Nuestro pequeño homenaje

Fallece Álvaro Bultó en accidente de vuelo wingfly

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Fallece Álvaro Bultó en accidente de vuelo wingfly
Carlos Domínguez
Carlos Domínguez
Mientras practicaba uno de sus habituales vuelos wingfly, sufrió un mortal accidente en los riscos alpinos de Stechelberg, Lauterbrunnen, Berna. Enclave habitual para los practicantes de este deporte extremo. Álvaro Bultó (51), décimo hijo de F.X. Bultó -fundador de Bultaco- era ducho piloto motociclista por tradicional formación paterna. Practicó con éxito toda suerte de deportes de competición-motor en distintas modalidades: velocidad, rallys, raids, motos de agua, lanchas fluviales, también participó en tres París-Dakar (motos y coches) y en un Camel Trophy...


De las competiciones motorizadas se pasó al desafío de la suspensión aérea. La permanencia en el aire con movimiento autónomo. El sueño de volar. Primero fueron los paracaídas, luego la caída libre con paracaídas de apertura discrecional. Volar era su sueño. Lo complació y lo culminó con la adopción del traje de alas para la práctica de wingfly. Vuelo de alta velocidad, con cierto control, lo más parecido a un pájaro que hoy existe. Álvaro voló, voló mucho, muchas, muchísimas veces sintiéndose libre en el aire, controlando los movimientos, imponiéndose desafíos, volar más y más alto como un Juan Salvador Gaviota, viajar por el aire, unir dos continentes…Europa y África.montserrat 02

El último wingfly

El vuelo con traje de alas se convirtió en la máxima expresión del aventurero extremo que Álvaro llevaba en su interior. Hizo enormes proezas volando como un pájaro a 300 km/h, con mínima sustenciación aerodinámica y escueto coeficiente de planeo del traje alado, cual Ícaro moderno.

El wingfly es el más arriesgado y letal deporte extremo de aventura, pero Álvaro Bultó estaba seducido por esos vuelos que controlaba con maestría desde hacía años. Desde pequeño estaba seducido por la posibilidad de volar como un pájaro. Fue consumado especialista mundial. Su dominio del wingfly y el innato carácter aventurero le llevaron a superar espectaculares retos: cruzó volando el estrecho de Gibraltar. Saltó desde un avión en España para aterrizar en Marruecos.

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Aquella gesta duró siete minutos de vuelo para un recorrido de dieciséis kilómetros con velocidades máximas de 300 km/h. Fue récord mundial de vuelo entre dos continentes. Poco después, Álvaro saltó desde un avión para sobrevolar y aterrizar en el Polo Norte. Fue el primero en hacerlo.
 
Se complacía con los desafíos y récords de extrema aventura. Los preparaba con la antelación que requería su minucioso rigor científico y técnico. Era prudente y conocedor de las limitaciones técnicas y físicas, también de sus posibilidades atléticas, aún dentro del enorme riesgo que conllevaron sus hazañas. Llevó a término sus desafíos con valentía y determinación, conociendo y mesurando los riesgos, convencido del éxito, viviendo cada segundo con enorme entusiasmo e intensidad emocional.

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El concepto fracaso no tenía espacio en su mente. El poder del desafío personal le daba impulso para prever el mínimo detalle hasta tocar tierra, eufórico, y brindar su éxito con alegre sonrisa a las cámaras. Esas gestas, las llevó a cabo con enorme naturalidad, desenvoltura y convicción. No le temía a nada, quizás por ello solía responder con un axioma harto significativo, «Si temes a la muerte no vives la vida».
Viviste la vida intensamente, sin miedo ni a la muerte. Sigue tu vuelo, amigo Álvaro Bultó Sagnier D.E.P.

En los inicios del magazín mensual Formula Moto publicamos (Nº 1 y Nº 2, ene/feb 2004) un extenso y bien documentado reportaje de la saga Bultó. Abarcó desde F.X. Bultó hasta su nieto Sete Giberbau Bultó, a la sazón en el candelero del Mundial de MotoGP.

Carlos Domínguez recogió las vivencias y experiencias de todos los sobrinos, hijos y nietos Bultó de relevante trayectoria motociclista. Entre ellos, Álvaro ocupó destacado espacio en la saga familiar más notable del motociclismo español y, cabe, mundial.

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La reproducción de aquella página rinde sentido homenaje a Álvaro y, quizás, ayudará a comprender el talante del personaje aventurero que nos ha dejado practicando su verdadera razón de disfrutar la vida. El wingfly.

