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Carlos Lavado (1956), el «Pana» que reinó en el dos y medio

Carlos Lavado
GP YOUGOSLAVIE 1987 C.LAVADO YAMAHA 250cc Photo:PSP
Carlos Domínguez
Carlos Domínguez
Carlos Lavado es uno de los dos pilotos venezolanos que han logrado ser campeones del mundo de motociclismo y máximo rival de Sito Pons, con quien coincidió en la categoría de 250 cc en los años 80.

No tarda Yamaha Japón en pasar a su equipo oficial a Cecotto, pero Andrea Ippolito, el patrón de Venemotos, ya tiene otro piloto en la recámara, Aldo Nannini, si bien este fallece en accidente automovilístico a finales de 1977 cuando ya había disputado algunas pruebas del Mundial de 250 cc como oficial del equipo, segundo puesto incluido en el GP de Gran Bretaña de 250 cc.

Para sustituirle, Venemotos ficha a Franco Uncini, que viene de hacer segundo en el Mundial de 250 cc en el ´77 con Harley Davidson.

Venemotos le ficha, pero un venezolano, Carlos Lavado, se va a llevar los laureles y los titulares en la primera carrera de la temporada ’78, y en su país, pues Venezuela había sido incluida por segundo año en el Mundial de Velocidad.

A su Yamaha «de mil batallas» la pone gomas nuevas y se presenta en el GP de Venezuela de 1978: segundo a la primera, por detrás de Roberts.

Carlos Lavado había debutado en competición dos años antes corriendo en la localidad venezolana de Puerto Ordaz con una «cuatrocientos», dentro de la categoría de «fuerza libre».

Después de disputar unas pocas carreras ese año y el siguiente, en los que el mejor resultado es un tercer puesto, se presenta en el GP de Venezuela de 1978 con una Yamaha 250 que había pertenecido a Gustavo Laya, un colega que se ha ido a estudiar a los Estados Unidos y que ya había pasado por otras manos.

Acompañado de su mecánico «Iñaki» Muñoz, también conocido por «El Gallego», se presenta quince días antes del GP en el circuito de San Carlos.

Lo primero que le llama la atención es que las curvas se pueden ver sin dificultad, pues hasta entonces, en las carreras que había corrido allí, las altas hierbas que rodean la pista les hace conducir como metidos en un túnel; apenas se deja ver el tramo de asfalto que tienen delante.

Hasta entonces, los tiempos no habían sido muy prometedores para Lavado.

Es más, Nannini, en el año en que venía de hacer segundo en Gran Bretaña, le había doblado en una carrera de final de temporada, algo que le llevó a Lavado incluso a sopesar su abandono de la competición. Pero en 1978 todo cambió.

En San Carlos tenía una moto más o menos decente, neumáticos nuevos delante y detrás -la primera vez que entrenaba unos «cauchos»-, y tras unas pequeñas modificaciones en la caja de cambios, los tiempos empezaron a salir, tanto que para la parrilla se situó entre Kenny Roberts, oficial Yamaha y que regresaba al Mundial (250 y 500) tras su esporádica aparición en 1974, y Gregg Hansford, quien, junto con Ballington, habían llegado ese mismo año al Mundial para dar a Kawasaki uno de los mejores momentos deportivos de su historia.

«Allí estaba yo», cuenta Lavado, «entre dos tíos con unos monos impecables, amarillo uno y verde el otro, y el mío, usado, gastado, de blanco ennegrecido. Y en la «pole», Franco Uncini, con su Yamaha de Venemotos, que había superado en más de medio segundo el mejor tiempo obtenido el año anterior con la Harley Davidson».

La carrera la ganó Kenny Roberts (abandonaría este Mundial después de la quinta carrera, Assen, cuando lideraba la provisional, para centrase en «quinientos»), con Carlos Lavado en segundo lugar.

Impresionante su cabalgada. «En buena lógica, debería haber terminado cuarto, pero Uncini se cayó y Hansford tuvo problemas mecánicos cuando le disputaba el tercer lugar.

Él me pasaba en las rectas, pero me lo comía en las frenadas». Tuve ocasión de ver aquella carrera y, o por conocimiento del circuito, o porque Lavado era un gran frenador, lo cierto es que siempre echaba el ancla cincuenta metros más allá que sus rivales.

Sí es verdad que Roberts le metió 15″, pero detrás de él quedaron Patrick Fernández, a nada menos que 22 segundos, Olivier Chevalier, y campeones o futuros campeones como Kork Ballington, Mario Lega o Anton Mang. ¡Segundo a la primera! Pero todavía le quedaba mucho camino por hacer.

Primeras victorias

El resultado de San Carlos anima a Lavado a dar el salto a Europa, pero escasos medios económicos, dificultad para clasificarse en algunas carreras por la abundancia de participación y más caídas de la cuenta, le obligan a regresar a Caracas antes de lo previsto.

