Prueba Mash Dirt Track 125: Rizar el rizo

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Prueba Mash Dirt Track 125: Rizar el rizo
Daniel Navarro
Daniel Navarro

Rizar el rizo es acercarse a lo imposible, como hacer un rizo dentro de otro rizo con un avión. Es una frase que se suele emplear para describir situaciones en las que las cosas se han complicado por encima de lo habitual para alcanzar lo mejor. Es lo que hace Mash con una nueva neo-retro de 125. Esta vez, además de una moto de otros tiempos, se asemeja a las de Dirt Track.


Retro, café racer, scrambler € están de moda todas las motos que se diseñan a partir de cánones estéticos del pasado (o no tanto, ya que no pueden estar más de actualidad) para resultar una agradable conjunción entre las ventajas de una moto urbana moderna y esas líneas clásicas. Mash, la marca francesa que fabrica en China y que fue una de las pioneras en este estilo de motos para las cilindradas pequeñas y medias, da una vuelta de tuerca más al concepto y presenta una novedad, cuando menos, impactante: la Mash Dirt Track 125.

Tuve la ocasión de conocer la moto hace ya unos meses. Tenían expuesto el prototipo en uno de los salones de Madrid de estos meses atrás. Y me llamó mucho la atención. Era muy parecida a ésta, en colores y todo, pero todavía no disponía de todos los elementos necesarios para su matriculación y uso en carretera. Me pareció curiosa, además, la historia. Se había hecho para usarla de verdad en pistas de «dirt track», para «jugar» con ella sobre tierra. Aún así, en versión homologada y de calle, estaba claro que sería una opción diferente, original y atractiva, algo que debía llegar antes o después al catálogo de la marca. Y ya está aquí.

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No se sale de lo que es la especialidad de la casa en Mash. No tienes más que verla para darte cuenta que también es una moto de estilo retro con motor de 125 cc de aire y chasis de tubo de acero para ser una buena utilitaria y ciudadana. Es decir, básicamente lo mismo que el resto de su gama, pero con una estética que se sale de lo hasta ahora visto. Además, el deseo de imitar en lo posible a una auténtica moto de «dirt track» lleva a soluciones como unos neumáticos especiales, que imitan el dibujo de taco empleado en las pistas de tierra que han demostrado buen agarre incluso en pistas de tierra (aunque no es una trail, qobviamente) o un manillar muy ancho que te da una posición de conducción diferente, pero agradable y fácil en la ciudad.

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En el fondo, a pesar de esas peculiaridades, vuelve a ser una moto básicamente ciudadana. Permite, gracias a ese agarre, pasear por pistas de tierra. Incluso me planteo si, con pocas modificaciones, no podrá pasar por un buen «juguete» para iniciarte en el «dirt track». Habría que modificar el sistema de frenada combinada (en esta situación no sería aconsejable que frenara de delante cuando pisas el trasero para controlar la derrapada), pero poco más. El desarrollo de transmisión parece más corto que en otras motos de la marca con la misma mecánica, de forma que siempre tienes respuesta al gas, a costa de haber perdido algo de velocidad punta. Pero, juegos aparte, el comprador habitual de esta moto será un usuario que la quiere para moverse por la ciudad. Y lo hará, de forma cómoda y con una moto exclusiva, muy distinta a lo que estamos habituados a ver en la calle.

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CÓMO ES LA MASH DIRT TRACK 125

Comenzaba haciendo un breve repaso a los estilos que esta moda retro ha desatado en el mercado. Aquello de las café racers, scramblers, retro «a secas» € Y, efectivamente, una de las marcas que más han aportado en esta dispersión ha sido Mash. Desde su origen hasta ahora no hacen más que presentar nuevos modelos que vuelven a sorprender. Esta Mash Dirt Track 125 es, en este sentido, uno de sus mayores éxitos. Y no me refiero en ventas, eso el tiempo lo dirá. Me refiero a que en cuanto a imitar a una moto de un estilo determinado, la Dirt Track lo hace de forma magistral.

Sus formas, los colores (están por llegar en breve los nuevos colores blanco/ rojo y negro/rojo y ya te digo que son espectaculares también), sus detalles € todo recuerda a aquellas motos de las pistas de ceniza. Bajo esa carrocería algo minimalista, presidida por el depósito en forma de lágrima, encontramos un pequeño asiento terminado en colín (que se puede desmontar), una original placa portafaro y otros interesantes detalles de terminación. La Mash Dirt Track comparte el motor con las otras 125 cc de última generación de la marca francesa. Es un monocilíndrico de aire con dos válvulas y un solo árbol de levas, por supuesto ya con inyección electrónica, en este caso firmada por Delphi. Alcanza los 11,6 CV a 8.750 rpm.

