Motos clásicas olvidadas: COMESA-Mondial
Desde luego, el nombre de COMESA si suena a uno más de aquellos: Echasa, Evycsa, MYMSA, Reddis… no sé cuántas podríamos buscar y poner en una lista y COMESA (Construcciones Metálicas Españolas SA; a partir de aquí, sólo Comesa, en minúsculas) sólo sería una más. Pero si hablamos de Mondial, de FB Mondial (Fratelli Bosell Mondial), la cosa cambia: la primera marca en ser campeona del mundo de 125, una de las italianas grandes de los 50 y 60, con una historia envidiable para cualquier fabricante de motos, la cosa cambia. Bien, pues en España, durante unos pocos años, la historia de FB Mondial (de aquí en adelante, Mondial a secas) y Comesa fue paralela.
Aquel ‘boom’ de las marcas de motos de los años 50 tiene varias causas detrás. La primera, sin duda, la recuperación de la economía en un país devastado por la guerra y aislado del mundo hasta ese inicio de la década, desde luego. Una recuperación que permitió a una parte importante de la población pasar del burro, la mula, el carro o la bicicleta a la moto utilitaria.
Por otro lado, esa recuperación es posible, al menos en parte, por la aparición de infinidad de negocios, de pequeños talleres, destinados a las más diversas actividades, en muchos casos, con capacidad de construir estructuras metálicas tan complejas como una moto. Y en muchos casos, con gran inventiva y capacidad de improvisación para compensar la falta de medios, algo bastante frecuente en nuestra historia de la moto.
También hay que mencionar las ganas de muchas empresas extranjeras y nacionales por apuntarse a eso de la ‘licencia de fabricación’ que se dio por doquier en el momento. Podemos comenzar por SEAT y su asociación con FIAT, siguiendo por FASA con Renault, Motovespa con Piaggio o Serveta con Innocenti, para fabricar Lambretta. Incluso los motores Hispano Villiers, fabricados aquí por Harry Walker con licencia, quizá responsables por sí solos de gran parte de esas marcas del boom.
Y hay que reconocer que el sistema de licencias era un éxito que, sobre todo los italianos y nosotros, explotamos hasta la extenuación: a los ya dichos súmale, por poner otros cuantos ejemplos, Ducati y Mototrans, Avello, en Gijón, primero con MV Agusta y después con Puch o Industrias Subsidiarias de la Aviación (ISA), de Sevilla, que montó Motor Hispania, más conocida durante muchos años como Moto Guzzi Hispania, de los que no hace falta decir de quién obtuvieron la licencia. En este entorno comienza la historia de una gran moto, prácticamente desconocida hoy día: Comesa-Mondial Constellation 200.
La corta historia de Comesa
La verdad es que la España de los 50 podía ser muchas cosas (buenas o malas; no me toca analizarlo), pero es cierto que debía de haber mucho dinero en manos de no muchos, para invertir, una demanda brutal de casi todo y muchas ganas tanto de hacer como de comprar. Así, en 1956, cuatro años después del gran éxito de Vespa, viendo que Avello le iba muy bien y con otras iniciativas parecidas funcionando con resultados interesantes, un grupo de diez inversores catalanes dicen fundar la empresa, con la intención, directamente, de fabricar las Mondial italianas.
Esta empresa, entonces una de las más prestigiosas del país transalpino, fabricaba de forma casi artesanal pequeñas series de motos sofisticadas y prestacionales: Si Guzzi o Ducati estaban entonces ensamblando pequeñas utilitarias baratas, FB Mondial hacia también motos de baja cilindrada y ligeras, pero se especializó en algo más ‘premium’ que diríamos hoy día. No en vano es la marca que ganó los tres primeros mundiales de 125 (ya sabes, el mundial comentado empieza en 1949) y en el 57 llega a ganar en 125 y 250 al mismo tiempo. Tan grande fue su prestigio entonces que se cuenta que el propio Soichiro Honda quiso una Mondial 125 de carreras para analizarla y emplearla como ejemplo de lo que quería que su empresa llegase a hacer en las 125 de carreras. Sigue estando en el museo oficial de Honda.
Aquellos diez industriales fundaron Comesa y comenzaron la fabricación del modelo Constellation 200 inmediatamente. Y sí, como las italianas, era una moto cara, de mayor nivel que su competencia. Una 4T de 200 cc, muy bien terminada y bonita, equivalente a la italiana Gran Lusso 200. Tenía cierto estilo sport y altas prestaciones para la época. Un motor de carrera larga, con buen par, pero nervioso, con un curioso arranque a patada hacia delante, por el lado derecho de la moto. Y tuvo buena aceptación a todos los niveles, pero una fabricación bastante corta.
En 1960 cambian de fábrica, con intención de aumentar esa producción. Aparecen nuevos modelos de 220 y 250, con actualizaciones que mantienen las motos en pleno auge. Pero en Italia ya hay problemas: desde 1957 la marca ha desaparecido (todas las italianas) del mundial. Y en el caso de Mondial ha causado una caída de las ventas que ha llevado a casi el cierre. Se para el desarrollo de motores y Mondial, en Italia, pasa a ser un montador de motores exteriores en chasis propios, hasta su práctica desaparición, a finales de los 70. En Comesa siguen con sus planes. Y se llegan a presentar las nuevas 125 e incluso a anunciar la fabricación de un ciclomotor, que ya no llegó. La fábrica cerrará en 1962, tras poco más de 700 unidades fabricadas.
Las Mondial españolas
Ya estaba dicho antes: eran motos caras y de cierto nivel, tanto las italianas como las españolas. Y se justificaban por sí solas: una Constellation 200 es una moto de 4T, de líneas deportivas y elegantes, capaz de pasar de los 110 km/h, una velocidad bastante importante en el año 56 (sus rivales, Montesa Brío u OSSA 125, a 90 km/h ya iban entregando el alma a Dios). Quizá te encontrases con alguna Sanglas 350, que tampoco tendría fácil alcanzarte. O, algo después, con algunas de esas Ducati de las primeras series de Mototrans (que empezó a fabricar en el 58), quizá no tan rápidas como las Mondial: las 220 y 250 presentadas en el 60, con sus mejoras en frenos, carrocería y motores, dicen que pasaban de los 120 km/h y 125 km/h, respectivamente. Estás casi ante una SBK de la época.
Hoy día, como es normal, no son fáciles de encontrar, con una fabricación tan corta y parada hace más de 60 años. Las pocas que hay, además, se valoran, como es lógico, a pesar de que no son motos fáciles de restaurar: si no hay motos tampoco hay industria que se dedique a prefabricar. Eso sí, quizá algunas cosas se pueden adaptar de las italianas (tampoco fabricadas en masa, pero si más que aquí). Y, desde luego, siguen siendo motos muy especiales: tienen cierto aire a esas Ducati Mototrans, pero estas son más antiguas, más elegantes. Y por supuesto, con ese estilo especial y diferente que da tener una moto tan exclusiva.