La Moto Morini Seiemmezzo SCR es una moto scrambler de mecánica conocida que convence
Moto Morini fue fundada en 1937 como un pequeño fabricante de motocarros. No fue hasta 1946 cuando comienza la producción de su primera moto, una 125 de dos tiempos fabricada, como otras muchas en todo el mundo aprovechando el diseño de las DKW 125 alemanas de preguerra, considerada como la mejor 2T ligera de entonces cuyo diseño los aliados liberaron de patentes, al considerarlo botín de guerra.
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Pero en Morini no se conformaron con simplemente hacer aquella copia de la DKW, sino que la mejoraron rápido, la vendieron bien y se confirmaron como una de las fábricas importantes de aquella Italia de posguerra. En 1951, ya con un motor propio de 4T, se convierten en uno de los ganadores de Grandes Premios en el recién nacido Campeonato del Mundo (1949) y, con ello, en una marca a tener en cuenta.
En años siguientes la marca crece. Gana fama de hacer motos rápidas y fiables. En los 70 aparecen sus motores V2 más famosos, aquellos que dieron lugar a las 500 y, sobre todo, a una de las motos más míticas de su historia: la «3 1/2»; sí, «tres y medio», escrito de este modo abreviado sobre la propia moto.
Moto Morini, de la oscuridad a la luz
Pero llegan años oscuros. Durante los 80 se estiraron esas mecánicas en las trail Kanguro 350 y Camel 501, que no se venden mal y las custom Excalibur, pero no fue suficiente para salvar una marca que acaba formando parte del conglomerado Castiglioni (en aquella época, propietarios de Cagiva y Ducati) donde languidece con aquella casi última Morini Dart: una curiosa mezcla entre esas 3 1/2 por motor, pero instalado en la moderna carrocería de una Freccia.
En los años 2000 la marca cambia de manos e intentan hcerse un hueco diseñando un gran V2 1200. La Corsaro (nombre histórico que venía de los 60) de la que derivarían algunos modelos como la naked 9 1/2 o la trail Granpasso, no tuvieron el éxito requerido y, de hecho, no tuvieron gran reputación en cuanto a fiabilidad.
Desde entonces y hasta 2018 son otra vez años en los que el riesgo de desaparecer fue grande. Pero en ese año, como otras marcas históricas italianas, acaba siendo rescatada por un gran grupo chino, Zhongneng, que desde entonces ha inyectado recursos para buscar a Moto Morini un hueco en el mercado actual.
La historia de una casi desaparición
En 2021, hace ya tres años, aparece el primer modelo de esta época moderna en Morini. Fue la trail Moto Morini X-Cape que entró en nuestro país casi sin hacer ruido y que nosotros ya hemos probado. Una moto con el conocido motor, ahora fabricado en China para varias marcas, que equipaba la Kawasaki ER-6 y una estética trail original e impecable, con un equipamiento considerable en cuanto a marcas de proveedores para un precio contenido.
Y parece que este renacimiento va en serio. La moto está teniendo buena acogida en todos los países donde llega y eso ha llevado a que la gama se haya ampliado con dos «6 1/2», manteniendo el tipo de grafismo que ya es icónico en la marca, las Seiemmezzo SCR: nuestra protagonista de corte scrambler y la STR (de Street), una naked también con cierto ramalazo retro.
A estas se les sumará en breve una nueva custom, Calibro, con la misma base mecánica y, en unos meses, una nueva 1200 V2 que primero aparecerá en la trail X-Cape y continuará, seguramente, en la misma gama que ahora hay en Seiemmezzo. Desde luego, si esas 1200 por llegar siguen el estilo, el buen funcionamiento y la política de precios de las 650, Morini tiene un futuro interesante.
