Prueba Pursang e-Track: El renacimiento de un pura sangre
Lo más probable, hoy por hoy, es que ese nombre te suene de aquellas Bultaco. Desaparecieron en los 80, desde luego, pero las eléctricas modernas todavía están desarrollándose y, por supuesto, tienen todavía mucho menos recorrido y fama que las primeras. El nombre y el logo de estas nuevas Pursang viene de aquellas: es el homenaje del hombre detrás de este proyecto a aquella marca de motos que levantó y sigue levantando pasiones en muchos de nosotros. Y sí, el nombre quiere decir «pura sangre«. Y viene un cuento de esos que me gustan, de «abuelo cebolleta».
En los años 60 (1958, exactamente) se funda Bultaco. Nace de una escisión de Montesa cuando esta quiso abandonar las carreras. Paco Bultó, apasionado de la competición y cofundador de Montesa, no concebía fabricar motos si no había carreras. Se marchó. Crearon la Tralla. Y un cuarto de hora después ya estaba pensando en correr con ellas.
En un par de años empezaron a pensar en carreras fuera de carretera. El motocross era una novedad y adaptaron aquel motor (muy preparado y modificado) a un chasis específico para esa modalidad. Se llamó Sherpa S, y es la «yaya» de las motos de cross nacionales. Avanzados los 60 querían una moto de cross grande, una 250 o algo parecido. Pero en España no había forma de conseguir un acero de suficiente calidad para hacer un chasis fiable. Al tiempo, en Inglaterra los hermanos Rickman construían chasis (de buen acero inglés) para esa especialidad (entre otras) y se fijaron en los motores Bultaco.
En poco tiempo hay disponible para el que quiera (y pueda) comprarla una Rickman con motor Bultaco que se muestra muy competitiva. La llaman Rickman Metisse (Mestiza). Era 1964 y, poco después, en el 67, ya sí era posible construir aquí, íntegramente, una 250 de cross. Para «marcar» diferencias, aquella nueva cross íntegramente Bultaco se llamó Pursang. Efectivamente: Pura Sangre Bultaco. Es el inicio de las motos de cross españolas, que alcanzaron el canto del cisne con aquella MK15 que no llegó al mercado, pero sí corrió de forma oficial desde 1979 hasta el final de la compañía.
Jim Palau-Ribes es un «bultaquista» confeso. Ha trabajado en marcas de coches y motos, y hace unos años decidió, en sus ratos libres, construirse su propia Pursang del siglo XXI. Construyó un chasis, le acopló un motor 450 4T moderno (primero Sherco, después Honda) e hizo una moto atractiva y competitiva. Aquella moto se convirtió poco después en un «prototipo» para correr en dirt-track. Y de aquella moto, con un chasis basado en ese, nace esta Pursang e-Track que ahora ya puedes comprar, si quieres una moto eléctrica exclusiva y atractiva, que mezcla tradición y modernidad.
Cómo es la Pursang e-Track
Yo ya conocía, en fotos y en descripciones, esta moto. Siempre me llamó la atención: un nuevo proyecto, 100% español, eléctrico y con un nombre tan sugestivo «pica» la curiosidad. Hace pocos días, Pursang nos ofreció poder probar la moto a un grupo de periodistas y, por supuesto, había que aceptar.
La moto llama la atención en persona. En esta pequeña toma de contacto había dos unidades, una con carrocería negra, en plástico sin pintar y otra, espectacular, en fibra de carbono. Sí, en fibra de verdad, no en plástico que parece fibra. Por ahora se han fabricado 24 unidades de la moto y el proyecto va a ir muy despacio, sin prisa. Se fabricarán poco menos de 250 entre este año y el que viene: es una moto bastante exclusiva. Todo el proyecto se ha hecho aquí. Todo, menos motor y baterías (Bosch), se fabrica aquí: frenos JJuan, basculante Gas Gas (ahora Rieju) -básicamente porque ese basculante lo diseñó el propio Jim y, por tanto, se fía de él-, llantas Morad, bieletas propias y piezas fabricadas aquí, en impresión 3D. Por cierto, Pursang es todavía una empresa pequeña y no quieren invertir todavía en una fábrica, así que la fabricación también se subcontrata: Rieju es quien las monta.
