La caverna de Platón

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La caverna de Platón
Fórmula Moto
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Hay veces que no se me ocurre nada sobre lo que escribir en mi blog, y sin embargo otras veces se me acumulan las ideas, y no se por cual decidirme. Para hoy, primero pensé en contar mis planes deportivos para este 2012, objetivos, circunstancias, patrocinadores, etc-cuando ya lo tenía decidido, es cuando volví de ABU DHABI de la presentación de la Ducati 1199 Panigale (me parece que os voy a hablar mucho de esta moto-), y claro, la temática del blog ya estaba clara: una crónica de la que ha sido hasta la fecha, la mejor presentación de motos a la que he asistido. La mejor moto, en el mejor circuito que yo haya estado: el Yas Marina Circuit.

Pero anoche volví a cambiar de idea, y en cierta manera, también esta relacionado con las motos. Todo empezó en la estación del AVE de Santa Justa en Sevilla. Precisamente fue a la vuelta de la presentación de la SUZUKI GSX-R 1000 en el circuito de Monteblanco. Mientras hacíamos tiempo de que saliera el tren, me dirigí a una de las tiendas de la estación; una en la que vendían libros y prensa. Muchos compañeros de otros medios, suelen aprovechar los viajes de vuelta de las presentaciones para redactar las pruebas, incluso yo a veces también lo he hecho, pero ese día en concreto no me apetecía. Por eso, le pedí a la dependienta que me recomendara un libro para empezar a leerlo en el viaje de vuelta. Yo no soy ningún entendido en lecturas. Me sugirió uno que se llamaba -No me iré sin decirte a donde voy-. No tenía ni idea de que iba, pero acepté su propuesta y me lo llevé puesto. Empecé a leerlo de vuelta a Madrid, y lo cierto es que me enganchó y con él sigo (pero a poquitos, que los atracones ya no son lo mío). Cuenta la historia de una persona, que pasa de estar al borde del suicidio (literalmente), a ir transformando su vida con la ayuda de un misterioso personaje llamado Dubreil.

No quiero destripar el libro entero ahora, pero casi me veo obligado a transcribir y compartir con vosotros unas líneas literalmente, porque anoche cuando las leí en la cama antes de dormirme, ya no pude seguir leyendo más de la verdad tan grande que acababa de leer, y que incluso a mi de primera mano me ha tocado alguna vez; y a ti seguramente también:

Dubreil le decía a Alan: -El ser humano tiene miedo al cambio, a la novedad, y a menudo prefiere quedarse en su contexto habitual, aunque este sea penoso, antes que dejarlo por una situación nueva que no conoce. ¡Es la caverna de Platón! Platón describía a gente nacida en una especie de gruta muy oscura de la nuca había salido. Esa caverna era su universo y, aunque lúgubre, les era familiar y, por tanto, tranquilizador. Se negaban obstinadamente a poner un pie fuera, pues como no conocían el exterior, se lo imaginaban peligroso y hostil. Por consiguiente, les resultaba imposible descubrir que ese espacio desconocido estaba hecho lleno de sol, de belleza, de libertad–

-Mucha gente vive hoy en día en la caverna de Platón sin darse cuenta de ello. Tienen un miedo cerval a lo desconocido y rechazan todo cambio que les afecte personalmente. Tienen ideas, proyectos, sueños, pero no los llevan a cabo jamás, paralizados como están por mil miedos injustificados, y pies y manos atados por esposas de las que ellos son, sin embargo, los únicos que tienen la llave. Cuelga de su cuello, pero no la cogeran jamás.-

Después de haber leído estas líneas, me quedé paralizado. No pude seguir avanzando en mi lectura, mientras pensaba cuando habia estado yo encerrado en la caverna de Platón; y si, alguna vez lo he estado. Lo importante es darse cuenta de ello y tener la determinación para poder salir, primero un pie, y luego el resto del cuerpo. Puede ser a nivel, laboral, personal, familiar, deportivo, de salud…en cualquier campo-se trata de tirar siempre para adelante. De no estancarse y no conformarse; cada uno a su nivel, porque cuando -ya no tenemos ganas de evolucionar, empezamos a morir lentamente-.

Nunca he sido muy fanático de la filosofía, es más, copiaba como el que más en los exámenes de -el pollo- en el instituto -bueno, en  filosofía, y en casi todas las asignaturas-, pero esto no creo que sea sólo una cuestión de filosofía sólo, sino una reflexión de la propia vida; vida, que por cierto sólo tenemos una. ¿La vas a desperdiciar? Yo no. Piénsalo bien.

Otro día ya os hablo de la 1199, de Abu Dhabi o de carreritas.