Ciclística esmerada

El basculante está articulado sobre el mismo motor.
Conjunto rígido, sencillo y liviano. Al revés le sucede al GP800: para disponer de chasis abierto como scooter que es, se ha debido construir un chasis en torno al motor, abrazándolo perimetralmente y crear un falso doble cuna por arriba para dar rigidez al túnel central y soportar la descarga de sus 75 CV sin desfallecer ni dar retortijones.
El motor queda fijado en esa estructura y no bascula con la transmisión-suspensión en beneficio de la rigidez y la estabilidad. En ambos casos, el basculante es monobloque de fundición de aluminio, otro punto a favor de la rigidez y estabilidad a alta velocidad. Impecable comportamiento para ambas, aunque tanto tubo de acero juega en contra del peso del maxiscooter.
Las suspensiones tienen caracteres totalmente opuestos. La Mana utiliza componentes y tarados de supersport. Es recia de respuesta, seca, dura, tanto por la lujosa horquilla invertida de 43 mm y 120 mm de recorrido como por el monoamortiguador trasero con hidráulico regulable en extensión (125 mm) y pre-carga de muelle.
El GP800 es un prodigio de confort: horquilla de 41 mm con 122 mm de recorrido y monoamortiguador trasero con 133 mm. Tienen tarado medio, son suaves y progresivos, muy cómodos sin afectar la estabilidad- ni a fondo.
En frenos andan sobrados; no olvidemos que son dos automáticos y por más electrónica aplicada para lograr el efecto retención, un buen equipo de frenos siempre es necesario.
La Mana va de racing con un doble disco de 320 mm y pinzas radiales de cuatro pistones, asistido detrás por un 260 mm de pistón simple. El GP800 se cura en salud con un doble disco semiflotante de 300 con pinzas flotantes de doble pistón. Detrás, un dimensionado disco de 280 mm con pinza flotante de doble pistón garantiza la mejor de las frenadas, independientes y a tacto- Ninguna tiene opción ABS. ¡Extraño!