiales experimentada.

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Conducir con viento racheado: todavía más difícil

Hasta ahora hemos tratado de vencer la fuerza del viento lateral fuerte o muy fuerte. Sin embargo, en ocasiones el reto da un paso hacia delante y se torna todavía más peligroso: es el momento en el que no sirve con contrarrestar el efecto del aire hacia un lado, sino hacia el contrario también… sin una cadencia ni previsión definidas.

En esta situación, lo más indicado es incidir en los dos aspectos ya mencionados: la reducción tan acentuada como sea necesario de la velocidad y la actuación, con el mayor tacto y precaución posible, sobre el freno trasero. Abre también los codos como si estuvieras practicando una conducción off-road, en un intento por contrarrestar fuerzas hacia el lado contrario de donde te venga la fuerte ráfaga de viento. Tendrás mayor control sobre la dirección de la moto que si relajas ambos brazos adoptando una posición “turística” habitual de codos hacia abajo. Las piernas pegadas al depósito también aportan su granito de arena.

Tanto antes como ahora, también ayuda el hecho de rodar en marchas más cortas para “sujetar” mejor la moto con un régimen de giro del motor más elevado, lo que unido a la necesaria reducción de velocidad de marcha, se torna como algo no solo recomendable, sino también necesario atendiendo a las circunstancias y lo delicado del momento. Y atención al “instinto natural” de aplanarte sobre el depósito para lograr una aerodinámica más favorable: ten en cuenta que posicionado así sobre tu moto, el control de la misma no es el mismo y ahora que el viento está intentando descabalgarte, tal vez lo más adecuado sea sentarte en posición de alerta, con brazos y piernas como se explica y los cinco sentidos permanentemente bajo concentración máxima, manteniendo el cuerpo en tensión previendo futuros cambios de dirección o en la fuerza del viento.

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Viento de frente o de cola

Los que alguna vez hemos sufrido el viento frontal en una moto desprovista de protección, sabemos qué sucede con el estado de nuestras cervicales a la llegada al destino o, como muy tarde, al día siguiente; muchos kilómetros bajo estas condiciones limita tu salud con un desgaste francamente excesivo, tanto físico como mental si los kilómetros van acumulándose en una jornada bajo estas circunstancias.

Por tanto, nunca será mala idea montar una cúpula de dimensiones suficientes como para evitar la mayor parte del trago que supone pelear contra la dureza del viento frontal, siempre que tu moto no disponga de protección digna de su nombre. Las cúpulas pequeñas apenas adornan el conjunto y las grandes, para los más “sensibles”, dañan la apariencia de la moto. Si es tu caso, desmonta y monta pensando en un largo viaje… o en el día a día si sufres de manera recurrente la molestia del viento por encontrarte en una zona especialmente expuesta a ello. Recuerda aquello de “ande yo caliente…”.

¿Y qué podríamos decir del viento de cola? ¡Que es el mejor y el que todos esperamos encontrar siempre! Si la dirección del mismo nos favorece, tanto el consumo como el desgaste general de la moto se verán reducidos de manera considerable, con un ahorro que se notará, de manera inmediata, en la siguiente visita al surtidor de turno, que será menos temprana que la anterior sin viento que nos asistiera. Todo en la moto irá más fino, mejor, con menores esfuerzos y gasto inferior… ¿Qué más se podría pedir?

Supongo que si se pudiera firmar en alguna parte que tuvieras viento a favor cada vez que ruedas en moto, lo harías. Yo también, pero la realidad es muy distinta y apenas las previsiones meteorológicas te arrojarán algo de luz sobre qué condiciones te encontrarás antes de subirte a tu moto. Nunca estará de menos su consulta para, como mínimo, mantenerte alerta sobre lo que te encontrarás una vez te encuentres en marcha. Y ya sabes: precaución, máxima alerta y contrarresta el “empujón” del viento con lo expuesto en este reportaje contando, cómo no, con que tú y tu moto rodáis bien equipados, como de costumbre.