Cómo es: un motor conocido en una moto nueva
La Moto Morini Seiemmezzo SCR es de esas motos que hay que probar. Sus cifras, la verdad, no impresionan a nadie. Y haber reconocido el antiguo motor Kawa (y parte del diseño del chasis) en una moto de 2024 no aporta valor alguno, más allá de consolarte con la idea de que es una mecánica muy probada y, seguramente, fiable… aunque en el fondo está por ver.
Ofrece 61 CV en una 650 que se antojan, a priori, un tanto escasos. Cualquier Yamaha CP2 700 cc está en 73 CV; Suzuki y sus V-Strom, 650 cc declaran 71 CV y Kawasaki, con la Versys, declara uno menos que en la Z o la Ninja, 67 CV. Se anuncia además 200 kg de peso en seco, por lo que no es una moto especialmente ligera. Sin embargo, y como te digo, es una moto que hay que probar. Anda mucho y muy bien, es cómoda, divertida… y cuesta bastante menos que cualquiera de las mencionadas.
Efectivamente, el chasis, en tubo de acero, parece un viejo conocido con esos refuerzos a media altura del bloque, el basculante, en este caso de aluminio, con el monoamortiguador inclinado y desplazado hacia la derecha de la moto y no centrado, recuerdan mucho al que se usaba en la ER-6.
No sabemos si es el mismo realmente o se han modificado mucho las geometrías y otros puntos, pero desde luego en sus formas sí parece muy similar. Con el motor pasa lo mismo, aunque lógicamente ha debido pasar por las consabidas renovaciones y revisiones para cumplir con Euro5.
Sigue siendo el dos cilindros de carrera corta (83 mm x 60 mm), con ocho válvulas y dos árboles de levas, con bastante nervio para lo que se estila hoy día (algo que le da bastante gracia a la forma de andar de la moto) y que entrega esos 61 CV a 8.250 rpm, con un par de 54 Nm a 7.000 rpm.
Una parte ciclo sorprendente…
Te metes a ver las suspensiones y encuentras una de las primeras sorpresas agradables, ya que monta Kayaba en ambos trenes, con una horquilla invertida de 43 mm y con regulación de precarga y extensión, tanto delante como detrás; ojo porque esto es mayor nivel que en esas rivales de las que hablábamos y algo poco visto en este segmento.
Tampoco decepcionan los frenos, con dos discos delanteros de 298 mm, con pinzas Brembo y detrás otro disco de 255, con un ABS Bosch 9.1.
En las ruedas también hay buen material, con llantas de radios para neumáticos sin cámara, con la delantera de 18″ y calzada con cubiertas Pirelli MT 60RS, sin duda responsables de buena parte del comportamiento sano y divertido de la italiana.
… y un equipamiento destacable
Todo en la Morini está por encima del nivel habitual en este segmento de motos medias. Porque efectivamente la iluminación completa por LED es algo hoy día bastante común en cualquier moto.
No lo es tanto la pantalla TFT a color y todavía menos la conexión al móvil, con posibilidad de emparejar también a través de la moto dos intercomunicadores. Y, por supuesto, se están poniendo de moda, pero sigue siendo una especie de lujo, las piñas retroiluminadas.
En la pantalla, además de gran cantidad de información, en un diseño muy acertado, llevas información de la presión de los neumáticos, gracias a los sensores en las ruedas. Y como detalle de lujo absoluto, Moto Morini presume haber acabado en cuero el precioso asiento que lleva.
Cómo va: llamativa, divertida y versátil
Como habrás visto, con la Morini no ha habido un amor a primera vista, lo reconozco. Cuando la recogí, bueno, pues una 650 más… que además, en este caso, lleva un motor que no es precisamente de última generación aunque siempre me gustó, y que encima tiene menos caballos. Bueno; pero es bonita…
Esa impresión fue cambiando con los kilómetros. Desde el principio sí me gustó la posición de conducción. Mide 810 mm de altura de asiento y es estrecho, por lo que llego bien al suelo. Tiene una forma extraña, como si por el centro fuese más alto, pero no resulta incómodo y en pocos kilómetros te olvidas del asunto.