Sin embargo, aquel sorpresivo segundo puesto inicial y la calidad de su pilotaje no habían pasado desapercibidos para el gran patrón, Ippolito, que lo ficha para la Escudería en 1.979 y, nada mejor que empezar el año ganando el GP de Venezuela de 350 cc, por delante de Walter Villa, Patrick Fernández y el a la postre campeón, Kork Ballington.

En 1.980, definitivamente Lavado y Venemotos se toman el Mundial de forma continuada, y aunque el caraqueño se estrena con una caída en Misano que lo apea de carrera, cuatro GG.PP. después, en Assen, sube a lo más alto del podium de 250 cc, siendo ésta la primera victoria que conquista en territorio europeo.

El francés Eric Saúl y el alemán Toni Mang entran segundo y tercero y lo hacen a más de 38″; buen varapalo sin duda.

Pero la impetuosidad de nuestro protagonista le lleva con demasiada frecuencia al suelo, tanto que no volverá a puntuar ese año.

carlos lavado 611
En Monza ´83,Palazzese se cae en la última vuelta, a continuación Sito Pons y vence Lavado. ¿Os suena? Ahí empezó a fraguarse su primer campeonato.

Para aprender, perder- debe de ser la filosofía de Lavado -como de tantos otros pilotos- y la irregularidad demostrada hasta entonces se transforma sensiblemente en 1981, año en el que consigue nada menos que cinco podios en 250 y tres en 350 cc, aunque sin alcanzar ninguna victoria.

Es el primer año en que Toni Mang, heredero de las Kawa de Ballington, se muestra intratable sobre la mecánica «verde», tanto que gana los títulos de 250 y 350, con diez victorias de doce posibles en 250 cc, y lo mismo va a suceder al año siguiente, si bien en 250 cc le vence, por un solo punto, el francés Jean Louis Tournadre, que sólo se anota la victoria en su país el día que se produce una de las pocas huelgas de pilotos que se han dado en velocidad.

Lavado sigue con la misma tónica del año anterior: buenas carreras, con victorias en el Jarama y Brno en 250 y Buenos Aires en 350, pero resultados finales poco representativos, quinto en ambas cilindradas..

Visto en la distancia y teniendo en cuenta cómo se desarrollan las carreras de «dos y medio» hoy día, en que tres/cuatro pilotos parecen monopolizar los primeros lugares, en aquellos años de legión de Yamaha oficiales y semioficiales, un puesto en el cajón se vendía muy caro, porque de aquellos grupos de seis y hasta ocho pilotos que se formaban en cabeza, un despiste, una perdida de rebufo- no sólo significaba perder un puesto, sino los otros cinco o seis siguientes porque no había hueco para volver a encajarse en aquella serpiente multicolor.

Campeón del Mundo

Si hasta entonces había resultado difícil un puesto en la gloria del «dos y medio», desde 1983 aún será peor, pues este año desaparece el Mundial de 350 cc del calendario velocista y a «quinientos» sólo sube Mang, refugiándose en el «cuarto de litro» los exclusivistas de 350.

Peor para muchos, para todos más bien, menos para Carlos Lavado, ese año, con Iván Palazzese como compañero de equipo en Venemotos.

En Sudáfrica, primera carrera del año, las artesanales Chevallier de Baldé y De Radigues y la Kawasaki de Gilleux se muestran intratables. Los tres cruzan la meta separados por medio segundo, con Lavado, séptimo, a más de 20″.

La lluvia de Le Mans, siguiente carrera, tampoco es favorable para los dos venezolanos, que no puntúan.

Si lo hace, y además a lo grande, el británico Alan Carter, el más joven por entonces en conseguir una victoria en 250 cc.

Y a la tercera fue la vencida. Lo ocurrido en la carrera de 250 cc en el GP de las Naciones, en Monza –que había recuperado el Mundial dos años antes tras la tragedia de 1973 en que perdieron la vida Saarinen y Pasolini- todavía se mantiene en la memoria de los veteranos aficionados españoles.

Palazzese comanda la carrera talonado por Sito Pons con la JJ-Cobas (era una de las primeras carreras que TVE ofrecía en directo y completa). En la distancia les sigue Carlos Lavado, y lejos de todos ellos: Espié, Herweh, Wimmer, Cornú, Guilleux y Rapicault, todos muy juntos.

Es la última vuelta y la victoria sólo puede ser para Palazzese o Sito Pons, pero en la variante de detrás de meta, «Ascari», el líder Palazzese se va al suelo y, casi al unísono, pero sin relación entre ellos, Sito Pons.

Carlos Lavado
No es el mono de su primer GG.PP., sució y ennegrecido al lado de los relucientes amarillo de Roberts y verde de Hansford, pero aún siendo ya un piloto de nivel, Lavado siguió dando tralla a todos sus cueros. Y es que, entonces, la imagen contaba menos que el presupuesto.

