Prueba Moto Guzzi Audace: Audacia custom

47 Prueba Moto Guzzi Audace: Audacia custom
Fotos de la Moto Guzzi Audace
Daniel Navarro
Daniel Navarro
¿Cómo tendría que ser una custom para que pudiéramos definirla como "audaz"? Moto Guzzi nos presenta su propuesta.


La Moto Guzzi Audace es una de las motos con más personalidad que te puedes encontrar en 2017. Sus líneas, con la presencia del motor V-Twin y los escapes subrayando los dos laterales, su sonido en marcha, la forma como actúa el motor de arranque o sus «cabezazos» si das golpes de gas en punto muerto son esencia Guzzi por todos lados.

Es grande, larga y no muy alta. Un peso de 299 kilos sin gasolina se notan en parado, pero no es difícil subirte y levantarla de la pata de cabra. Le das al botón de arranque y te saluda con un sonido peculiar del motor de arranque y un cabeceo lateral consecuencia del cigüeñal longitudinal cuando comienza a girar, algo muy Guzzi. Ralentiza con ciertas vibraciones que no molestan y sí le dan un toque custom agradable, ya que en cuanto abres gas, desaparecen.

Metes primera, sueltas el embrague (por cierto, muy fácil de accionar) y se pone en marcha con suavidad. Puedes seleccionar uno de sus tres modos de funcionamiento pulsando sobre el mismo botón de arranque. Cambia el modo en la pantalla y se queda sombreado hasta que cojas el embrague y lo vuelvas a soltar, momento en que entra en acción el modo seleccionado. En cualquiera de ellos es suave, con una primera bastante larga. No hay problema: la cantidad de par disponible la mueve casi hasta al ralentí.

Moto Guzzi Audace

El modo Turismo es el más lógico. La moto responde desde muy abajo, con contundencia si así lo quieres, pero sin violencia ninguna. Vas engranando marchas y puedes llevarla a muy pocas vueltas. En cualquiera de ellas, si abres, responderá inmediatamente. En modo «Veloce», esa respuesta es más contundente aún, y ante aperturas rápidas del gas sale disparada hacia delante. Es como aprecias de verdad esa cantidad de par disponible. En modo «Pioggia» (lluvia, en italiano), la respuesta es tan sosa y plana como te esperas: perfecta para suelos resbaladizos.

La parte ciclo está bien diseñada. La moto se nota noble y fácil desde el primer momento, a pesar de su masa. Gira lo justo, no demasiado pero tampoco demasiado poco. Pero es larga. No es fácil maniobrar en parado en sitios estrechos. Por fortuna, se llega muy bien al suelo aunque midas poco más de 1,60 m.

Hasta a baja velocidad se mueve muy bien. Tiene un manillar ancho y, aunque al girar a tope la dirección la mano que queda en el exterior se separa bastante, se controla bien. En carretera, a velocidades medias es como resulta más cómoda. No hay ninguna protección aerodinámica y la moto corre mucho. Metes sexta, abres gas y te das cuenta de que la posición «paracaídas» que llevas (manos abiertas, hacia delante y un tanto elevadas, los pies también hacia delante y tu pecho parando el aire) no es la ideal para batir récords de velocidad. No es dura de suspensiones, pero tampoco es una moto blanda. Para mi gusto, está muy bien reglada.

Moto Guzzi Audace

En zonas de curvas sorprende. Acelera muy bien gracias al par que tiene y resulta más ágil a la hora de entrar en curvas de lo que te esperas. Con buen asfalto y tras un rato de acostumbrarte a ella, estarás dando con las estriberas en el suelo. Frena muy bien y, a pesar del lanzamiento de horquilla, transmite muy bien al piloto el agarre disponible. Da confianza y eso permite llevarla deprisa. Incluso cambia de lado con bastante agilidad para una cruiser de su tamaño e inercias.

Moto Guzzi AudaceEl ABS, poco intrusivo pero eficaz, y el control de tracción ayudan a esa confianza. E incluso las dudas que su arquitectura de cigüeñal longitudinal y cardan suscitan quedan solucionadas: no se mueve hacia los lados acelerando o reduciendo, como solían hacer motos así de hace unos años. Y es curioso. Si das un golpe de gas en punto muerto o incluso, simplemente, con el embrague cogido, sí te pega el «cabezazo» que esperas; si aceleras con una marcha metida o reduces (sin dar golpes de gas entre medias), no hace nada, resultando totalmente neutra. Y eso incluso probando a reducir «a lo bestia», estilo RR, por ejemplo de cuarta a primera todas seguidas. Entonces reduce y acaba haciendo rebotar la rueda trasera, pero no se mueve. Por cierto, llevarla así no aporta nada, por lo que a pesar de que pueda parecer que echamos de menos un embrague anti-rebote, no le hace ninguna falta. El cambio largo, buenos frenos y una filosofía nada sport lo hace innecesario.

LO MEJOR

  • Respuesta muy personal y agradable
  • Moto, exclusiva
  • Comportamiento neutro y noble

MEJORARÍA CON 

  • Una posición de conducción más natural
  • Alguna protección aerodinámica
  • Altura de reposapiés

ASÍ LA VEMOS

En carretera: 4
En ciudad: 3
Pasajero: 2
Confort: 3
Equipamiento: 4
Autovía: 3
 
La Audace es una moto que se disfruta en la carretera. Con buen chasis, suficiente motor, protección aerodinámica escasa… es a velocidades medias, haciendo curvas a buen ritmo pero sin “carreras”, como la Audace resulta divertida de verdad. Para ello tiene todo el equipamiento, chasis y motor necesario.

En la ciudad no se mueve mal. Es larga, gira lo justo y pesa 300 kilos. No intentes meterte con ella detrás de los scooter de 125 cc, pero puedes pasar bien entre coches, con cierto cuidado con los retrovisores. El pasajero tiene su sitio, buenas estriberas y su asiento es mullido. Pero no muy grande ni tienes muchos sitios para sujetarte.

Cómoda para el piloto, dentro de la velocidad legal, lo más incómodo con ella es intentar ir más deprisa por su postura, que tampoco es la ideal para pasar muchas horas sobre ella. Bien de equipamiento, en la autovía, igual que te decía antes, es su  nula protección aerodinámica y su postura custom la que te limita más. Si vas a hacer muchos kilómetros así, tienes otras opciones en la gama California más adecuadas. La Audace es para otra cosa.

Moto Guzzi Audace

 

Moto Guzzi Audace