El «Garage» Vintage

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El «Garage» Vintage

El Vintage (pronúnciese castizamente para este ejercicio) se merece un homenaje. Lo encontramos por todos lados, en cualquier homepage. Siga leyendo castizo, porfa.


En cualquier garaje, sea especializado en moto o carruaje. Se instalan los tanques de combustible de Bultaco Metralla sobre Big Twin y listos. O restauras un «Milqui» y a rodar como un ElDorado. Sin peaje.

Lo mismo pasa en la casa, en tu hogar, que pones un puf moro que estaba en la buhardilla y solucionado. O un candelabro de bronce, desparejado. El vintage del menaje.

Incluso en el habla, que sueltas un cáspita, o un fetén, combinado con un sapristi, y te queda prístino. Más de lo mismo, pero en el lenguaje.

No te digo nada de la abundancia de adminículos «viejunos» en las redes. Unos calcetines de lana con rombos combinan con unas Under Armour UA W Press 2, y te haces de ese post un fanpage.

Si lo tuyo es la pasión por la instantáneas, lo tienes muy fácil, en Instagram te haces un collage y le pones el filtro «antique». O subes muchas más y te haces un fotoreportaje, mediante un fotomontaje vintage.

Para decorar ni te cuento: con una cadena oxidada, con un gancho de grúa de los años 50 ya tienes tu aparataje vintage. O una antigualla del rastro, una foto con marco de un matrimonio fallecido o una niña de primera comunión, con flores en la cabeza y en las manos, preparas un blindaje en el pasillo de tu pisito de hospedaje.

En la gastronomía para un un buen maridaje, la etiqueta del vino necesariamente será vintage y como la vestimenta del maitre, su traje.

El renacido Nokia 3310 es otro montaje del vintage, como las Polaroid, que tiene su porcentaje. O una Fujifilm GA645, para el espionaje. Hasta en Amazon tienen que comprarse productos antediluvianos, o de maquillaje, o botas de patinaje y enviarlas en su cartonaje.

Que no falten en los viajes masivos en los que compartes asiento con hombres de bigotes retorcidos en curvas, leyendo su iPhone; hombros femeninos con mantón de Manila y Dr. Martens, desde el taquillaje a aterrizaje.

Así querido lector que has llegado hasta aquí ¿te distraje? arranca tu moto, pasa de los «modelnos del vintage» echa gasolina y prepara tu viaje, que sea de esos, de gran kilometraje. Y a lucir tatuaje, siempre que sean de marinaje. Voy a seguir escribiendo en mi Hispano Olivetti modelo Lexicon 80, escuchando un CD; el Early Days, de Led Zeppelin, y fumando un Peninsulares sin filtro.Ya sin rimas.