Los principios y criterios de una sociedad son los pilares de sus formas de vida, ¿cierto? El problema es que el individuo en sociedad debe someter su autonomía moral entre los límites de la autonomía moral de la misma sociedad.

Rebelde por derecho

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Rebelde por derecho
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Entonces, ¿qué sucede cuando la autonomía moral de la misma sociedad carece de definiciones humanamente lógicas sobre valores como la libertad, igualdad y la seguridad o es incapaz de establecer un orden de prioridades entre valores? ¿Qué sucede cuando los líderes del propio sistema, representados en las administraciones públicas, pierden credibilidad? ¿Qué es lo humanamente lógico?

Teñido por la educación de esta sociedad en la que vivo, rebelde por derecho y luchador de causas, dotado de limitadas luces y poco conocimiento, solo alcanzo a entender una pequeña, casi ridícula parte del problema. Pero aún así, ¡el problema me asusta!

Déjame que localice el problema entre las hojas de apuntes de la historia de la vida de la seguridad vial en España, lo relacione con tres principios lógicos y legales de nuestro sistema social y muestre pequeños pero devastadores ejemplos de nuestra democracia en pañales.

Principio: Sin educación no puede existir la reeducación.

Las sanciones de tráfico que en la mayor parte de las ocasiones tienen por objeto reeducar al individuo en las conductas para la seguridad vial, dando orden al sistema complejo del tráfico, visten de luto este principio. Una persona no puede ser reeducada sin haber sido previamente educada.

Principio: La seguridad debe ser promovida y garantizada por los poderes públicos, dando cumplimiento y fiel respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos y dentro incluso de los principios rectores de la política social.

Durante el año 2010, como en años anteriores, el tipo de accidente con víctimas más habitual ha sido la -salida de la vía-, con 5.796 accidentes por el lado izquierdo de la marcha y 11.779 por el lado derecho. Pese a todo, y como ya hemos dicho en más de una ocasión, un factor asociado a este tipo de accidentalidad como es la adherencia del firme (Coeficiente de Rozamiento Transversal), no ha sido comprobada, estudiada ni analizada para poder determinar, cuando menos, si cumple la norma.

Principio: Ante la acción de protección de la administración, el derecho a la igualdad debe adaptarse y priorizarse hacia las personas de mayor indefensión.

En lo relativo a barreras metálicas de seguridad. Según las normas técnicas en construcción de carreteras, continuamos con la tendencia de no proteger al o los usuarios de motocicletas siempre que se protege a los usuarios de turismo. El derecho a la igualdad, nos debería situar en las mismas condiciones legales que a los usuarios de turismos.

Personalmente me basta con repasar artículos como el 14,17 y 27 de la Constitución Española para declararme fiel a su texto y rebelde por derecho, e invito a entrar en rebeldía para cambiar las actitudes de un sistema, que desde las administraciones públicas de nuestro país, rinde hipócrita pleitesía a las normas, pero son incapaces de cumplirlas, mientras los ciudadanos, como individuos, somos tratados con el látigo de la sanción justificado en la reeducación, como si alguien nos hubiera educado.

Por último, si me refiriera al génesis de las soluciones, soy un firme convencido que la educación vial debe entrar en el curriculum de los alumnos, como una asignatura independiente, adaptada al ciclo y curso y no se asusten, no tiene por qué cubrir todo el periodo anual educativo.

De esta forma, se podrían alcanzar cinco objetivos:

· Dar cumplimiento a la demanda histórica que muestran los textos legales desde 1928, ratificados en el 34 y años posteriores, sobre la necesidad de la educación vial en los colegios.

· Reducir las conductas de riesgo de los ciudadanos.

· Incrementar y garantizar los medios para el conocimiento de las normas.

· El respeto a las normas por los funcionarios públicos de este país, especialmente en el mantenimiento de carreteras, presididas por la moral y la ética. Que en esta acción a largo plazo, tendríamos que esperar que nuestros futuros funcionarios se hicieran mayores.

· La reeducación a través de la sanción, pasará de la inmoralidad más absoluta con la que viste el sistema en ocasiones, a mantener unas cotas decentes dentro de la -lógica humana-.

Por todos- entremos en REBELDÍA.

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