Aquel día el motociclismo español empezó a tener otra dimensión gracias a estos sucesos retransmitidos en directo por José María Casanovas.

Quien se aprovechó del descalabro fue Carlos Lavado, que entró primero y en solitario en meta.

Ahí empezó a fraguarse el que sería su primer titulo Mundial, porque en Hockenheim, bajo la lluvia, Lavado vuelve a liderar la clasificación, de la carrera y también de la provisional, dos puntos por delante del belga Didier de Radigues, aunque dos nefastas carreras en el Jarama y Salzburgring no sólo le retrasan en la tabla, sino que hace que otros tres pilotos se le acerquen en la provisional.

Pero en sólo un mes recupera terreno al vencer en Yugoslavia y a continuación en Assen, dejando en «La Catedral» constancia de su calidad, venciendo y además haciendo pole y vuelta rápida, un «hat-trick» al que se sumó Palazzese situándose junto a él en el podium.

Un tercer puesto en Spa y un cuarto en Silverstone le proporcionan los suficientes puntos al «Pana» para no necesitar esperar a la última carrera, Anderstop, para proclamarse campeón.

Sin embargo, aquel éxito de Silverstone no fue completo para el ya campeón, primero porque había deseado celebrarlo con un puesto en el podium, que se le escapó por dos centésimas de segundo, cuarto, eso sí, con los nueve primeros clasificados separados por menos de 3″; así eran aquellas carreras.

Y segundo, porque a la fiesta también faltaba el gran patrón, Andrea Ippolito, fallecido a primeros de año.

En 1986, Honda alineó una decena de NSR y RS 250 puestas en manos de los mejores equipos, pero eso no impidió que Lavado les batiese regularmente.

Nueve temporadas después de conseguirlo con Johnny Cecotto, Venezuela tenía un nuevo Campeón del Mundo: Carlos Lavado Jones.

Solo contra las Honda

Los objetivos por los que «Pana» Lavado se lanzó al circo del Mundial en 1978 se habían conseguido, pero mantenerse arriba entre aquella jauría de oficiales, semioficiales y privados no era tarea fácil.

«Quinientos» vivía su guerra particular entre Roberts y Spencer, entre Lawson y Mamola, entre Spencer y Lawson, pero la de «dos y medio» no era menos frenética, con abundancia de mecánicas Yamaha en las parrilla de salida acompañadas de las solitarias Rotax JJ-Cobas de Sito Pons o Real de Manfred Herweh, siendo este último el único que puso en entredicho hasta final de temporada el abrumador dominio de Christian Sarrón, en tanto que nuestro protagonista volvió a hacer una temporada «a lo Lavado»: sólo pudo subirse cinco veces al podium, una a lo más alto. ¿Dónde? Assen, naturalmente.

Desde que Fumio Ito proporcionó a Yamaha su primera «medalla de plata» en 250 cc en el Mundial de 1.963, la marca de los diapasones cruzados había hecho una larga travesía del Mundial, unas veces cediendo ante Honda, Benelli, Harley Davidson o Kawasaki, pero diez veces ganando con Read, Gould, Saarinen, Braun, Tournadre, Lavado o Sarrón, y siempre, siempre, dando vida a la cilindrada cuando las demás marcas desfallecieron.

En 1985, y casi veinte años después de abandonar la categoría, Honda volvía «al frente» y lo hacía con nada menos que con el doble campeón del mundo con Kawasaki, Anton Mang, y la rutilante estrella «Fast Freddie» Spencer.

De doce carreras, siete las ganó Spencer y dos Mang, quedando el resto en manos de las Yamaha de Lavado (dos) y Wimmer. ¿Era el final de otra etapa Yamaha en el Mundial de 250? A la vista del planteamiento que hizo Honda para 1986, cediendo o vendiendo en formato «leasing» una serie de NSR a selectos equipos europeos: Sito Pons, Dominique Sarrón, Anton Mang, Fausto Ricci-, estaba claro que Yamaha no lo iba a tener fácil.

Pero ahí estaba de nuevo Carlos Lavado para trastocar los planes de la fuerte apuesta Honda, aunque la suerte se alió con él en la primera carrera, consiguiendo unos puntos que a la postre serían decisivos para proclamarse Campeón del Mundo por segunda vez.

Esa primera carrera era en el Jarama, el único circuito español donde se disputaban pruebas del Mundial (Jerez, ya construido, espera para tomar el relevo al año siguiente).

