Prueba Harley-Davidson Sport Glide: Sport-turismo en clave H-D

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Harley-Davidson Sport Glide
Daniel Navarro
Daniel Navarro

"To Glide", en inglés, significa deslizar o planear. Es una denominación mítica que comenzó a emplearse a finales de los 40 con las Hydra, cuando aquellas enormes FLH incorporaron la horquilla hidráulica. Desde entonces se ha aplicado a muchos de sus modelos más Touring. ¿Y lo de Sport?


Precisamente esa es la idea, una Harley-Davidson de estilo Touring (Glide) pero más ligera y, por tanto, con un comportamiento más dinámico (Sport). Además, no es la primera vez que esta idea se le ocurre a la Motor Company. Ya existió una Harley-Davidson Sport Glide entre 1983 y 1993. Derivaba de la Super Glide, una moto que en los años 70 se convirtió en el origen de la posterior gama Dyna, representante de la esencia más custom de la marca.

La primera Sport Glide, con código FLSB (FL es la clave de las grandes Touring «glide») era una moto más ligera, equipada con el motor Big Twin «Shovelhead» con maletas laterales y un semi carenado superior, de cierto estilo BMW RS ó RT de la época. Intentaba ser ese camino medio entre lo custom y lo Touring, un toque de versatilidad. Era una moto original que, en su momento, no fue uno de los grandes éxitos de la marca, aunque tuvo su público.

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Aquel fue un momento delicado para Harley-Davidson. Son los años en los que la marca sale de la órbita de AMF, su anterior propietaria, y se relanza cambiando su filosofía. Por si no conoces esta historia, te diré que AMF (American Machine and Foundry) era una gran empresa que acumulaba negocios como boleras (y su maquinaria), yates, reactores nucleares, coches y, a partir de 1968, motos con Harley-Davidson. En aquel final de los 60, H-D era una marca que englobaba la fabricación de mini motos, modelos ligeros de 250 y 350, scooters y, cómo no, las grandes Electra Glide. Cuando Willy G. Davidson, nieto de uno de los fundadores de la marca, junto con un grupo de inversores compra la marca a AMF, tienen bastante problemas financieros encima. Harley-Davidson es una marca con potenciale historia, pero con una tecnología obsoleta y ni un dólar para invertir en nuevos desarrollos. Su producción gira sobre un concepto ya tradicional, pero con ideas como esa Sport Glide para abarcar otros mercados y algo (mucho) de buen marketing (sirva aquello de «una Harley no tira aceite, marca su territorio»), se relanzan y convierten en el icono de la cultura custom, hasta hoy.

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Es evidente que es buena idea relanzar ese concepto hoy día. El mercado cambia, Harley-Davidson también y ahora sí tienen una plataforma (chasis y motor) perfectos para realizar una moto así. Tras la última gran crisis económica, Harley ya tiene claro que solo del custom no vive una marca y se introducen en el mundo de la moto eléctrica, en nuevas naked y trail o en motos de menor cilindrada, en el fondo, en retomar el camino de cualquier gran marca de motos, con todos los segmentos que puedas abarcar.

Es ese proyecto que la Motor Company tituló como «More roads for Harley-Davidson«. Pero tampoco se va a abandonar la senda que les ha convertido en lo que son hoy día. Ahora bien, también esta gama debe llegar a más clientes. A los de antes y a otros nuevos. Y en un mundo en el que la polivalencia en la moto es cada día una mayor ventaja, ¿qué más se puede pedir en una Harley que aunar el mejor comportamiento dinámico de la gama con las sensaciones clásicas del Big Twin y la alta capacidad rutera que llevan demostrando más de 70 años?

CÓMO ES LA HARLEY-DAVIDSON SPORT GLIDE

Softail de gama «media» en función de su precio y de sus capacidades, y una de las más interesantes de esta gama si te fijas en sus capacidades y polivalencia, la Sport Glide emplea la versión pequeña del motor Milwaukee Eight, el 107″, con «solo» 1.746 cc. Es la última incorporación al catálogo de motores Big Twin de la marca, caracterizada por la vuelta a un solo árbol de levas en el centro de la V, culatas multiválvulas y refrigeración mixta. Equipa, por primera vez en la historia de los motores en V estrecha de Harley-Davidson, un sistema de eje contrarrotante para absorber vibraciones y, como puedes ver en alguna de las fotos, un radiador de aceite bien camuflado entre las dos barras delanteras de la cuna del chasis.