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La parte ciclo parte de un chasis en tubo de acero de simple cuna abierta por debajo. Delante monta una horquilla estándar, de 37 mm de diámetro, con las barras recubiertas por fuelles de goma en un guiño a esa estética retro que persigue. Un freno de disco de 300 mm con pinza de tres pistones, para poder emplear la frenada combinada, unido a la cubierta de 110/70-17, le otorga un aspecto delantero fuerte. Detrás, dos amortiguadores con terminación cromada y botella de gas separada, con el escape levantado en su final y un portamatriculas formado por barras metálicas por el lado izquierdo, finalizan su estética de forma acertada. El cuadro también es minimalista. Cuenta con un recuadro con la velocidad, combustible, cuentakilómetros parcial y total, y regulación de luz desde el manillar. Pero lo más llamativo, desde el asiento, es el gran manillar, estilo «dirt track», que te hace llevar los brazos bastante abiertos y separados. No es incómodo, ni mucho menos, y te da sensación de control.

CÓMO VA LA MASH DIRT TRACK 125

Una de las cosas que Mash ha hecho muy bien en estos pocos años que lleva en el mercado ha sido cómo evolucionar sus motos. Desde aquella primera generación de hace pocos años hasta las actuales, sus motos son más suaves, más rápidas, ágiles y, en resumen, mejores para la utilización diaria. Y todo ello no solo sin perder, sino mejorando, su estética, cada día más llamativa y espectacular.

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Esta Mash Dirt Track 125 se engloba dentro de esta última gama de 125 de motor con inyección electrónica. Es más suave y agradable que las primeras. También es cierto que esta unidad que hemos probado estaba absolutamente nueva, con tan solo 2 kilómetros en el marcador. Y entre eso y que lleva un desarrollo de transmisión más corto que otras Mash, las vibraciones por encima de los 80/90 km/h eran sustanciales. Resulta una moto agradable, básicamente. Por ejemplo, te subes y la sientes ligera y bajita. Los pies van bastante centrados y el manillar, enorme a la vista, hace que lleves las manos bajas, separadas y un poco más atrasadas de lo habitual. Tienes la sensación de una verdadera moto de «dirt track» de hace años con un manillar tan ancho. Pones el contacto, en el hueco entre el manillar y la placa portafaro, se enciende el cuadro y ya puedes arrancar cogiendo el embrague.

El cambio es preciso y suave. El embrague y el resto de mandos tienen buen tacto y posición. Metes primera y sales. El desarrollo se nota corto desde el principio. La primera, al ralentí, es capaz de sacar la moto hasta cuesta arriba. En condiciones normales puedes meter las cinco marchas en muy pocos metros. A cambio, hasta circulando en quinta a punta de gas, basta con acelerar para que salga con potencia y buena respuesta desde muy abajo. Exhibe buen tacto de frenos, potentes y dosificables, con un sistema CBS de buen funcionamiento en ciudad (bloqueas la trasera sin que la delantera llegue a hacerlo) y unas suspensiones efectivas que absorben baches sin desfallecer, pero que sujetan bien la moto. Presentan un reglaje más bien sport, no muy blando.

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En ciudad la moto es muy ágil. Se llega bien al suelo y la posición de conducción es muy erguida, con gran sensación de control. Además, ee desarrollo de transmisión más corto favorece las recuperaciones y la respuesta del motor a las velocidades que sueles circular en un entorno urbano. Las ruedas de «dirt track» tienen un agarre adecuado sobre el suelo seco, siendo válidas para este uso en asfalto. Eso sí, el manillar, ancho, requiere cierta atención. Pasa bien casi por cualquier hueco que te dejen, porque además no va muy alto, aunque cuidado, porque insisto que es ancho.

En carretera, como el resto de motos de este tipo, va más justa. Además, en este caso el desarrollo más corto limita un poco más su uso en este ambiente. La moto acelera muy bien y se puede tumbar bastante. Frena bien, también, pero es difícil llevarla por encima de los 100 km/h. Vibra bastante (algo se reducirá tras unos kilómetros de rodaje). Así, cuanto más revirada sea la carretera por la que circulas, más divertido será.

Fotos: Fernando Herranz

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