El circuito madrileño luce sus mejores galas. Los aficionados ya han podido disfrutar de un triplete español y de Derbi en 80 cc con la victoria de Jorge Martínez «Aspar», secundado por Ángel Nieto y Manuel «Champi» Herreros, y de otro italiano en 125 con Gresini, Brigaglia y Gianola.

salida GP Francia 1985 250 cc
Salida del GP de Francia 250, con Lavado (3) en un extremo y Spencer (19) al otro, en el año, 1985, en que el americano arrasó con la Honda NSR. Junto a ellos, Mang (5), Herweh (2) y casi tapado por Lavado, Cardús.

Los pilotos de 250 toman la salida. Los de delante salen bien, pero detrás se produce una «melé» en la que se ven implicados varios pilotos, tantos que el Director de Carrera enarbola la bandera roja para parar la carrera. A sus espaldas, en la «curva Bugatti», Lavado se ha caído y la moto está tan dañada que abandona.

Andando hacía la meta se da cuenta de que la carrera se ha parado.

Corre hacía su box, toma la segunda moto y para cuando se da de nuevo la salida, la media hora reglamentaria después, ya está de nuevo en primera línea. En primera línea, y el primero en cruzar la meta victorioso, con Mang y Sito Pons haciéndolo a continuación casi en paralelo.

«La suerte del campeón», dicen.

La suerte y que, frente a la jauría de Honda NSR y RS, Carlos Lavado fue en ese 1986 el Lavado de los grandes días, tanto que no se apeó del podium en las carreras en que terminó, porque a la victoria del Jarama le siguió un segundo puesto en Monza, a sólo una décima de Mang, mientras Baldé (Honda), Wimmer (Yamaha) y Pons (Honda) lo hacían once segundos después, los tres en un suspiro.

En el propio feudo de Mang, Nurburgring, Lavado se tomó la revancha una semana después, dejando que dos alemanes, Mang y Wimmer, se disputasen la segunda plaza allá a lo lejos. En Austria, más de lo mismo, y además, se escapaba en la provisional tras abandonar Mang.

El primer «cero» se lo anota en Yugoslavia en un día en que Sito Pons se impone a toda la legión Honda de Baldé, Sarrón, Ricci y Cardús (seis segundos de diferencia entre los dos españoles).

El venezolano recupera aire al vencer en Assen y se cae de nuevo en Spa en donde Pons gana su segundo GP del año.

A partir de entonces, y aunque la recuperación de Sito ha sido espectacular, nada podrá impedir que Carlos Lavado se vuelva a proclamar Campeón del Mundo, y a falta de una carrera, Misano, en donde sufre una caída.

Pero Honda había puesto en escena sus motos para algo más que para acaparar segundos puestos, y en 1987 barren: doce victorias de quince posibles, con Toni Mang como Campeón, y con las Honda de Roth, Pons, Sarrón y Cardús a continuación.

Carlos Lavado
Era su decimoquinta temporada en el Mundial y Lavado «se apuntó» a llevar las debutantes Gilera ; a finales de temporada abandonaba la competición activa. En la imagen el GP de Francia de 1992.

Lavado sólo pudo llevar su Yamaha una vez al cajón, victoria en Yugoslavia, para terminar décimo en el campeonato.

Pero el abrumador dominio Honda en los años venideros con Sito Pons y la irrupción de nuevos valores en «el circus» como Garriga, Cadalora, Cardús o Kocinski acabaron por apagar la llama del bigotudo y carismático piloto venezolano, que deja Yamaha para pilotar Aprilia en 1989 (su mejor resultado en dos años será un cuarto puesto, Spa 1990), volviendo de nuevo con Yamaha en el ´91, otro año decepcionante, enrolándose finalmente, 1992, el aquel proyecto Gilera por el que también fichó Jean Philippe Ruggia, pero ni la moto era una alternativa a las Honda ni tampoco a una incipiente Aprilia que ya había empezado a ganar de la mano de Chili y Reggiani, ni Lavado era aquel aguerrido piloto que tan buen sabor de boca había dejado por los circuitos de todo el mundo en toda la década de los «ochenta», colgando las botas al acabar ese 1982 y dedicándose hoy en día a promover el motociclismo venezolano para que su país tenga un sucesor a sus dos grandes glorias, Cecotto y el propio Lavado.

Carlos Lavado
GP EUROPE 1992 C.LAVADO GILERA 250cc Photo:PSP

Carlos Lavado en cifras

  • Campeón del Mundo 250 cc (1.983 y 1986) Yamaha
  • 19 victorias en GG.PP. (17 en 250 cc; 2 en 350 cc)
1956Nace el 25 de mayo en Caracas (Venezuela)
1976Debut en competición
1978Disputa su primer GP (Venezuela) 2º en 250 cc
1979Primera victoria en GG (Venezuela 350 cc)
1983Campeón del mundo de 250 cc (Yamaha)
1986Campeón del Mundo de 250 cc (Yamaha)
1987Última victoria en GG.PP. (Yugoslavia 250 cc)
1992Piloto oficial Gilera 250 cc. Abandona de la competición

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