¿Eres un motero ‘de secano’? Entonces, atento a estos 4 puntos para guardar tu moto en invierno

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¿Eres un motero ‘de secano’? Entonces, atento a estos 4 puntos para guardar tu moto en invierno
Fórmula Moto
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Frío, lluvia, niebla... El invierno es la peor época del año para montar en moto y no son pocos los que deciden aparcar su máquina esperando la llegada del buen tiempo. Si eres de ellos, no te pierdas este artículo.

¿Usas la moto en invierno? Si la respuesta es que afirmativa, no dejes de visitar nuestro artículo con consejos de puesta a punto para el asfalto frío y húmedo tan habitual en esta época del año. No obstante, si eres de los que prefieres usar otro medio de transporte en esta época, te entendemos. No en vano, hay algunos tipos de motos que son poco adecuadas en estas circunstancias; muchas deportivas entran en esa descripción, no sólo por concepto sino porque los neumáticos con los que mejor partido les sacamos son muy poco apropiados para el asfalto frío, o directamente peligrosos en estas condiciones ya que nunca alcanzan su temperatura de funcionamiento. Veamos este y otros puntos a tener presentes para guardar la moto estos meses.

Neumáticos

Lo vimos en el artículo dedicado a la puesta a punto: un neumático no sólo no debe estar gastado, tampoco debemos usarlo si su goma ha envejecido pues en invierno su agarre será deficiente y muy inseguro. Los neumáticos muy deportivos, previstos para funcionar en temperaturas por encima de los 20 grados, sufren de un problema parecido pero relacionado sólo con su compuesto de goma y no la vejez de ésta: cuidado pues con las deportivas, o algunas naked de orientación deportiva que vienen de serie con neumáticos muy «racing», en el asfalto invernal.

motos neumaticos apertura

Si decidimos no usarla, lo ideal es evitar que los neumáticos soporten el peso de la moto durante los meses de inactividad. Como no todo el mundo tiene caballetes, y menos uno frontal como los que se usan en competición, una buena solución práctica es dejar las ruedas sobre-hinchadas, es decir, echarles aire para aumentar la presión hasta 3-3’5 kg, presión con la que todavía será seguro conducirlas de vuelta a casa para su hibernación. Si lo haces, déjate un «post-it» en el cuadro de instrumentos como recordatorio para que, cuando vuelvas a cogerla, repases a cuánto están las ruedas antes de salir para dejarlas de nuevo en sus presiones ideales.

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Fundas y antirrobo

Desde luego será mucho mejor si podemos guardar la moto en un garaje que en la calle, pero en ambos casos te recomendamos usar una buena funda protectora. Cuando decimos «buena» es porque no sirve cualquier cosa para cubrir la moto: para empezar, es muy importante no usar una funda de material plástico totalmente impermeable; de hecho, en algunos países está prohibido usar fundas plásticas en motos o coches en garajes. ¿Por qué? Muy sencillo, todos los vehículos sufren de cierta evaporación del combustible (y algo de aceite) por sus tapones o respiraderos, y ese combustible evaporado se condensaría en el interior de la funda de plástico, generando un importante riesgo de incendio si salta alguna chispa (o colilla) cerca.

Si te fijas, las fundas que venden en las tiendas suelen ser de tela tupida, o de algo parecido a plástico pero poroso, precisamente por este motivo. También podría condensar humedad en el interior, acelerando la oxidación, otro motivo por el que evitar fundas baratas o plásticos.

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La funda tiene muchas ventajas, además de la evidente, de evitar que el polvo o el sol ensucien o degraden las superficies de nuestra moto, también ayuda a evitar miradas curiosas de quien quizás no queramos «eche un ojo» a nuestra pareja. Ojos que no ven… y la funda es un buen antirrobo por este motivo, más si es de las que permiten que la dejemos atada por abajo con el antirrobo correspondiente. Ahora bien, tampoco te recomendamos comprar una funda con un aspecto demasiado llamativo, no sea que consigamos el efecto contrario al deseado.

