Motos olvidadas (III): los scooter que no participaron del éxito de masas desde 1990
Otro de esos hitos «menos» en la historia del scooter salta en 2003, cuando Yamaha hace un estudio muy serio de cómo debe ser precisamente un scooter. Los rueda alta tienen mejor estabilidad, pero las ruedas estándar aportan agilidad. El motor de 250 está bien, pero puede conseguirse mejor respuesta con algo más de cilindrada, sin llegar al peso y tamaño de los 400…
Y por supuesto, cierto lujo y apariencia de automóvil parece estar de moda. Ofrecieron todo ello en el Yamaha Versity 300, un scooter que pasó sin pena ni gloria por el mercado.
Tanto la Vespa Cosa como el Yamaha Versity 300 han sido dos ejemplos de todo un montón de scooter que no funcionaron comercialmente por diversas razones. Si hace poco charlábamos sobre las trail que no recuerda nadie o las motos de carretera de poco éxito, hoy lo hacemos de scooter, una vez más advirtiendo que no vamos a hacer una lista completa, que en este caso sería casi como la guía telefónica de larga, sino simplemente recordar algunos casos.
Los scooter que no triunfaron
Para empezar, aquella moda de los cicloscooters de los años 90 ya daba para varios capítulos de un libro. Los primeros scooter de carrocería de plástico y arquitectura moderna con cambio automático, empezaron a verse en los años 80 y tuvieron gran acogida enseguida, lo que provocó que todas las marcas se implicaran ofreciendo sus propios diseños, aunque no todos tuvieron el mismo éxito.
Por ejemplo, comencemos por los «nuestros», los españoles, como Derbi. Modificando el motor del exitoso Variant de los años 70, se presenta el Scoot 74 en 1983. Ofrece líneas modernas pero todavía no tiene hueco para el casco, por ejemplo. Y comete algún error más: es caro y no muy rápido, además de que algunas de las primeras unidades también tuvieron problemas de fiabilidad. No tuvo nada de éxito, aunque después su hermano de 49 cc sí fue más conocido.
En realidad, la historia de Derbi con los scooter fue larga y prolífica. A veces con más éxito, otras con menos, Derbi ofreció scooter interesantes y fue un competidor muy serio, sobre todo en el mercado interior. Saltemos unos años para fijarnos en uno de los Derbi menos conocidos y más espectaculares: el GP1 250i.
Un scooter con un chasis perimetral de aluminio a la vista, animado mediante el motor Quasar de Piaggio en su versión de 21 CV para menos de 150 kg. Dos discos delanteros, aspecto muy agresivo y una filosofía sport un tanto exagerada. No se vieron muchos, desde luego. Hubo versiones de 50 cc y de 125 cc, algo más comunes pero en ningún caso fueron de los scooter mejor vendidos de la marca española, pese a su increíble potencial.
Derbi no fue la única que apostó por lanzar scooter «excesivos» en lo deportivo. Italjet, ahora de moda con el relanzamiento de los Dragster hizo, además de estos, los Formula 125 Twin, que no era otra cosa que un scooter deportivo con motor 2T bicilíndrico, rápido y poco fiable, que ha pasado a ser una joya de colección.
Por supuesto, entre los italianos siempre hubo pasión por lo deportivo y éxitos como los Gilera Runner o Aprilia SR no pueden hacer que dejemos de recordar otros italianos menos triunfantes, como el Gilera GP 800 (después renacido precisamente como Aprilia SRV 850) o los Aprilia Area 51 y SR DiTech.
El primero seguramente no requiere mayor explicación. En plena «efervescencia» del maxiscooter deportivo Gilera presenta el suyo con motor en V, que lo dejaba prácticamente sin hueco bajo el asiento y con una potencia suficiente como para tener que montar una cadena de transmisión. Perdía así dos bazas importantes respecto a sus rivales y sí, andaba un montón, lo suficiente como para que en autovía llegase a moverse por falta de rigidez y en curva llegase con una inercia decisiva a las frenadas.
No tuvo mucho éxito ni como Gilera ni como Aprilia, a pesar de que sigue siendo un scooter con firmes defensores que ven en él lo más excesivo fabricado nunca en este estilo. El Aprilia Area 51 por su parte era un 50 cc de tren delantero alternativo, complejo y sofisticado, muy caro y llamativo, que competía con su propio hermano SR 50, solo que siendo más caro y «raro», algo de difícil conjugación.
Se vieron algunos más que SRV pero tampoco es muy conocido. El Aprilia DiTech tampoco llegó a triunfar; en realidad fue un intento de convertir los SR 50 a inyección electrónica, con un sistema propio, caro de desarrollar y que limitaba las posibilidades de preparación en una época en que esto era básico en la mayoría de potenciales clientes.
