Casey Stoner ya retrató a Rossi en 2011
Gran Premio de España en Jerez 2005: Valentino Rossi vence a Sete Gibernau en la última vuelta tras un interior al límite en la última curva. Gran Premio de EE.UU. en Laguna Seca 2008: Valentino Rossi adelanta a Casey Stoner en el «sacacorchos» saliéndose de la pista y regresando impidiendo la trazada del entonces piloto de Ducati. Gran Premio de Holanda en Assen 2015: Valentino Rossi vence tras «saltarse» la última chicane en un cuerpo a cuerpo con Marc Márquez.
La trayectoria del astro italiano en los GP, la más extensa en carreras disputadas de la historia, está repleta de luces, pero también de sombras, no obstante convertidas en gloriosas por sus seguidores. Su carisma ha logrado elevar el motociclismo de velocidad a cotas tan solo superadas por los más importantes deportes de masas. Esta especialidad estará eternamente en deuda con Rossi. Sin embargo, lo acontecido en el GP de Malasia 2015 ha empañado, quizá para siempre, una carrera deportiva sin parangón en la etapa moderna de esta disciplina.
Maestro dentro y fuera de la pista
La destreza de Valentino Rossi ha sido siempre incuestionable tanto sobre la moto como fuera de ella. Tan hábil dando gas como en el juego psicológico con sus rivales, hasta 2015 jamás ha mostrado la más mínima grieta de cara al exterior. Esta realidad se comenzó a derrumbar el jueves previo al GP de Sepang con unas declaraciones que mostraban un estado emocional inédito en el nueve veces Campeón del Mundo. ¿La presión de un décimo título que es «ahora o nunca»? ¿El fantasma de Cheste 2006 cuando perdió el título frente a Nicky Hayden en la última prueba? Las declaraciones de Rossi querían dibujar una realidad que solo habitaba en su cabeza. Un ejemplo: ¿Márquez ayudando a Lorenzo tras arrebatarle cinco puntos vitales en la última vuelta?
El final del desenlace entre Rossi y Márquez en Sepang se puede inscribir en esta visión de «realidad paralela». Un piloto mira a la cara tres veces a su rival y lo acerca al límite de la pista de forma premeditada. Si luego Marc cae por culpa de una patada de Valentino o no casi es lo de menos, aunque sería como decir que Goikoetxea iba a por el balón cuando rompió la pierna a Maradona… Lo importante es que evidencia una reacción antideportiva que, además, puede tener, y tiene, un resultado peligroso para un rival. La aptitud de Rossi requiere una sanción por sí misma y, además, ejemplar. Los infinitos seguidores del 46 no pueden tener como referencia un comportamiento así, sobre todo los más pequeños. El daño realizado es incalculable.
La horma de su zapato
Valentino Rossi siempre ha luchado en lo más alto con pilotos a los que de un modo u otro ha «barrido» dentro y fuera de los circuitos. El muro del box con Lorenzo, los enfrentamientos dialécticos con Biaggi… Sin embargo, faltaba un rival que realmente deseara estar a su altura en ambos sentidos. Y la horma de su zapato se llama Marc Márquez.
En el GP de Japón en Motegi 2010, Valentino Rossi no tuvo piedad con Lorenzo cuando éste se encontraba luchando por su primer título mundial de MotoGP. Tras la ausencia de Pedrosa por lesión, el mallorquín ya tenía prácticamente en sus manos el título, pero no de forma definitiva. Sin el deber de ayudar a su compañero de equipo, Rossi se embarcó en una lucha cuerpo a cuerpo con evidentes señales en los carenados de ambos, una batalla en la que Lorenzo tenía todas las de perder. Entonces se escudó en el instinto de todo piloto de vencer a un rival, pero ahora cambian las tornas. ¿Márquez no luchaba en Australia por una victoria y en Japón por un podio? No hacerlo iría en contra de su definición como piloto. Pero a Rossi le molesta ahora la lucha directa. Si no la desea, que corra más y se vaya. Si no puede, que luche en buena lid.
La caída de Márquez provocada por Rossi nos privó de un espectáculo inconmensurable. ¿Hasta hace apenas un año nos quejábamos de carreras aburridas y ahora criticamos los adelantamientos? Ni una sola de las pasadas de Márquez sobre Rossi se realizó fuera de la norma, mientras que las del italiano desembocaban en trayectorias fallidas y errores. Cuando un equipo de fútbol pierde un partido y lo achaca al árbitro, quizá debería en haber puesto todas sus energías en meter más goles… Así se acaban las discusiones.
Más allá de Rossi y Márquez
Este desenlace no nos puede hacer obviar otros detalles sobresalientes del GP de Malasia 2015. La victoria de Pedrosa le afianza de nuevo como integrante del grupo de los «cuatro fantásticos» junto con Lorenzo, Rossi y Márquez, un papel en el que Dani todavía tiene mucho guión por interpretar. Por otro, el adelantamiento de Lorenzo a las dos Ducati en una misma frenada y a Rossi a final de recta en las vueltas iniciales, demostrando que los silbidos que recibe del público en los distintos circuitos del mundial son resultado de la más deleznable ignorancia de este deporte.
Y, por último, la nefasta actuación de una Dirección de Carrera que al no emplear el recurso de la bandera negra tras una actuación tan evidentemente antideportiva, deja «manga ancha» a actuaciones irresponsables en el futuro. ¿No habíamos afirmado que la seguridad de los pilotos es lo fundamental? En este caso ha prevalecido que el espectáculo siga por encima de cualquier circunstancia. Si Rossi repite esta maniobra en Cheste sobre Lorenzo y no se le restan puntos, vencería el Mundial. Resquicios de este tipo son inadmisibles en un reglamento.
A Valentino solo le queda pedir perdón. Somos humanos y todos podemos perder los papeles en un momento dado. Es la única manera de mantener su grandeza antaño divinal.
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