Se parte de un chasis en tubo de acero al cromo molibdeno, se monta una horquilla invertida bastante ancha, de 41 mm, y un monoamortiguador trasero regulable en precarga sobre bieletas. Lleva un disco delantero lobulado, de 320 mm con pinza radial y un disco trasero de 240 mm. Las llantas, de radios, montan cubiertas mixtas en 18″. Motor y baterías, como te decía, son Bosch. La moto lleva el cargador incorporado y accedes al cable para enchufarla en una de las placas laterales. Del motor a la rueda trasera la transmisión es por cadena, como en una moto normal. Y entre medias, dentro de la carcasa del motor, hay una caja reductora. El asiento se abre y debajo lleva una pequeña guantera para dejar cosas y el cuadro es digital, bastante completo y con buen diseño.
Con todo ello la moto pesa 147 kg. El asiento está a unos razonables 815 mm de altura al suelo. Su homologación es como la de una 125 de gasolina, por lo que se puede conducir con carnet B de coche (más de tres años de antigüedad) y alcanza los 120 km/h. Par cargarla necesita 6 horas con cualquier enchufe doméstico y con ello alcanza unos 140 km de autonomía.
Cómo va la Pursang e-Track
Te subes. Es algo más alta de lo que parece: el asiento es ancho, pero al final con mi 1,65 llego bastante bien. No parece pesada y se maneja con bastante facilidad. Con el contacto dado tienes que coger un freno y pulsar el botón de la piña izquierda hacia afuera. Es el de selección de modo. Tienes varios: dos de baja velocidad, hacia delante y hacia atrás para maniobrar, un modo «go», estándar, «cruise» y «boost», como siempre, cada uno con mayor consumo pero con más prestaciones. Tiene frenada regenerativa, y cuanto más aumentas el modo, también aumenta la capacidad de regeneración. En modo «boost» es divertida y retiene parecido a una moto de gasolina. Pero no adelantemos acontecimientos.
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Saliendo es muy suave: el tacto de los mandos es muy bueno, con el del «gas» con un tacto muy natural y agradable. Las suspensiones están taradas con lógica para las prestaciones: la moto es algo blanda, pero se sujeta bien. Una de las dos unidades que probamos iba incluso un poco suelta de horquilla: pasando baches llegaba a hacer tope en extensión, pero entendemos que era un fallo de puesta a punto de esta unidad, puesto que la otra no lo hacía. Los frenos, fantásticos. Sobre todo el delantero. El trasero va en la mano izquierda, y entre el CBS que lleva por ley y la transferencia de pesos al frenar de delante, no es difícil hacer deslizar la rueda trasera. La moto acelera muy bien y da una sensación divertida: a diferencia de otras motos eléctricas, esta sí suena: la caja reductora de la transmisión emite un zumbido mecánico elevado.
La moto se agarra bien. Hicimos pocos kilómetros con ella y casi todos por calles y algo de autovía, pero aún así, como ves en las fotos, sí que pudimos girar en rotondas y alguna que otra curva. Se sujeta bien y transmite confianza. Suficiente como para divertirte. En cuanto a su velocidad punta, no llegamos a estirarla del todo, pero sí estará cerca de esos 120 km/h prometidos.
Al final, la Pursang e-Track es una moto interesante y nos quedamos con ganas de hacer una prueba larga: todo se andará, aunque lo cierto es que es una moto exclusiva, con fabricación en series muy cortas y con muchas de ellas vendidas. De las 24 hechas hasta ahora se han vendido casi todas, y de ellas, solo 4 se han quedado en España. Y está por abrir el mercado norteamericano, donde ya hay muchos interesados.
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