Benelli es otra de las marcas que también hizo scooter interesantes. Empezaron bien pronto en los 80 con aquel Benelli S 125 que llevaba embrague centrifugo y otro manual, para un cambio de cuatro marchas. Ya hablamos largo y tendido de él aquí, así que pasamos de puntillas para centrarnos en otro «invento» de cierto porte como fue el Benelli Adiva.
BMW había lanzado uno de los scooter más polémicos de la historia, el BMW C1, aquel scooter con techo. Sí, era una idea brillante llevando, además, la seguridad de este tipo de vehículos a grados nunca alcanzados. El techo era toda una célula de seguridad indeformable que protegía al ocupante en caso de accidente. Por ello se podía llevar sin casco, siempre que fueras con el cinturón de seguridad puesto, aunque también podías ir con casco y sin cinturón.
Todo muy bien hecho, muy sofisticado… y muy caro para un scooter que además no andaba mucho; los hubo en 125 y 200 con un motor de origen Rotax, el mismo que empleaba el Aprilia Leonardo, por ejemplo, pero no se vendieron por culpa de su precio. En realidad, gustar, gustaba, porque cuando ha pasado a engrosar la pléyade de vehículos de segunda mano se han valorado mucho, prueba de que tenían público interesado.
Retomamos el hilo abierto con Benelli. La marca, entonces italiana al ciento por ciento, se encontraba en serios problemas de supervivencia desde principios de los 80 (a estas alturas había cambiado varias veces de propietario), de tal forma que buscaba ese «pelotazo» que les permitiese volver a una posición desahogada. Y la idea del techo les parece buena.
Dicho y hecho, pero en su caso se plantearon desarrollarla de manera alternativa, esto es, con un techo plegable que protege de las inclemencias (pero no de los accidentes) y cubriendo las dos plazas, no como en el «monoplaza BMW». Así, el día que hace bueno lo pliegas y se guarda detrás. ¿Qua hace frio? Lo sacas.
Pero lógicamente en el Benelli Adiva sí hay que llevar casco y tampoco es barato, tal y como sucedía con el BMW; además, tiene aspecto de ser bastante pesado. El caso es que, como imaginas, no consiguió el éxito buscado, aunque sí captó la atención de una marca de coches de la talla de Renault.
La marca francesa quiso entrar en esto de los scooter allá por 2003, llegando a un acuerdo con Benelli para que fabricase su nueva gama. No sabría decirte cuál fue el error más grave de los franceses, si buscar de socio a una marca que de por sí ya tenía poco éxito o intentar vender scooter a través de las redes de concesionarios de coches, que por entonces no tenían ni idea ni experiencia en esto de la distribución de motos. ¿Encarecer scooter que ya de por sí no eran baratos? El caso es que el experimento de Renault sobre dos ruedas fue uno de los fiascos más grandes de una marca de coches en este mundillo.
Coches y scooter: errores y aciertos
Pero si hay una marca de coches que sí ha acertado en esto de los scooter traídos a su terreno ha sido, sin duda, Peugeot. Desde aquellos ST de los años 80 hasta los Satelis o los Tweet, Peugeot ha sido una marca de éxito, aunque no siempre. En aquellos años en los que los primeros scooter de corte off-road triunfaban (léase Piaggio Typhoon, por ejemplo), Peugeot lo intentó con los Trekker On y Off-Road. Se vendieron, desde luego, pero no fue uno de los grandes éxitos de aquellos años 90.
Más curioso y propio de una lista como esta son los desconocidos pero espectaculares Compressor. Peugeot cogió su motor de 125 y les metió un compresor volumétrico, algo así como un «turbo» movido por correa. Aquello se montó en el Jet Force, un deportivo con un espectacular chasis perimetral y pinta de moto «RR». Se hizo en dos versiones; una de 15 CV para poder llevarlo con carnet de coche y la «libre», con 20 CV.
Dicen que había «truco» y se podía pasar de los 15 a los 20 CV en la versión pequeña, lo cual le daba el atractivo de poder llevar un scooter verdaderamente rápido haciendo la trampa. No se vendió demasiado, entre otras cosas, porque no era nada barato. Se volvió a intentar con el Satelis 125 Compressor, donde la iniciativa podía parecer más lógica, pero tenía el enemigo en casa con el Satelis 250, más barato y más potente para unas prestaciones similares. Y los usuarios de carnet B típicos del Satelis no estaban por la labor de meterse en problemas por ganar un «pelo» en prestaciones.
