Aprilia Mana-Gilera GP800

Ergonomía, sentido práctico y confort

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Ergonomía, sentido práctico y confort
La polivalencia de ambos modelos ha obligado a unos mínimos cuidados conceptuales y de diseño razonado.La posición de conducción define por sí misma el carácter de cualquier moto, al menos así debiera ser siempre.


GP800 ha logrado una posición para el conductor admirable. Bien sentado en el voluminoso -sofá- a 780 mm del suelo, el manillar está en la posición precisa -ligeramente elevado- para agarrarse bien y roscar puño sin piedad ni temor de perder el control por brusco desplazamiento de nuestro peso hacia atrás: el tope del asiento sujeta bien -mejor todavía en la Mana– y los pies tienen buen apoyo en la limitada plataforma invadida por el voluminoso túnel del chasis y motor.

En la Mana el cuerpo tiene buen encaje ergonómico en el perfil entallado del falso depósito y sobre el asiento de estudiada triangulación. La situación de las estriberas hacen adoptar una posición turístico-deportiva muy agradable a pesar de que al manillar le faltan 3-4 cm de altura para merecer los elogios del maxi-scooter en este aspecto.

El tronco queda demasiado abalanzado al frente y carga en los antebrazos mermando soltura de conducción -sobre todo en ciudad- y produciendo fatiga. Las duras suspensiones no mejoran, precisamente, la situación.

El confort del GP800 gana enteros de conjunto por la posición de conducción -muy cómoda- que permite el buen desplazamiento del cuerpo para ayudarla a virar. Lástima que el parabrisas -elevable eléctricamente- sea 5 cm demasiado bajo y en su posición más alta deriva el flujo de aire directamente a la cara.

Es preferible llevarlo en la posición baja, fatiga menos. El voluminoso túnel central dificulta el acceso al puesto de conducción para pasar la pierna por encima. Los dos modelos disponen de espacio para un casco: cabe cualquier jet y la mayoría de integrales.

Las palancas de freno del manillar son regulables en distancia mediante la muy practicable –incluso con guantes- tuerca excéntrica. Ambas incorporan freno de estacionamiento de fácil manejo: resulta muy útil cuando se aparca en bajada, sobre todo en la Mana, que carece de caballete central.

El cofre de la Mana se abre eléctricamente desde un gatillo en el frontal de la piña izquierda similar al de ráfagas. En caso de avería de batería, se puede abrir mediante una palanca mecánica situada bajo el colín del pasajero, cerrado a llave, al lado de la boca de llenado de gasolina.

También el GP800 ha situado la toma de combustible en el mismo enclave. Por cierto, los tapones son de plástico y a rosca, se los merecían metálicos y -twist off- cuarto de vuelta. Tampoco nos ha gustado el limitado campo de visión de los retrovisores.