En cuanto a los antirrobos, sin duda lo mejor es atar la moto a algo sólido con una cadena segura. En la calle, farolas o vallas son nuestras amigas, y mejor en una zona transitada (sin estorbar). En los garajes, si no tenemos una columna o algo así cerca, merece la pena instalar una argolla segura en el suelo: se fijan con tacos seguros y se remachan los tornillos una vez puesta, con lo que sólo una radial podría liberar la moto. Por cierto, si tienes alarma, seguramente no será la mejor idea dejarla conectada…

Batería

Las baterías de plomo-ácido mayoritariamente usadas en las motos son como una vasija que tiene una pequeña fuga: poco a poco van perdiendo carga, y como el frío ralentiza la reacción química que genera energía eléctrica en su interior, el efecto se agudiza en invierno. A este efecto, llamado «autodescarga», se añade que la moto puede tener incluso con el contacto quitado algunos componentes que están gastando algo, por poco que sea, de corriente.

Es fácil medir unos cuantos miliamperios debido al reloj, alguna luz «antirrobo», los modernos sistemas de multiplexado (tipo BMW) también tienen algo de consumo parásito, o sencillamente por fugas y algún mal contacto en el sistema eléctrico. Por eso tampoco es buena idea dejar una alarma conectada durante semanas o meses, porque es un seguro de que dejaremos la batería «seca».

Batería de moto

El segundo problema de las baterías mayoritarias (plomo) es que su reacción de carga/descarga no es totalmente reversible: cada vez que se quedan muy bajas de carga y necesitan un cargador, pierden parte de su capacidad. La batería que compraste de 12 Voltios y 10 Amperios-hora, después de una descarga total y tras volverla a cargar, ya será de sólo 8 ó 9 Ah; y el efecto es peor cuanto más descargada y vieja sea la batería. Por eso llega un punto en que, pese a cargarla y montarla, la batería ya no es capaz de arrancar la moto y toca comprar una nueva.

Todo esto, lo que significa resumidamente es: evita que nunca se quede descargada, para que la batería te dure muchos años. Así que si vamos a guardar la moto, desconectemos el borne negativo (el más seguro porque va conectado a todo el chasis). Incluso así, puede ser buena idea dejar puesto un cargador inteligente, de los que terminada la carga se quedan en modo mantenimiento (monitorizan el voltaje de la batería y dan pequeñas cargas si baja de cierto nivel).

Si tu batería es muy inaccesible o no quieres dejarla desconectada, entonces necesitas uno de esos cargadores para estar seguro de que, dentro de unos meses, arrancará sin problemas (ni un gasto extra en batería).

Por último, evita arrancar la moto si no vas a darte un buen paseo para cargar la batería. Un arranque consume suficiente capacidad como para que debamos tener el motor en marcha entre veinte minutos y media hora, y por encima de unas 2.000 vueltas (no sirve tenerla al ralentí en la mayoría de motos).

Aceite y gasolina

Cambiar el aceite de un motor es la única forma que tenemos de limpiarlo por dentro, y eso es porque el aceite mantiene «en suspensión» partículas de suciedad, carbonilla, etcétera, en parte retenidas por el filtro, en parte no. Durante una larga parada esas partículas se depositan en el fondo del cárter, lo que no es bueno: si sabes que dejarás la moto parada unos meses, y hace tiempo que cambiaste el aceite, lo más inteligente es hacer el cambio ahora, justo antes de pararla.

No sería buena idea dejar ese cambio para cuando la vuelvas a coger. El aceite se degrada, y sus aditivos antioxidantes no estarán igual que en uno recién cambiado, ahí tienes otro buen motivo para hacer el cambio o la revisión ahora y no dentro de unos meses.

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La gasolina es menos crítica en ese aspecto, y la que se vende en nuestras gasolineras (todas) aguanta muy bien el paso del tiempo. Pero si puedes elegir, deja la moto con menos de medio depósito aunque no en reserva: cuando vuelvas a cogerla, llénala y así habrás minimizado el problema de la (escasa) degradación del combustible o sus residuos.

En cuanto a lo demás, se aplica lo del aceite motor: es mejor hacer la revisión antes que después de dejar la moto parada, porque así minimizas el impacto de los líquidos viejos o degradados. Refrigerante, líquido de frenos, aceite de transmisión… Y dale una buena capa de aceite protector (el de silicona para cañas de pescar o similar es ideal) a todas las partes metálicas, o también plásticas más expuestas, pues ayudará a mantener todo mejor a largo plazo; este tipo de aceite es bueno también para cerraduras o articulaciones (manetas, pata de cabra, caballete, etc) puedes echarlo por todas partes ¡menos en los frenos y neumáticos!

Un último consejo: lava la moto antes de guardarla con todos los cuidados que te hemos indicado, nos lo agradecerás dentro de unos meses cuando puedas volver a disfrutarla.