Todos los SCOOTER 125 CC PARA EL CARNET DE COCHE del mercado
Los scooter japoneses: algunos también erraron
Al hilo de todo esto, hemos de recordar que Honda y Suzuki también fabrican coches, aunque en este caso la situación es más bien la contraria en su historia, ya que empezaron haciendo motos… y scooter, desde hace muchos años, pero no siempre con éxito. Tal es el caso de Suzuki en 2007. El Honda Scoopy, menos conocido por su nombre real SH, es un gran éxito. Lo de la rueda alta con ese «mix» entre utilitario y premium funciona bien en gran parte de Europa. Pues bien, Suzuki, todavía con la fábrica de Gijón a pleno rendimiento, decide hacerles la competencia.
Me contaba hace muchos años un compañero periodista que él había visto allí, en la fábrica de Gijón, un SH completamente desarmado. Allí iba a fabricarse «el Scoopy» de Suzuki» bajo la denominación Suzuki Sixteen, en honor a sus llantas de 16″. Lo probé en su día y la verdad es que tenía todo para ser un éxito. Nada que envidiar al Honda ni en el precio. Pero puestos a pagar caro, ¿por qué me voy a quedar con la copia?
No triunfó en absoluto y se ven muy pocos por la calle, con suerte. Claro que a Yamaha también le pasó. Al inicio de esta lista hablábamos del Versity, un gran scooter incomprendido. Pero es algo que a Yamaha, siempre uno de los líderes en esto de los scooter, le pasa de cuando en cuando; algo a lo que te arriesgas cuando quieres tener presencia en todos los frentes.
El X-City fue una versión en rueda alta del X-Max con el motor 250 de la casa. Iba bien y pocos lo saben. No llegó a triunfar ese concepto «premium-rueda» alta en Yamaha. También intentaron dar el «bocado» a las ventas del Scoopy luchando «de tú a tú» con el X-Enter que tampoco tuvo excesivo éxito y eso que, en este caso, le habían dado una vuelta de tuerca al asunto haciendo algo más sofisticado, con un monoamortiguador central.
Un gran scooter, sin duda, pero también con poco éxito. Y aunque no he querido entrar demasiado en eso de los cicloscooter, es decir, los scooter de 50 cc, ¿alguien se acuerda del Yamaha Why? Era un rueda alta de 50 cc que tampoco hemos visto mucho por la calle. En este caso tampoco lo consiguió Honda, salvo en algunas ciudades donde sí causó sensación, con el particular Honda Sky, un 50 cc con una curiosa carrocería en plástico, que no fibra.
Una vez iniciada la explicación con los del «ala extendida», hagamos un repaso a algunos, no todos insisto, de sus scooter de menos éxito. Los X8R (pronúnciese «Exeighter», como si fuese «Exciter») intentaron ser rivales de los grandes éxitos sport de los 50 cc de los años 90, como el Yamaha Aerox o el Aprilia SR. Pero no se puede luchar con un motor inferior y a mayor precio.
Y sí, en Asia los scooter con marchas tipo «Cub» triunfan sin duda, pero no en España, a pesar de ofrecerse un precio bajo avalado además por una indudable fiabilidad. ¿Alguien recuerda el Honda Innova? Poca gente lo hará porque fue el intento de Honda por popularizar ese tipo de scooter aquí. No salió bien básicamente porque era, en pocas palabras, bastante feo.
Y metidos en los scooter «de verdad», el Honda Spazio (o Helix) fue uno de los precursores de los scooter modernos, con hueco en la zona trasera, plataforma plana, estilo «custom futurista» y variador. Fue un scooter sin duda muy chulo pero caro, cuya difusión fue limitada en España aunque sí causó sensación como idea alternativa en otros países.
Acertaron menos con el primer Honda Forza 250, un scooter muy llamativo con una especie de variador electrónico que simulaba varias marchas, como el Suzuki Burgman 650, muy «premium» pero que apenas se dejó ver. ¿Un 250 a precio de 400? Había que tener muchas ganas de Forza, un «apellido» que hoy día si es sinónimo de prestaciones, calidad y scooter «top», desde luego.
Pero costó llegar hasta dar definitivamente con la tecla del éxito. El Honda Foresight también fue un 250 bonito y bien diseñado, ya con motor de 4T, pero caro. Tenía la misma carrocería y estilo en su hermano pequeño, primero con motor 2T, después pasado a 4T, cuyo gran error fue su nombre: Pantheon.
No querían hacer referencia a esas tumbas grandes de los cementerios, algo muy poco comercial para un vehículo, sino que buscaban hacer referencia al Panteón de Roma, el impresionante monumento erigido por Agripa y que servía como templo «de todos los dioses», que es lo que se quiere trasladar bajo la denominación Panteón. Su presentación fue en Italia precisamente para, entre otros aspectos, dejarlo muy claro… pero no caló del todo en nuestro mercado, algo más en el país transalpino.
Estos fueron sustituidos por un más que correcto Honda S-Wing con un comportamiento elogiable, pero aderezado con un diseño poco acertado y sobre todo, de nuevo, más caro que sus rivales que, para más inri, eran incluso más veloces.