PuntApunta 2018, experiencia 5.0

Como me digas que no te has sentido alguna vez esclavo de tu teléfono móvil, incluso en determinados momentos todos los días, me temo que me estás mintiendo. Esa necesidad de estar conectado de modo virtual con tu entorno se ha apoderado de todos nosotros y conceptos como disfrutar en paz de un período de tiempo libre o un simple relax, ya han pasado a la historia.

El bombardeo de aplicaciones te invita a dirigir todos tus sentidos a sus dictados, hasta tal punto que parece que no hay algo más allá que te pueda interesar. Y nada más lejos de la realidad.

Porque precisamente de realidad te voy a hablar. Realidades como la posibilidad de tocar la amistad, oler la nieve, escuchar el tiempo. Si estás pensando que me he vuelto loco es porque no has participado ninguna vez en un evento como PuntApunta.

En formulamoto.es te hemos informado de nuestra vivencia en cada edición, y ya van cinco. Amablemente, este año la organización nos ha condecorado con pasaporte, dorsal y «finisher» GOLD por haber tomado parte en la totalidad de las ediciones. De nuevo se define como una ruta que, con la excusa de hermanar las aguas de mares en las antípodas de nuestra Península Ibérica, reúne a moteros ávidos de disfrutar de tantos kilómetros de asfalto como de confraternizar con otros amantes de sus misma pasión. En tres jornadas entorno a los 500 km diarios, unas 750 motocicletas de cualquier marca, con y sin pasajero, recorren una ruta diseñada ex profeso para deleite de los participantes, tanto desde el punto de vista paisajístico y cultural como el más obvio de disfrute sobre la moto.
 

Miles de kilómetros, cero accidentes

El dato más relevante es el grado de concienciación de la que hacen gala los participantes en cada edición. Durante las cinco celebraciones de PuntApunta no se ha producido ningún accidente grave, dejando «en paro» la UVI móvil que les acompaña cada jornada. Si consideras que nos estamos refiriendo a rutas de unos 1.500 km y de unos 750 participantes, multiplica por cinco y tienes un argumento perfecto para rebatir a todos aquellos que solo asimilan dos ruedas con peligro. Educación, civismo y concienciación son las claves que hacen prevalecer la seguridad sobre cualquier otro condicionante para los que realmente vivimos la moto. A este ejemplo me remito.

Y cuando participas en rutas del tipo PuntApunta, es cuando te das cuenta que la vida es disfrutar de realidades, como te comentaba antes, no de sensaciones digitales. Todas y cada una de las experiencias que obtienes durante las jornadas del evento te harán replantearte tu encadenamiento virtual a las aplicaciones de tu teléfono móvil. Vamos por partes.

Youtube o Instagram y PuntApunta 2018

De forma aleatoria, voy a empezar por aplicaciones visuales como Youtube o Instagram. Al alcance de un simple botón puedes ver cualquier imagen a modo de reportaje, programa o lo que quieras. Y sí, puedes verlo, pero no sentirlo. Habrás visto muchos programas del tipo de «españoles por el mundo», pero si no vives un lugar en directo nunca apreciarás su dimensión real. Si no has recorrido los cañones que dibujan los ríos a su paso por los barrancos del interior montañoso de Asturias, la sobriedad de las praderas de Babia en León, la inmensidad del Cañón del Río Lobos en Soria, la magnificencia del castillo de Peñafiel en Valladolid u olido el aroma de los naranjos en La Safor valenciana, por mucho que lo veas en una pantalla jamás podrás imaginar lo que te pueden llegar a transmitir. Y los participantes de PuntApunta 2018 lo han podido descubrir en su plenitud.

Facebook o Tweeter y PuntApunta 2018

Dicen que si no estás en Facebook o Tweeter es como si no existieras. La fiebre por los «likes» y los seguidores ha hecho que se haya perdido la dimensión de lo que realmente significa un amigo. El grupo que forma la hermandad del PuntApunta sí te devuelve al concepto original y único de la amistad.

Es uno de los aspectos más relevantes que comentan los participantes, sobre todo los que se han integrado a la caravana recientemente. Éste es el caso de Nico con su Yamaha Tracer 09, quien había llegado desde Bilbao al punto de partida en Avilés en solitario y se había integrado desde el primer instante en un grupo como si formase parte de él de toda la vida. Aquí no importa ni de dónde vienes, ni en qué trabajas… Da igual si duermes en hoteles de 200 euros la noche o de 30 euros, porque lo esencial es que formas parte de una pasión que se palpa, que es real, y no a través de una red virtual.

Whatsapp y PuntApunta 2018

Es evidente que aplicaciones como Whatsapp nos han facilitado la comunicación de una forma impensable hace pocos años, pero por muchos grupos en los que estés agregado, jamás lo harás en la misma medida del contacto directo que supone con los demás. Ni de lejos. Pregúntaselo a José Ramón Ricart o a Andreu Vidal, integrantes de los clubs dedicados a los amantes de las clásicas BMW como las R 90 S o las R 80 GS. La veintena de miembros de estos exclusivos clubs suponen una de las atracciones del PuntApunta, compartiendo sabiduría y experiencias con el resto sobre unas motos de leyenda que realizan exactamente los mismos recorridos que las de última generación. Eso sí que es un grupo, y no uno de Whatsapp.