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El chasis también es uno de los nuevos Softail introducidos hace dos años. Es un bastidor completamente nuevo que sirvió para fusionar algunos de los anteriores modelos Softail (dos amortiguadores ocultos bajo el asiento) y Dyna (dos amortiguadores laterales a la vista), mejorando considerablemente su comportamiento. Para obtener más rigidez recurre a un nuevo sistema de suspensión con amortiguador tipo «cantilever» en el centro, por encima del basculante y por debajo del asiento, y componentes Showa en ambos ejes. Monta una rueda delantera de 18″ y trasera de 16″, con un nuevo diseño de llantas muy elegante y dinámico.

Con todo ello, la moto pesa 317 kg en orden de marcha y mide 1.625 mm entre ejes, cifras importantes en general, pero muy en el epicentro de la filosofía Harley-Davidson. Para moverse, el Milwaukee Eight 107 es capaz de desarrollar 83 CV a 5.450rpm y un par de 145 Nm a 3.250 rpm.

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Pero la parte más interesante de esta moto viene dada por los componentes desmontables de su carrocería. Tanto el pequeño carenado delantero como las maletas laterales pueden quitarse con total facilidad y sin necesidad de herramientas, dándole así un plus de flexibilidad y polivalencia. ¿Vas de ruta larga? Lo montas. ¿Vas de paseo? Lo quitas. Al final, es casi como tener dos motos en una.

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Faro principal de LED, enchufe USB o arranque sin llave son parte también destacable de su equipamiento. El cuadro, como en muchas otras Softail, va sobre el depósito. Es bastante completo, pero debes elegir qué quieres leer en la pequeña pantalla digital que lo completa, ya que la esfera principal lleva solo la indicación de velocidad.

Las motos custom del mercado

CÓMO VA LA HARLEY-DAVIDSON SPORT GLIDE

Es una moto agradable dentro de la gama Softail. Una versión lógica, con un comportamiento neutro y sano, fácil de llevar. La hemos probado junto con las Fat Bob, Heritage Classic, Street Bob y Low Rider S, y por ello nos ha resultado más fácil comparar su comportamiento con estos otros modelos. Y en esa comparación es una de las más agradables, junto con la Heritage y la Low Rider S, la menos «maniática» en comportamiento.

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Muy baja, con solo 680 mm de altura de asiento, resulta bastante manejable en parado dentro de los pesos y medidas de la marca. Sentado, la posición de conducción también es muy razonable. Llevas los pies adelantados, claro está, y vas sentado bastante detrás, pero las manos van en una posición cómoda, algo elevadas y no excesivamente abiertas.

La pones en marcha y el Milwaukee Eight cobra vida. Como en todas las Softail modernas notas su pulso, pero no hay ruidos feos ni vibraciones molestas. Debes acelerar mucho para que las vibraciones lleguen a ser un incordio y, la verdad, no es necesario llegar a esa zona del cuentavueltas. La potencia está poco más allá de las 5.000 rpm y, como buena Harley, es más divertido llevarla en la zona buena de par, sobre las 3.500 rpm. Ahí resulta una gozada disfrutar de su sonido y empuje. También es cierto que si es la primera en la que te subes de un plantel de variantes Softail, todo será par y poder sorprendentes a bajas vueltas. Si, como yo, te acabas de bajar de una de las HD con motor 114, parece mentira, pero se nota. Aún así, insisto: dispones de par y empuje desde abajo a raudales. Es como se tiene que llevar esta moto y como resulta divertida.

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El chasis también ha mejorado mucho con respecto a los precedentes Softail y Dyna. Frena bien, a pesar de que un solo disco delantero parezca algo justo en una moto así. Tiene buen tacto en la maneta y tanto el pedal como el ABS permiten apurar sin preocupación. Las suspensiones también merecen un elogio: no es una moto dura en absoluto y las suspensiones trabajan. Son lo suficientemente firmes como para sujetar la moto en curvas con firmeza y transmitirte lo que sucede bajo las ruedas con fidelidad. Eso permite poder llevarla deprisa, lo suficiente para arrastrar los avisadores por el suelo sin problemas.

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Sport Glide es una de las Harley-Davidson Softail medias más interesantes. La posibilidad de desmontar tan fácilmente el carenado y las maletas le dan un plus de versatilidad a una moto que, como todas sus hermanas de gama, ha mejorado mucho en comportamiento, acercándose más a los gustos de cualquier posible cliente, sin alejarse demasiado de los de los más acérrimos defensores del clasicismo Harley. Es una moto ágil y divertida de llevar en carretera, larga pero con buen giro en ciudad, y cómoda en la autovía gracias a la protección que ofrece ese carenado (más de lo que parece). El pasajero tiene un sitio un tanto justo, mientras que para el piloto sí es cómoda. En el capítulo de equipamiento es una moto especial. Destaca esa posibilidad de desmontar maletas y carenados, el faro LED o la llave de proximidad, pero tampoco es una moto excesivamente equipada en términos de ayudas electrónicas.

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