PGM V8: El tamaño sí importa
La invitación me llegó firmada por un tal Paul Maloney. Cómo me suena este nombre… ¡Ah, claro, el ingeniero responsable de las motos de carreras de Superbike y MotoGP de Kawasaki de hace unos años! Recuerdo que le conocí durante unas pruebas que realicé en el circuito austriaco de Zeltweg. Dos meses después, allí estaba yo, con una sonrisa enorme tras subirme en la mayor locura pluricilíndrica que te puedas imaginar.
PGM V8: locura australiana
No cabe duda que los australianos son una gente muy especial. Siempre ven el vaso medio lleno. No se preguntan si pueden superar cualquier problema o dificultad, sino cómo van a hacerlo. Éste es el caso de Paul Maloney, quien tras pasar veinte años en Europa implicado en los Mundiales de Superbike y MotoGP, decidió regresar a casa para hacer realidad su sueño de una streetfighter V8.
La posición de conducción es inesperadamente cómoda, a pesar de que su asiento queda en la vertical de la bancada trasera de cilindros. Con una altura de 840 mm, no resulta demasiado elevada y tampoco se puede decir que sea una moto mucho más ancha que otras convencionales a pesar de que los cilindros de Yamaha R1 sobresalen del chasis entre tus piernas (un poco descentrado hacia la izquierda). La tapa de fibra de carbono que cubre la zona izquierda del bloque de cilindros trasero hace muy bien su trabajo de protector de calor. Mi pantalón de cuero no se achicharró, tampoco mis piernas…
Una fuerza de la naturaleza
Esta conclusión se puede aplicar tanto a la apariencia de la PGM V8 como a su dinámica. Su diseño es obra de Seanr Chhean y queda muy lejos de resultar una mezcla de componentes dispersos puestos en común. La visión de las piezas de fibra de carbono desde el asiento hasta el depósito (en realidad cubren uno convencional metálico) es muy fluida y no restan protagonismo a la auténtica estrella de la moto: el motor V8. Sus acabados son superlativos y reflejan una obra de arte de gran altura, lo que también se refleja en su precio: unos 180.000 dólares estadounidenses en función de los acabados. Porque sí, se producirá en pequeñas series y ya puedes reservar una en www.pgmv8.com.au.
La aceleración es brutal. No he llevado nada con matrícula, luces y un motor de explosión que vaya engullendo metros como ésta cuando giras con convicción el puño derecho. No diría que es una respuesta explosiva ni agresiva, sino que la velocidad aumenta sin esfuerzo aparente, de forma incomparable, como si de una fuerza de la naturaleza se tratara. Solo podría compararse con una MotoGP actual. Y es que, como siempre se ha dicho, no hay nada comparable con contar con más centímetros cúbicos…
Agárrate fuerte en la PGM V8
El manillar plano de una pieza de la PGM V8 incorpora elegantes torretas de forma aflautada montadas sobre una tija triple. En su base se encuentra el amortiguador de dirección rotativo, un conjunto que crea una manejabilidad muy correcta en secciones de curvas, a la que vez que una postura de conducción ligeramente inclinada hacia delante muy adecuada para cargar peso sobre la rueda frontal.
No resulta tan cansada como esperaba en un primer momento y, además, ayuda para evitar unos «caballitos» que tampoco aparecen en exceso a pesar de sus credenciales. Unos amplios 1.550 mm de distancia entre ejes tienen gran parte de la culpa, sin convertirla en un camión en las zonas más reviradas. Por supuesto, no es una supersport de 600 cc en curvas, pero tampoco requiere un esfuerzo excesivo en este ámbito. Por otro lado, Maloney ha echado mano de su amplia experiencia con componentes Öhlins para regular las suspensiones de la PGM. Lo mismo vale para los frenos Brembo, con una potencia de frenado acorde con las necesidades de un modelo tan especial. También es loable el comportamiento de la caja de cambios, con una calidad japonesa a pesar de haberse modificado «en casa». Un trabajo muy bien hecho.
Esta afirmación de «trabajo muy bien hecho» sirve para todo el conjunto en la PGM V8. La calificaría como una moto superpotente que te envenena, pero que puedes llevar por la calle sin problemas… siempre que tu cuenta bancaria te lo permita. Entonces tendrás la moto de calle que más acelera del mundo. Una Yamaha VMAX queda en una segunda división con sus 200 CV y 166,8 Nm. Pero lo que resulta más sorprendente de la PGM V8 es cuando la analizas como una obra personal de un genio de la técnica. Paul Maloney tuvo la visión de crear un modelo único y lo ha logrado después de siete años de trabajo en secreto. El resultado es absolutamente impresionante.
FICHA TÉCNICA
Motor: 4T, 8 cilindros en V a 90º, DOHC, cinco válvulas por cilindro; agua
Cilindrada: 1.996 cc (77 x 54 mm)
Potencia máxima: 334 CV a 12,800 rpm (al cambio)
Torque: 214 Nm a 9,500 rpm (al cambio)
Relación de compresión: 13:1
Alimentación: Inyección electrónica, ECU MoTeC M130, 8 inyectores Mikuni 45mm
Cambio: 6 velocidades
Embrague: Multidisco en baño de aceite
Chasis: Multitubular acero con placas posteriores de aluminio
Suspensiones: Delante: horquilla invertida Öhlins FGRT301 totalmente regulable de 48 mm
Detrás: Basculante aluminio con amortiguador totalmente regulable Öhlins TTX36 Mark 2
Geometrías: 26º/107 mm
Entre ejes: 1.550 mm
Peso: 242 kg con aceite/agua y 16.5 l. de gasolina
Reparto de pesos: 51/49 % (en parado)
Frenos: Delante: 2D. 320 mm Brembo con pinzas Brembo GP4 monobloque radiales
Detrás: D. 220 mm Brembo con pinza Brembo P4-34
Neumáticos: Delante: 120/70-17 Michelin Pilot Power 3 sobre llanta Marchesini de 3.50″ de aluminio forjado
Detrás: 190/50-17 Michelin Pilot Power 3 sobre llanta Marchesini de 6.00″ de aluminio forjado
Altura de asiento: 840 mm
Velocidad maxima: ¡DESCONOCIDA!
Precio: Desde 180.000 dólares estadounidenses