Otro ejemplo es el grupo primerizo en estas lides de Marcos, de Madrid. Recién completado el Camino de Santiago, cambió las botas por su BMW R 1200 GS y realiza la ruta con otros dos amigos a los que conoce desde que todos tenían 15 años. Son Daniel con una BMW R 1150 GS y Vito sobre una F 800 GS Adventure, testigos de una época cuando las mejores redes sociales eran todavía los bares. Y a ellos se añadió sin conocerse previamente Eugenio, de Málaga, sobre otra R 1200 GS, a quien se le hizo corto el PuntApunta, porque ya estaba preguntando cuándo era el Lés-a-Lés de Portugal para seguir haciendo kilómetros bajo este mismo patrón en nuestro país vecino.

Google Maps y PuntApunta 2018

¿Recuerdas cuando planificabas tus viajes con un mapa de papel? Tenía la virtud de que te hacía comenzar la ruta mucho antes de arrancar la moto para emprender la ruta. Ahora utilizas la aplicación «map» de turno y te fías ciegamente de sus dictados.

En el PuntApunta, uno de los tesoros de la organización es el «roadbook». En una secuencia de viñetas, cada participante dispone de los datos necesarios para recorrer la ruta diseñada, en 2018 dividido en tres jornadas: Avilés-Valladolid-Guadalajara-Cullera. Pero esta dinámica va mucho más allá de la simple ejecución de cada señal o desvío indicado en el «roadbook», porque irremediablemente te vas a perder, y ello forma parte de una de las atracciones de este tipo de rutas. Cuando ves que otros compañeros están parados en el arcén dudando sobre qué camino elegir, u otros más se dirigen en dirección opuesta a ti, los cónclaves con el grupo con el que ruedas para decidir el rumbo correcto se convierten en una experiencia para recordar.

Los hay más dotados para estos menesteres, como Luis con su Yamaha FJR 1300. No en vano, es un orgulloso integrante del motoclub Trotamundos de Alicante, con muchos miles de kilómetros a sus espaldas, y los que le quedan por recorrer. Ha tomado el relevo en su grupo de otro Luis, en su caso a lomos de una BMW K 1300 GT, quien no pudo participar en esta edición por problemas físicos. El año que viene se vengará, al igual que otro miembro de esta particular congregación, Jesús, quien se vio en la obligación de dar media vuelta camino del punto de origen, o Alejandro, en su caso por trabajo. Ya se han citado todos para 2019, porque el PuntApunta engancha. Como Benjamín y Jaime Arruz, padre e hijo inseparables en ruta y ya una institución en cada edición.

Y así podría seguir con muchas otras de las aplicaciones que condenan tu tiempo en la actualidad. Está muy bien que descubras consejos de conducción en un medio digital de referencia, pero no obtendrás conclusiones como experimentándolo en vivo. Ver trazar las curvas a Fran con su BMW S 1000 XR, gaditano afincado en Alicante, bien abierto desde el principio hasta el ápice para tener más visibilidad de la salida, es todo un tratado de seguridad de la mano de un motero que trabaja todos los días con su moto como herramienta y con la que forma una perfecta unidad. Todo un placer seguirle en las infinitas curvas del tramo valenciano Cofrentes-Dos Aguas-Alcira. Lo mismo cabe decir de Juan con su BMW R 1200 GS Adventure cuando señaliza y anuncia las irregularidades del asfalto a los compañeros que le siguen. Otro PuntApunta más en su haber le ha servido de aperitivo para emprender su primer Cabo Norte. ¡Suerte! Lo dicho, compañerismo, civismo y educación en un grado que muchas personas ajenas al mundo de la moto desconocen absolutamente. Por desgracia.

No te creas que estoy en contra de las redes sociales. Ni mucho menos. No en vano me sirven profesionalmente para transmitir lo vivido en cada PuntApunta puntualmente (valga la redundancia…). Por ejemplo, recurrir a un navegador me permitió alcanzar el punto de destino tras el laberinto en que se convirtió la llegada de la primera jornada al centro de la ciudad de Valladolid, bajo una intensa lluvia y con unas indicaciones de «roadbook» que el grupo con el que rodé no fuimos capaces de descifrar correctamente. Pero no deja de ser otra experiencia más a la tonelada de ellas que te llevas a casa una vez regresas de la ruta.

Haber tenido el privilegio de haber participado en la totalidad de las ediciones realizadas de PuntApunta me ha permitido observar la evolución de un evento que se ha convertido en referencia no solo en nuestro país, sino también fuera de nuestras fronteras. La organización es cada vez más eficaz, con una eficiencia asombrosa teniendo en cuenta la logística ingente para el movimiento de tal cantidad de personas, algo que se refleja en las positivas opiniones de la inmensa mayoría de participantes. Unas opiniones que estoy convencido serán aún mejores en la edición PuntApunta 2019. Porque estoy seguro que prefieres ser «puntapunter» que «youtuber» o cualquier «influencer» del estilo,  ¿a que sí?