Y poder olvidarte del asiento en cualquier moto es síntoma de que está bien hecho. Las manos quedan algo altas, no muy abiertas. El manillar parece algo alargado pero no está mal. La pantalla, los remates de los mandos, la pequeña cúpula o los acabados en general de la moto parecen de buena calidad. Entran por los ojos.
La pones en marcha y tampoco sorprende nada. Aparece un sonido grave y ronco, bastante normal en una bicilíndrica. No hay vibraciones ni ruidos y los mandos tienen buen tacto. La pantalla tiene las leyendas en español y eso es un detalle agradable y entrar en el menú y jugar con las opciones es sencillo e intuitivo.
De suspensiones parece bastante bien puesta a punto porque no se nota demasiado dura o blanda. Y si así fuese para tu gusto tienes reglajes para retocar esos ajustes.
En la autovía la moto resulta agradable. Hay poca protección aerodinámica. La pequeña cúpula hace lo que puede y si te agachas puedes probar a ver cuánto corre sin ser especialmente incómoda. Y sí, corre más que suficiente e incluso más de lo que sus cifras sugieren. En el fondo, es buena moto para recorridos medios, los típicos de entrada y salida diarios de la ciudad.
Pero donde de verdad surge el amor con esta Morini es cuando te metes en las curvas. El motor no es especialmente potente, como hemos visto, pero sí tiene ese «picante Kawasaki» que le hace brillar cuando sube de vueltas, teniendo al tiempo buenos medios.
Frena muy bien y con tacto directo mediante los tres discos de ese tamaño y pinzas Brembo. Y las suspensiones y los neumáticos Pirelli dan una confianza total que permite grandes inclinaciones sin miedo.
Notas perfectamente el agarre disponible y te deja llevarla cerca del límite con amplia confianza, lo que en el fondo es lo que hace de una moto algo divertido. Las seis marchas tienen un escalonamiento perfecto y eso permite aprovechar la potencia para buenas aceleraciones y recuperaciones, por lo que entre las curvas sigue siendo una moto muy divertida.
En la ciudad y aunque el tren delantero marca un radio de giro limitado, se siente bastante ágil y maniobrable. Al no ser alta y no sentirse pesada, permite maniobrar con facilidad y meterte en pasos estrechos o complicados sin miedo.
Esas mismas características físicas también permiten escapadas por pistas: llegas bien al suelo. A fin de cuentas, llevas neumáticos trail con cierto taco, que tienen buena tracción y con esas lides puedes investigar esas pistas forestales que te encuentres con bastante decisión.
Lo mejor:
- Buena relación precio-equipamiento
- Comportamiento sano y divertido
- Estética
Mejoraría con:
- Quickshifter
- Mullido del asiento raro al principio
- Detalles de acabado (bote de gases a la vista)
Así la vemos:
- En carretera: 4
- En ciudad: 4
- Pasajero: 3
- Confort: 3
- Equipamiento: 4
- Autovía: 3
(De 1 a 5 puntos)
Esta Morini es una moto que convence cuando la conoces. y ruedas con ella Quizá sus cifras no sean asombrosas o ni siquiera estén al primer nivel, pero sin duda lo que la marca ha conseguido extraer del motor ER-6 es sorprendente.
Una moto mejor equipada que sus rivales, con un andar divertido y agradable en cualquier escenario, manejable en la ciudad, rápida y noble en las curvas y que además te da la posibilidad de salir por pistas de cuando en cuando.
Es cómoda de posición, aunque el asiento tiene un mullido extraño, elevado en el centro, y un manillar al que hay que acostumbrarse. Admite sin problemas llevar pasajero en una moto que puede servir para todo, tanto para el día a día como para salir a las curvas, incluso plantearte viajes a un ritmo lógico y agradable. Todo por 6.990 €. Pocas «6 1/2» encuentras hoy día por ese precio.
FOTOS: MIGUEL MÉNDEZ