La centralita del cisma en MotoGP

Carmelo Ezpeleta ha repetido por activa y por pasiva que para 2014 habrá límite de régimen motor a 15.500 rpm y centralita única en MotoGP guste a quien guste. El límite de giro de los motores está siendo aceptado a regañadientes por las marcas, pero la imposición de la ECU única disgusta enormemente a Honda y tampoco gusta a Yamaha ni a Ducati. En el retorno de Suzuki para 2014 también ha sido mal recibida esta imposición. Pintan bastos.

Honda amenaza seriamente dejar MotoGP si se impone la «ECU para todos». A la vez, Shuhei Nakamoto –vicepresidente de HRC– ofrece a don Carmelo suministrar gratuitamente la centralita y software Honda a cualquier nueva marca que venga a MotoGP y cita expresamente a BMW y Aprilia. ¡Lo nunca visto! Eso parece tomar forma de intenciones de futuro. Admite Nakamoto-san que la oferta de Dorna de suministrar gratuitamente la centralita Magneti Marelli a todos los participantes en MotoGP sólo beneficia a las CRT, quienes actualmente no disponen del nivel de gestión electrónica que se les ofrece para 2013. Pero esa «ECU para todos» es, a todas luces, inferior a cuanto utilizan las tres marcas oficiales en MotoGP. Sin su propia electrónica no podrían aprovechar el máximo rendimiento de sus ultra potentes motores 1.000 en cada instante. Hoy, la electrónica marca las diferencias. La potencia está desmesurada, pero los tiempos son los mismos de las 800 cc ¿Qué falta hacía pasar a 1000 cc?

Don Carmelo no se esconde de sus intenciones para definir –según su peculiar punto de vista– un futuro inmediato que salve el anodino espectáculo de MotoGP. Se decanta por aplicar el sistema de Moto3 y sus múltiples limitaciones o la fórmula de Moto2 con motor único. Le guste a quien le guste ¡Gallardo don Carmelo! Pero no debe olvidar que Honda, repito, sólo Honda, es quien ha hecho posible las nuevas clases Moto2 y Moto3. Recuerde cuando sus negociaciones con la MSMA para poner en marcha el proyecto Moto2 «open» fracasaron estrepitosamente, únicamente Honda le tendió la mano suministrando los motores CBR600 RR actuales. Así nació Moto2. De no haber sido por Honda, ahora sería una clase non nata, o vaya usted a saber qué. A continuación, cuando se trataba de sustituir los 2T de 125 cc por otra clase de 4T, tan sólo Honda le dio sólido soporte produciendo una larga serie de «competición cliente» capaz de llenar por sí solo toda la parrilla. Afortunadamente para la competitividad, KTM se sumó al desafío y aportó seis motos contra una treintena de Honda a las que ha vencido ¿Pero qué hubiera sido de Moto3 con sólo seis KTM?

Todo eso lo debe de tener muy en cuenta don Carmelo cuando repite que si Honda no está de acuerdo con sus propuestas mejor que se marchen. Provocación de cisma. Poco le importa que se vaya quien le ha dado la mano; dice que sin ellos se seguirá haciendo el Mundial. Lo que no se sabe, ni siquiera él mismo, es con qué motos contaría para hacer un Campeonato del Mundo con cara y ojos. Téngase en cuenta que si Honda se marcha, casi seguro que se llevará consigo a Yamaha como ha ocurrido en anteriores ocasiones. En esa tesitura tan sólo le quedaría la opción de convertir MotoGP en una CRT y bajar el Mundial de escalafón por el único interés de su espectáculo comercial. El deporte, la competitividad y la técnica de alto nivel, le traen sin cuidado. Él es comerciante y taquillero.

Sería más atinado concretar las soluciones planteadas por Honda. Hace pocos meses Nakamoto-san desveló que estaban trabajando en una «competición cliente», a precio asequible, para el futuro mediato y con ello se entiende 2014. Ahora, en estos momentos de tensas conversaciones, don Carmelo tiene buena ocasión para presionar y convencer a las marcas el suministro de motores para equipos privados a precios razonables. Con tres motores por marca sería suficiente. A cambio, debería olvidar las CRT para satisfacción de las tres marcas. La F-1, donde tanto se inspira, funciona con ese sistema de motores alquilados. Es la única solución de futuro para recuperar una parrilla decente y competitiva capaz de llevar a privados al pódio.