Alvaro Bultó «Bross» (1962)

clasicasf5Como todos los hijos de don Paco, ha nacido y crecido entre motos. Ha participado en la mayoría de modalidades motociclistas donde la velocidad es factor determinante. Apasionado de los deportes de aventura y de riesgo y hombre muy activo, es presentador del programa de TVE «Frontera límite».
«Mi primera moto fue una mini Serpa T, extraordinariamente pequeña, que me hizo construir mi padre a los 5 años utilizando un motor de Mosquito (Garelli). Mi hermano Ignacio era mi ídolo, mi punto de referencia

Mis grandes recuerdos de papá son, Diversión y Admiración. Pasábamos el verano toda la familia juntos en la finca de San Antonio y en agosto, cuando se cerraba la fábrica y papá hacía las vacaciones, llegaba un camión de Bultaco lleno de prototipos y de motos nuevas. Entonces empezaba la verdadera diversión y seguíamos el ritmo de lo que papá llamaba la vida cotidiana: Cada día, después del desayuno, hacíamos una excursión en moto. Mi padre siempre iba delante y normalmente llevaba a algún pequeño sentado sobre el depósito. Tenía mucho empeño en que hiciéramos trial, nos lo inculcaba y solía recordarnos que el trial era la madre de todas las especialidades. En San Antonio todos teníamos nuestra moto personal de trial, perfectamente identificada, con la que hacíamos la excursión diaria».

Álvaro, como piloto, se inclinó por el moto cross. Su paso a la categoría junior coincidió con la crisis de Bultaco y no pudo continuar su trayectoria deportiva. No obstante, aún tuvo la oportunidad de correr la Copa Streaker al lado de su hermano «Canito».

En la familia, mi padre era «el jefe» y así le llamábamos todos. Era un jefe que no necesitaba imponerse, no le hacía falta, era líder por naturaleza y eso lo transmitía a quienes le rodeaban y como es lógico en casa ocurría exactamente lo mismo.

Papá era un gran conversador y al mismo tiempo un gran escuchador. Para conversar, lo primero que hacía era escucharte, hacía alguna reflexión para darte pie a seguir con tus  explicaciones. Como padre ha sido un amigo, un gran amigo.   

En la conducción de motos y coches tenía una máxima que nos repitió muchísimas veces, incluso antes de ir a correr alguna carrera: prudencia y velocidad. Una frase de mucho peso y cargada de razón que siempre he recordado y aplicado».    

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Álvaro, el primer maestro de Sete

«Recuerdo a Sete en la cuna; era un bebé con el pelo blanco, muy gracioso, que tenía muy malhumor. De pequeño, siempre tenía cara de cabreado y se pasaba el día haciendo el bestia. En San Antonio siempre iba en moto y a toda castaña; llevaba el casco hacia atrás con el flequillo rubio asomándole por delante.
Tuve la suerte de poder convivir mucho con mis sobrinos en San Antonio -soy muy niñero-  y de la misma forma que papá y Yato (Ignacio) nos enseñaron a nosotros, yo me entretenía enseñando a mis sobrinos, Borja, Sete, Lucas, Daniel. Les ataba una cuerda a la cintura y los iba siguiendo como si paseara a un caballo; cuando se pasaban tiraba de la cuerda, ellos se veían obligados a soltar la moto y se quedaban en pié, así les evitaba caerse y hacerse daño.

Mi padre vivió muy intensamente los inicios de Sete y tuvo una especial alegría cuando le vio ganar el Criterium en el Circuit de Catalunya. Fue en la carrera inaugural, la primera que se corría en Montmeló, ganó Sete y Lucas Oliver fue segundo. Dos de sus nietos eran los primeros pilotos en subir a lo mas alto del podio del recién inaugurado Circuit de Catalunya.

Sete tiene un montón de cualidades que le han llevado hasta el lugar donde está: empeño, tenacidad, sacrificio, voluntad, perseverancia, en todo eso es un «10». No tira nunca la toalla,  es muy metódico y machacón, tiene mucha confianza en si mismo, conoce sus posibilidades y cree ciegamente en ellas, y eso también es muy importante para llegar arriba.

Quiero entender que lo que está haciendo Sete ahora es como un homenaje mi padre y a toda su trayectoria. Al fin y al cabo, en el inicio de todo lo que hemos hecho deportivamente sus hijos, sobrinos y nietos, está mi padre y se lo debemos a él y al espíritu deportivo que nos transmitió a todos nosotros».

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